Las familias pobres viven en barrios en desventaja. ¿Por qué no se mudan? ¿Es sólo una cuestión económica? Una explicación de esta forma de comportarse es que les falta información o hay barreras importantes que le impiden mudarse.
Los niños y su barrio
El barrio donde vive una persona impacta su futuro. Investigaciones recientes muestran que los niños chicos que se mudan a barrios con mejores escuelas, mejores servicios, más seguridad, etc., tienen mejores resultados educativos y laborales cuando se convierten en adultos. Pero entonces, ¿por qué las familias pobres permanecen en barrios pobres, aún cuando viven cerca —incluso a unas pocas cuadras— de otros barrios con mejores perspectivas? Una explicación de esta opción de seguir viviendo en un barrio pobre es, quizás, vivir cerca de su comunidad o de otros familiares, o sentirse más cómodo compartiendo su vida diaria con determinado perfil étnico.
Acaba de publicarse en American Economic Review la evaluación de impacto de un programa piloto que se aplicó en dos zonas pobres de Estados Unidos. El estudio se titula “Creating Moves to Opportunity”, y lo lidera Raj Chetty (Harvard University) entre otros.
El programa piloto
Hicieron un llamado y se presentaron 712 familias de escasos recursos. Al azar, eligieron a la mitad de esas familias. A las que salieron sorteadas las invitaron a un programa piloto. Les daban información acerca de las localidades con buenas oportunidades, ayuda económica para hacer posible mudarse a otro barrio, acompañamiento personal durante el proceso de elección de casa, y los conectaban con los propietarios de viviendas. El resultado fue muy bueno: más del 50% de las familias que participaron en el programa se mudaron a barrios con mejores perspectivas de movilidad social.
Los investigadores se entusiasmaron con los resultados del programa. Pero se quedaron pensativos acerca de cuál de los tres mecanismos (información, dinero, ayuda personal) es el mecanismo clave. Así que diseñaron un segundo plan piloto: a unas familias les dieron solo información, a otras les dieron solo dinero para la mudanza, y a otras les dieron las tres cosas (información, dinero, y ayuda personal). Encuentran que nadie le gana al programa original: darles a las familias el combo completo (información sobre los barrios prósperos, dinero para mudarse, y ayuda personal) tiene 5 veces más impacto que los otros programas aislados.
Entrevistaron a las familias para saber por qué el combo completo es muy efectivo. Respuesta: las familias enfrentan una restricción económica importante para hacer la primera movida —necesitan dinero— y, al mismo tiempo, valoran mucho el apoyo emocional para identificar soluciones habitacionales adecuadas —necesitan información— y asesoramiento para negociar con los propietarios, o sea, necesitan acompañamiento personalizado.
Acompañamiento personalizado
Uno de los componentes clave del programa es el coaching personal. Lo lleva a cabo una ONG. Contactan a las familias y las ayudan a través de reuniones presenciales, llamadas por teléfono, emails, y mensajes de texto. En promedio le dedican 6 horas a cada familia. En su primera reunión, las personas contratadas por la ONG se dedican a charlar con la familia para crear un ambiente propicio y entender las particulares circunstancias y objetivos que tiene esa familia. Les muestran a las familias los mapas donde aparecen las zonas con buenas oportunidades de movilidad social e intercambian ideas sobre cuál sería el barrio que les convendría más a esa determinada familia. También le cuentan en detalle a la familia en qué consiste la ayuda económica para cubrir los costos de mudanza y depósitos que exigirá el propietario. Se muestran disponibles para acompañar a la familia a visitar las posibles casas y reunirse con los propietarios. El coaching a las familias también incluye la ayuda con todo el papeleo legal y barreras que puedan enfrentar (por ejemplo, historia crediticia personal). Las personas empleadas por la ONG están en permanente contacto con las familias durante todo el proceso, incluso dos semanas después de que se concrete la mudanza (también las ayudan a encontrar escuelas para sus hijos, servicios públicos de la zona, etc.).
Costo del programa
Una pregunta clave para cuando evaluamos el impacto de un plan piloto: ¿cuánto costó el programa? ¿Compensa gastar ese dinero? El programa costó US$ 2.670 por familia. ¿Y qué beneficio económico tiene mudarse a un barrio mejor? El niño tendrá otras oportunidades y a futuro tendrá mejor educación y mejor trabajo. Si tomamos en cuenta los mejores salarios que recibirá en su vida, los beneficios del programa por familia se estiman entre US$ 27.000 y 82.000. Ya se ve que el programa rinde: cuesta 2.670 y genera beneficios para las personas por 27.000 en el peor de los casos (y genera US$ 6.000 de impuestos que van a las arcas del Estado).
¿Siguen viviendo en el nuevo barrio?
Los citados investigadores encuentran que las familias que se mudaron hacia barrios con buenas perspectivas económicas perseveran y siguen viviendo en su nuevo barrio al pasar los años. Y no sólo permanecen: también reportan estar muy satisfechos con haberse mudado.
En definitiva, no es que las familias pobres quieren quedarse en barrios pobres porque allí están sus familiares o se sienten más cómodos: las familias pobres quieren mudarse a barrios con mejores oportunidades, pero necesitan información, un empujón monetario y consejos personalizados. Si se quiere evitar la segregación social y que haya “dos Uruguay”, es una buena idea replicar el programa que estudiaron Chetty y sus colegas.
-Alejandro Cid es Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad de Montevideo.