Los dilemas en la economía argentina ante la postergación en la eliminación del cepo cambiario

Hay un ministro de economía que cree bastante en intervenir en el mercado de dólares en función de la volatilidad y muchos de nosotros, los economistas, creemos que eso es algo de patas cortas, que dura poco.

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Sebastián Galiani, Profesor en la Universidad de Maryland, integrante del equipo económico de Mauricio Macri (2017-18)
Estefanía Leal. El País

Todos los dilemas que tiene este gobierno argentino respecto a la salida económica pasan por un solo camino: la salida del cepo. “Todo pasa por ahí”, remarca Sebastián Galliani, secretario de Política Económica del Ministerio de Hacienda durante el gobierno de Mauricio Macri. Dice que hay “algunas cosas” del macrismo en el actual gobierno de Milei, aunque difiere con algunas decisiones del ministro Luis Caputo. Opina que quizás “no se debió haber bajado tan rápido la inflación”, priorizando otros pasos. Sostiene que que Milei espera una inflación “aún más baja” para levantar las restricciones cambiariaspero eso le puede poner muy cerca de las elecciones de medio tiempo y podría decidir postergarlo aún más”. Señala que los inversores miran al detalle “la chance de ganar en las elecciones del año próximo y a partir de eso las próximas elecciones nacionales”. Afirma que “los cambios necesitan de ocho años para cristalizarse”. Y añade: “todavía están tratando de desentrañar”algunas señales confusas, pero cuando eso pase se preguntarán “con qué coalición pretende mantenerse en el gobierno”. Galiani estuvo en Montevideo la pasada semana, invitado por la Escuela de Invierno en Métodos y Análisis de Datos de la Universidad Católica. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Cómo definiría el actual momento que está viviendo Argentina, a medio camino de las estrategias dispuestas por la administración Milei?

—A Argentina hoy la veo de esta forma; un país donde la mitad de la población quiere vivir en un país más normal, especialmente desde el punto de vista económico, integrado al mundo, con una macroeconomía estable, con un estado razonable para el nivel de desarrollo. Y hay otra mitad que tiene una visión más del tipo populista en lo económico, que quiere un Estado mucho más intervencionista, que quiere seguir protegiendo industrias que no van a ningún lado, y que no le molesta tanto el déficit fiscal y la inflación. A veces ganan unos, a veces ganan otros, y estamos en ese eterno péndulo…

—¿Cómo se sale?

—No es fácil. Primero, ese país que creó el peronismo por los años ´40, se consolidó en una estructura muy corporativa, de sindicatos muy fuertes, de sectores muy protegidos y de muchos grupos que tienen al Estado como la fuente de su subsistencia. Todos los países de la región que algún momento adoptaron estrategias así, las han ido desarmando. Argentina nunca pudo. A eso, se le sumó el experimento kirchnerista, que agarró al Estado con un tamaño de 25 puntos de producto y lo llevó a 45, y eso no se puede financiar. Argentina no crece desde 2011. Cambiar a Argentina requiere desarmar muchas de esas estructuras, un fuerte ajuste fiscal y una fuerte reducción del Estado, pero además hay que hacerlo en una situación de crisis, que es la que dejó el kirchnerismo. El gobierno que los preceda, tiene dos años para hacer esos fuertes ajustes y luego tiene la elección de medio término, que sin no la gana, todo el mundo empieza a mirar que vuelve la otra coalición, con lo que cualquier intento reformista pierde su fuerza. Es fácil.

—¿Usted identifica que eso le pasó también a Macri?

—Yo formaba parte del gobierno; cuando venían los inversores, trataba de convencerlos de la visión de ir hacia ese país moderno integrado al mundo, que respeta las reglas del juego, con un Estado más chico… pero los inversores me decían: “no me tenés que convencer de eso tenés que convencerme que con ese discurso van a ganar nuevamente y tendrán 8 años para hacerlo, porque nadie lo hace en dos años”. Allí está la clave.
Calzar una cosa con otra, o sea, tomar medidas que generan dolores en la sociedad y luego ganar la elección de medio término, es una ecuación complicada.

—¿En qué etapa de esa ecuación está el gobierno ahora?

—Milei agarró una economía al borde de una hiperinflación, toda una situación muy delicada que atacó de entrada y fue bastante exitoso, bajó el déficit y la inflación muy rápido junto con haber fijado el tipo de cambio. Y ahora tiene un dilema…

—¿Cuál es?

