TEMA DE ANÁLISIS
El deterioro del último año fue de 1,5% del PIB, reflejando las dificultades en Argentina y la pésima temporada turística.
Las estimaciones preliminares de la balanza de pagos muestran un saldo en cuenta corriente negativo para los doce meses terminados en marzo de 2019. Este déficit fue equivalente al 0,7% del PIB, situación característica de las tres últimas mediciones, pero que marca una gran diferencia con lo observado un año atrás cuando había un superávit de 0,8% del PIB. La caída fue del orden de 1,5% del producto en un año, por lo que se trata de un movimiento significativo hacia una situación en la que la sociedad uruguaya gasta más de lo que ingresa.
El movimiento es claro pero la magnitud del déficit hasta ahora no es de preocupar, tal como queda ilustrado en el grafico superior del cuadro adjunto. Allí se puede ver el contraste con lo que ocurría hace cinco años, cuando el nivel de déficit de cuenta corriente era de US$ 2.500 millones. En ese entonces, la economía sostenía niveles de consumo e inversión muy altos en un contexto de crecimiento. Desde ese entonces, comenzó un ajuste en las cuentas externas y se llegó a los niveles superavitarios de 2016 y 2017. Situación que se revierte a partir del segundo trimestre del año pasado.
En este pasaje de superávit a déficit en un año, el saldo en cuenta corriente se redujo US$ 893 millones. No hay una causa única en este comportamiento, ya que US$ 519 millones de la caída se corresponden a transacciones corrientes de bienes y servicios y US$ 364 millones al ingreso primario o pago de factores de producción.
Comenzando por la parte comercial, en los dos gráficos de la zona media del cuadro se presenta la evolución del saldo en bienes (izquierda) y servicios (derecha). Si bien los dos tienen signo positivo, hay una caída importante en el saldo de servicios que explica el deterioro del saldo de cuenta corriente, siendo la causa principal la fuerte devaluación y recesión en Argentina. En el último año, hay una caída de US$ 443 millones en el rubro viajes, que es lo que le faltó a la economía básicamente por la menor cantidad de visitas desde el vecino país.
Pero no todo el deterioro del saldo de servicios se explica por el menor ingreso de dinero desde el exterior en manos de los visitantes; también hay una cuota de responsabilidad en la suba de los gastos de uruguayos en el exterior. Por lo tanto, exportamos menos y compramos más servicios y de ahí el deterioro en este saldo. El gasto en el exterior de los uruguayos subió US$ 203 millones en el último año.
El saldo comercial de bienes en su concepción tradicional donde se produce salida o ingreso de mercadería empeoró en el último año, debido a que las exportaciones de mercancías bajaron US$ 324 millones y las importaciones subieron US$ 200 millones. Pero en la metodología actual de balanza de pagos se computa también el resultado de las operaciones de compraventa, lo que provoca en el período una mejora importante (US$ 557 millones). De esta forma, las transacciones comerciales tradicionales empeoraron el saldo, pero el país tuvo una ganancia por la actividad de empresas que operan como mediadores entre compradores y vendedores del exterior. En estos casos, los bienes nunca ingresan al país, viajan desde el país productor hacia el comprador, pero la empresa que hace la doble operación se encuentra en Uruguay.
Esta intermediación tiene volúmenes importantes y la utilidad de la transacción queda registrada en empresas radicadas en nuestro país. De todas formas, como se analiza más adelante, esa utilidad termina saliendo hacia el exterior y solo queda un porcentaje menor en nuestro país y el impacto en el saldo en cuenta corriente termina siendo también menor.
Cuando se consideran todas las operaciones de bienes en conjunto, el saldo en el año terminado en el primer trimestre de 2019 tiene una leve mejora. En el gráfico de la izquierda, en la zona media del cuadro, se puede observar que ya se llevan dos trimestres consecutivos en el nivel de US$ 2.400 millones anuales (más exportaciones que importaciones).
Además de las operaciones comerciales, la cuenta corriente tiene el papel protagónico del rubro ingreso primario. Este concepto refleja los pagos recibidos y enviados al resto del mundo por concepto de remuneración de factores de producción, como ser intereses o dividendos para el capital o salario para el trabajo. Nuestro país es un pagador neto en este concepto, debido a que hay una importante deuda externa y la inversión de extranjeros en nuestro país se incrementó significativamente en la última década y media. En los doce meses a marzo de 2019, el saldo de ingreso primario fue de –US$ 3.966 millones superando el saldo comercial.
En la evolución del ingreso primario aparece una segunda explicación del porqué se deterioró el saldo en cuenta corriente en el último año. Al comparar los períodos de doce meses terminados en marzo de los dos últimos años, se observa un aumento del crédito (dinero recibido desde el exterior) que es inferior a lo que sube el débito (dinero pagado al exterior).
En este último caso los pagos que más aumentaron son los de utilidades distribuidas por parte de la inversión extranjera directa. A su vez, buena parte de estas se corresponden a utilidades de las empresas que hacen las operaciones de compra venta. En el último año, esta salida aumentó US$ 495 millones, un poco menos que los US$ 557 millones del resultado de la operativa.
El resto de la inversión extranjera directa también registra mayores pagos de utilidades y hay un incremento en el pago de intereses para los inversores de cartera y otras formas de inversión. En el total, seguimos siendo pagadores del capital que prestó o invirtió el mundo en nuestro país.
La Posición de Inversión Internacional (PII) refleja la diferencia entre los activos que tienen los uruguayos en el exterior y los pasivos con no residentes que mantiene nuestra economía. El saldo es negativo ya que nuestras deudas (pasivos) superan a nuestras inversiones (activos) en el resto del mundo en US$ 15.691 millones (26,9% del PIB).
Entre los pasivos que tiene el país con no residentes se encuentra la Inversión Extranjera Directa (IED) que al cierre del primer trimestre totalizaba US$ 50.257 millones. Este nivel se alcanza luego de dos años de crecimiento sostenido, tal como se ilustra en el gráfico inferior del cuadro adjunto.
El saldo de cuenta corriente a financiar en el año terminado en el primer trimestre de 2019 asciende a US$ 364 millones y los fondos que ingresaron en la cuenta financiamiento ascendieron a US$ 1.382 millones. Por lo tanto hay una diferencia de US$ 1.019 millones que no tiene explicación y que se presenta en una partida para que cierren los números, que se denomina Errores y Omisiones Netos. Es una cifra muy grande, que puede estar en mayores importaciones o pago a factores no registrados o en la salida de fondos al exterior no identificadas.