El jueves 24 de octubre, el INE publicó el último dato del mercado laboral, que nos lleva a reflexionar sobre las tendencias y el futuro del empleo en Uruguay. ¿Qué cambios se observan a nivel sectorial? ¿Cómo se posiciona Uruguay en un mercado laboral cada vez más digital y marcado por la inteligencia artificial? La clave seguramente se encuentre en integrar la tecnología en sectores tradicionales y adaptar políticas para preparar a la fuerza laboral para los desafíos de una economía en transformación.
Análisis del Mercado Laboral Reciente
En septiembre de 2024, el mercado laboral uruguayo mantiene un marcado dinamismo. Los datos muestran mejoras en los niveles de actividad, empleo y desempleo en comparación con los meses previos del año y también respecto al mismo período de 2023. Específicamente, se destaca la evolución de la tasa de empleo, que en términos desestacionalizados, alcanzó en septiembre su nivel más alto desde mediados de 2015, situándose en un 59,5%.
Durante este mes, la tasa de actividad aumentó a 64,7%, frente al 63,8% registrado en septiembre de 2023, y la tasa de empleo mejoró a 59,5%, en comparación con el 58,5% del año anterior. En consecuencia, la tasa de desocupación se redujo a 8,1%, desde el 8,3% de septiembre de 2023. Además, el número total de personas ocupadas creció hasta las 1,749 mil, mientras que el número de desempleados disminuyó, situándose en 154 mil. Por su parte si se analiza el comportamiento del mercado laboral en términos trimestrales, el tercer trimestre muestra una mejora significativa en todos sus indicadores. Este período se destaca por registrar los avances más sólidos del año, consolidando una tendencia positiva en el mercado de trabajo uruguayo.
Distribución del Empleo por Sector
En agosto de 2023, el empleo en Uruguay se distribuyó principalmente en el comercio (26,6%), seguido por salud, educación y otros servicios (25,6%). Las actividades profesionales abarcaron el 10,7%, la industria el 9,2%, y las actividades primarias y la construcción representaron el 7,6% y 7,3%, respectivamente. La administración pública empleó al 7% de la población, mientras que el sector de información y comunicación y el de electricidad, gas y agua tuvieron participaciones menores, con 2,5% y 1,1%. Un 2,4% de los empleados no se clasificaron en ninguna rama específica. En términos de su evolución se observa que la estructura se ha mantenido estable.
Si bien con baja participación en la distribución, el sector de Tecnologías de la Información (TI) ha emergido como uno de los principales generadores de empleo. Según el último Monitor Laboral TI: Demanda de Talento e Industria TIC en los Portales de Búsqueda de Empleo, publicado por el Observatorio TI de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI), el 24% de la demanda laboral en Uruguay está vinculada a este sector. El informe, analizó las oportunidades de empleo publicadas en portales del país entre noviembre de 2022 y octubre de 2023. De las 67.215 vacantes relevadas, 12.001 correspondieron a perfiles tecnológicos, representando un 18% de la demanda total. Por supuesto que podríamos pensar que existe cierto sesgo en estos portales hacia el sector tecnológico.
Sin embargo, el crecimiento en la demanda de talento tecnológico subraya una nueva realidad, reflejando la importancia de la digitalización y las nuevas tecnologías en la economía nacional.
Sin dudas, en el corto plazo, concentrar los esfuerzos de política laboral en los sectores que hoy generan más empleo puede parecer una estrategia efectiva.
De todos modos, una visión de largo plazo debe enfocarse en un cambio estructural del mercado laboral, integrando la tecnología en todos los sectores. Esto, por ejemplo, no implica dejar de ser un país agroexportador, sino, al contrario, fortalecer la actividad mediante la adopción de tecnologías avanzadas, haciendo que cada sector sea más productivo y competitivo en un entorno global.
El sector de Tecnologías de la Información (TI), aunque aún pequeño en empleo total, seguirá liderando la demanda laboral y transformando otros sectores. Las políticas a largo plazo deben facilitar la adopción de habilidades especializadas y programas de reconversión laboral para que los trabajadores en sectores tradicionales se adapten a la era digital.
Con lo cual, en el contexto de la actual transformación económica y tecnológica, Uruguay enfrenta el desafío de adaptar su mercado laboral para generar más y mejores oportunidades de empleo. La Academia Nacional de Economía, a través de su centro de análisis y propuestas Pharos, impulsó el estudio "Más y Mejor Trabajo", que identifica los obstáculos en la legislación laboral y propone soluciones para que el país se adapte a un entorno competitivo en constante evolución. El diagnóstico incluyó encuestas a 340 directivos, empresarios, dirigentes sindicales y consultas a expertos en derecho laboral. Las soluciones se dividen en horizontes de corto y mediano/largo plazo. A corto plazo, se sugieren reformas legislativas inmediatas, como proyectos de ley sobre modificaciones en categorías laborales, jornadas, descansos, y contratación de jóvenes y profesionales en TI. En el mediano y largo plazo, las propuestas se centran en iniciativas no legislativas para reentrenar a la fuerza laboral, promover la movilidad laboral y redefinir los objetivos de las negociaciones salariales. Estas medidas requieren acuerdos políticos amplios y un enfoque estratégico para preparar a la fuerza laboral ante los desafíos del futuro.
La inteligencia artificial como clave para el futuro competitivo de Uruguay
En un mundo cada vez más orientado hacia la inteligencia artificial (IA), Uruguay enfrenta el reto de adaptarse a esta transformación para mantenerse competitivo. La inteligencia artificial (IA) está transformando rápidamente la economía global, y, según el FMI, podría sumar entre 7 y 14 puntos porcentuales al PIB mundial en la próxima década. No obstante, su impacto en los mercados laborales será desigual, con hasta un 40% de los empleos en riesgo, sobre todo en manufactura y servicio. Según este estudio, trabajadores con estudios superiores y mujeres estarán mejor posicionados para beneficiarse, mientras que los mayores y menos calificados enfrentarán más dificultades para adaptarse, lo que podría ampliar las brechas laborales y de ingresos.
Para mitigar posibles efectos, las economías deben adaptar sus marcos regulatorios y facilitar la transición laboral; las economías en desarrollo deben invertir en capital humano y tecnología para no quedarse atrás.
Las economías avanzadas sentirán primero estos efectos debido a su dependencia de roles intensivos en habilidades cognitivas, lo que podría acentuar las desigualdades si el capital se beneficia más que los salarios. Para mitigar estos efectos, las economías avanzadas y emergentes deben adaptar sus marcos regulatorios y facilitar la transición laboral; las economías en desarrollo deben invertir en capital humano y tecnología para no quedarse atrás.
El Índice de Preparación de los Gobiernos para la IA de Oxford Insights y el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo evaluó este aspecto en 2023. América Latina y el Caribe obtuvo un puntaje promedio de 41,5, ubicándose sexta entre nueve regiones, con Brasil, Chile, Uruguay, Colombia y Argentina destacados por su capacidad gubernamental. Sin embargo, la región tiene un desfase de casi 10 puntos en innovación tecnológica respecto al promedio global, lo que evidencia la necesidad de fortalecer esta dimensión para enfrentar la transformación de la IA.
- Sofía Harguindeguy y Mateo Barreiro. Consultoría Económica de Grant Thornton Uruguay y Paraguay