—Quizás el camino óptimo desde el equilibrio macro no era bajar la inflación tan rápido, era mejor primero terminar hacer otros ajustes que no se hicieron. Y ahora el mercado le está pidiendo esos ajustes, pero él políticamente dice no, porque no quiere perder lo que ganó de apoyo político por haber bajado la inflación. Es que si pierde ese apoyo y después la elección de medio término, se termina todo.

—Bajar la inflación era un objetivo, también acumular reservas y por supuesto desmontar el cepo. ¿Puede hacerlo todo a la misma vez?

—Ahí hay otro dilema. Tuvo éxito en lo fiscal, bajó la inflación, aunque todavía sigue alta, y tiene pendiente salir del cepo. Dado que hay una brecha cambiaria importante, si sale del cepo y flota, eso va a implicar alguna suba de la inflación por unos meses. Yo diría que la acumulación de reservas es menos importante. Lo primordial es salir del cepo. Mientras no salga, todo el mundo va a estar esperando ese momento y por lo tanto, asumiendo que en algún momento va a haber un salto en la inflación; eso hace más difícil bajar la inflación hoy. Y además, porque es imposible crecer con una brecha cambiaria de 30 a 40%. ¿Quién va a invertir con esas condiciones?

—¿Es una cuestión de timming?

—Parece que el presidente prefiere salir del cepo cuando la inflación esté en uno; o sea, va corriendo el arco, procurando cuidar lo que ha logrado hasta ahora. Pero eso, termina trayendo más incertidumbre, porque uno se pregunta si darán los tiempos…

—¿Qué es lo que define esos tiempos?

—El tema es, ¿qué pasa si no se llega a una inflación de 1% hasta marzo del año que viene? En ese momento, seguramente haya que evaluar si es oportuno hacerlo tan cerca de las elecciones y tener un rebote inflacionario asociado, en un momento político tan sensible.
Pero hay otros dilemas vinculados con el cepo…

—¿Cuáles son?

—Salir del cepo le aumenta el déficit al gobierno. La deuda pública es muy abultada, y de hecho el gobierno de Milei la incrementó, porque pasó toda la deuda del Banco central al Tesoro. Esa deuda, manejada en un contexto de represión financiera, con lo cual se paga una tasa de interés menor a la que se pagaría sin cepo, con libre movilidad de capitales. O sea salir del cepo también le aumenta el déficit al gobierno, por la cuenta de intereses. Eso es un dilema porque Argentina tiene todavía el riesgo país muy alto y necesita volver al mercado de capitales para refinanciar la deuda.
Entonces, un dilema es cuándo va a salir del cepo y si sale, si serán suficientes las medidas fiscales que se han tomado como para que el riesgo país baje y Argentina vuelva a acceder al mercado de capitales. Si no logra esas dos cosas, va a tener problemas macroeconómicos nuevamente.

—Y en ese contexto, aparecieron las medidas de emisión cero anunciadas por el ministro Caputo. ¿Son acertadas?

—Son confusas, y así fueron recibidas. Se anunció que iba a haber emisión cero de la base monetaria y eso es extremadamente restrictivo, puede ser muy recesivo. Si la emisión es cero y la inflación sigue en 3%, el apretón monetario es muy fuerte. Pero además, suponiendo que baja la inflación, pero entonces aumenta la demanda de dinero. De una forma u otra, un apretón tan fuerte puede generar una suba muy fuerte de la tasa de interés. Lo trataron de corregir, diciendo que en realidad no es la base monetaria como se la conoce normalmente sino la base monetaria ampliada a abril de este año, pero eso implica que pueden duplicar la cantidad de dinero, o sea que en ese contexto no hay algo que lo limite mucho en el corto plazo. En el contexto del cepo no hay una forma clara de definir una regla monetaria. Mientras haya cepo, todo es discrecional.
Hay un ministro de economía que cree bastante en intervenir en el mercado de dólares en función de la volatilidad y muchos de nosotros, los economistas, creemos que eso es algo de patas cortas, que dura poco.

—¿Cómo se han afectado las expectativas con esta incertidumbre?

—Hoy día las expectativas todavía son muy buenas; las proyecciones de los bancos de inversión y del banco mundial y el fondo monetario para el año, proyectan un crecimiento que va entre 4 y 5% y una inflación estaría entre 30% y 40%. Si eso se cumple, a Milei le iría bien en la elección.

Sebastián Galiani
Sebastián Galiani
Estefanía Leal, El País

—¿Hay riesgo de que esas expectativas se deterioren con los mensajes confusos?

—Creo que hay dos riesgos, uno es si se sale del cepo y la inflación sube más de lo esperado, eso va a cambiar esas expectativas. La otra alternativa es que no se salga del cepo y se empiece a pensar que para llegar a las elecciones va a empezar a haber más y más restricciones sobre las importaciones y eso va a afectar la proyección de crecimiento. Pero también hay un camino en el que la inflación baja en los próximos dos o tres meses y se acerca al 2 o al 1 como dice el presidente, se sale el cepo todavía este año, la inflación sube un poco pero no mucho y vuelve a bajar, y esas expectativas se consolidan. Yo diría, la moneda está en el aire…

—¿Cuál sería el camino óptimo?

—Que la inflación baje rápido, que el gobierno pueda salir del cepo este año y que eso venga con un buen acuerdo con el FMI

—Argentina necesita inversiones; ¿pueden llegar con el cepo aún vigente?

—No, Sin remover el cepo, lo que se tendrá es mucha menos inversión de la que se podría. Será difícil un acuerdo con el Fondo y además te va a afectar el crecimiento de la economía. Todos los caminos conducen a que hay que salir del cepo. Hay que ver el momento, pero insisto que si no se sale este año, va a ser más difícil.

—¿Qué se necesita para alcanzar un buen acuerdo con el FMI?

—Salir del cepo. Ese es el centro de todo. Para los próximos vencimientos hay unos meses por delante aún, aunque eso genera incertidumbre y eso se refleja en el riesgo país. Si se sale del cepo, se consolidan las expectativas del buen escenario y se abren los mercados de capitales.

—¿Hay condiciones para sostener el actual superávit fiscal?

—Creo que sí, una parte importante de ese ajuste tuvo que ver con que la inflación se aceleró e hizo caer el gasto en términos reales. En algunas partidas muy importantes, caso las jubilaciones, esa caída fue consolidada por el cambio de la fórmula de ajustes. Otro tema era la deuda con las energéticas, que ya es una cuestión arreglada. Lo otro que es importante es el impuesto país, así que cuando lo pierdan en diciembre, hay que ver cómo se van a recuperar esos recursos; parte va a venir de la reinstalación del impuesto a las ganancias y parte de la reactivación de la economía.

—¿Los mercados le creen a Milei?

—Los mercados creen en la convicción de Milei. A Macri le creían y la pregunta era si él le iba a ganar al kirchnerismo, si iba a poder mantener el capital político; con Milei todavía no se están haciendo esa pregunta, todavía están enfocados en qué va a hacer Milei con la política monetaria y cambiaria, porque ha dicho tantas cosas que hay mucho ruido con eso. Esa incertidumbre es mala, pero cuando se pase esa etapa, la pregunta será: ¿cuál es la coalición política de Milei para las elecciones del año que viene?

—¿Hay datos macro que le dan algo de aire en la economía real?

—Sí, por ejemplo, los salarios reales se están recuperando; no hay dudas que lo peor de la recesión ya pasó, pero no está claro todavía a qué velocidad se va a salir, los datos todavía no permiten ver eso.
Una vez que se de las restricciones cambiarias y pase todo el efecto que, como decíamos, se va a generar con un impulso inflacionario, tendremos claro cómo seguirá la economía. Confío en que el país se encaminará en un crecimiento más sostenido, basado en inversiones y exportaciones. Un gran cambio con respecto a los últimos 15 años. La riqueza que Argentina tiene en el gas y petróleo que viene de Vaca Muerta es una realidad, lo que se necesita son nuevas inversiones que nos permitan aprovechar esa riqueza.

—Pero también Argentina tiene una deuda enorme con la pobreza…

—Sí, pero insisto que lo peor ya pasó. Mejoraremos, no mucho por ahora. También es cierto que la gente no culpa a Milei por esta situación. Saben que es consecuencia de las condiciones en que estaba el país.

—¿Cuánto de Macrismo hay en la gestión económica de este gobierno?

—Creo que hay una visión de largo plazo que es consistente entre el modelo económico que tiene Milei y el que tenía en la cabeza Macri. Obviamente, Milei es libertario y Macri un liberal clásico, tienen miradas distintas, pero desde el punto de vista práctico quieren lo mismo: equilibrio fiscal, integración al mundo, reglas de juego claras, seguridad para la inversión, estabilidad macroeconómica, baja inflación. Y también coinciden, en términos generales, en los instrumentos.
En lo que no hay macrismo es en los funcionarios, porque por ejemplo el ministro Caputo se incorporó a título personal. Y en algunas decisiones pudo haberse tomado otro camino. La opinión de Macri es que ya habría que haber salido el cepo.

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