NBD, un banco de desarrollo "por y para" los emergentes

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Marcos Troyjo – Presidente del Nuevo Banco de Desarrollo. Ex viceministro de Economía de Brasil.

ENTREVISTA

Todos los bancos multilaterales juntos representan menos del 5% de la demanda de inversiones en infraestructura en el mundo. El abismo es enorme.

A comienzos de setiembre, Uruguay fue admitido como nuevo miembro del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), una institución surgida hace tan solo seis años, por impulso de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y que busca convertirse en una institución multilateral líder, “por y para los países en desarrollo”, afirma su presidente, el brasileño Marcos Troyjo (*). Sobre su rol en la institucionalidad global, las diferencias con otras instituciones de desarrollo y los principales objetivos a mediano plazo, Troyjo brindó una entrevista a Economía & Mercado. Troyjo destaca las razones por las cuales se decidió integrar a Uruguay, “un país con excelencia en el ámbito del multilateralismo económico”, aseguró. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Cuál fue el objetivo de crear un banco de estas características?

—El Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) sirve sobre todo como plataforma de cooperación en proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible para algunas de las más importantes economías emergentes.
El NDB es el primer banco multilateral, con alcance global, establecido exclusivamente por países en desarrollo. Los miembros prestatarios tienen y mantendrán el control de la institución. Esta gobernanza asegura una estrecha colaboración entre el Banco y sus miembros.

—Pero, ¿se complementa —o compite— con otros bancos de desarrollo, como el BID?

—No competimos. Nos complementamos. Todos los bancos multilaterales juntos representan menos del 5% de la demanda de inversiones en infraestructura en el mundo. El abismo es enorme. Es por eso que los nuevos actores son bienvenidos.
El NDB se suma a instituciones como el Banco Mundial y otros multilaterales para llenar este vacío. Tenemos una estructura ágil, con cerca de 250 empleados en todo el mundo. Esto le permite al NDB un dinamismo mayor. Ya son US$ 30 mil millones aprobados desde la fundación del Banco hace seis años.
Tenemos un rol importante que jugar en el incremento de la disponibilidad de capital de largo plazo para proyectos de infraestructura.

—¿Qué tipo de interacción mantiene con otros organismos multilaterales? ¿Se siente parte del "sistema" de instituciones que actúa a nivel global?

—Tenemos acuerdos de cooperación con los bancos multilaterales más relevantes de cada región y con el Banco Mundial. Cofinanciamos proyectos y programas de emergencia, como los de respuesta a la pandemia. El NDB también está presente en los principales foros de coordinación de los bancos multilaterales, donde intercambiamos puntos de vista sobre la economía global.

—Las inversiones han sido en proyectos preferentemente de infraestructura. Es el corazón estratégico del rol del banco. ¿Hay otros?

—El foco principal del NDB es la infraestructura, un sector con un gran efecto multiplicador para toda la actividad económica.
Sin embargo, también prestamos especial atención a la agenda de sostenibilidad y ESG. El NDB es el primer banco multilateral en tener un compromiso con el desarrollo sostenible inscrito en su acuerdo fundacional. Todos los proyectos apoyados por el NDB contribuyen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La demanda de ese tipo de inversiones sigue creciendo en los países en desarrollo y nosotros estamos bien posicionados para responder a esa tendencia.

—¿Puede mencionar algunos de los proyectos emblemáticos financiados en este período?

—Por ejemplo, cofinanciamos en Brasil el más grande complejo de energía solar de América Latina. Apoyamos proyectos de rehabilitación de aguas urbanas y prevención de inundaciones en China. Cofinanciamos plantas hidroeléctricas en Rusia. Además, movilizamos recursos para carreteras de peaje en Sudáfrica, y estamos participando de la extensión del metro de Mumbai, en India.

—¿Con qué capital cuenta y cuál es la operativa para financiar proyectos?

—Además del capital de los socios, el NDB accede al mercado de capitales para movilizar recursos. Con un rating crediticio AA+, el banco tiene acceso a tasas muy competitivas. Nuestra base de inversores incluye bancos centrales, fondos institucionales, bancos comerciales y también fondos soberanos de varios países de todo el mundo.

—¿Cómo ha evolucionado la capacidad crediticia y la operativa del banco desde su fundación?

—En su primer año de funcionamiento, en 2016, el NDB aprobó alrededor de US$ 1,5 mil millones. En 2020, superamos la marca de los US$ 10 mil millones, hacer frente a los desafíos que trae la pandemia. Durante los próximos 5 años, se espera que el Banco invierta alrededor de US$ 35 mil millones en los países miembros. Es una marca significativa para una institución que hace 6 años solo existía en papel.

—Cuando fue fundado, hace seis años, la coyuntura global, y la de los Brics era otra. ¿Su rumbo se mantiene inalterado o hubo que ajustar estrategias?

—Si bien la situación económica en el mundo ha cambiado, los desafíos a los que el Banco se propone responder son estructurales. La demanda de infraestructura permanece y el desafío de satisfacer esta demanda en línea con los ODS también permanece.

— ¿La pandemia modificó sus prioridades?, ¿de qué forma actuaron?

—Como resultado de la pandemia, nuestros esfuerzos se reorientaron momentáneamente para apoyar las respuestas sanitarias y sociales de los países miembros. Hemos destinado US$ 5 mil millones para acciones de emergencia para combatir la pandemia y hemos asignado otros US$ 5 mil millones para programas de recuperación económica.
Poco a poco, reanudamos proyectos de acuerdo con nuestro mandato original. Pero lo estamos haciendo teniendo en cuenta las transformaciones provocadas por la pandemia.

—¿Cuál es su visión sobre la coyuntura actual de la economía global? ¿Qué necesitan los países para sortear los problemas de crecimiento, fiscales y de endeudamiento generados en la pandemia?

—2021 es un año de recuperación. Claro que factores como la mutación del virus y sus efectos sobre la duración del ciclo de la pandemia, o las fuertes presiones inflacionarias, contribuyen para una atmosfera de incertidumbre. En ese contexto, trabajar para el crecimiento es fundamental. Los países deben seguir combatiendo a la pandemia y sus efectos socioeconómicos, al mismo tiempo que trabajan por reformas estructurales e inversiones. Y es allí donde los bancos multilaterales pueden ayudar mucho.

—Antes en el tiempo, cuando se dio forma a los Bric, se proyectó que serían "las nuevas potencias". A excepción de China, la situación ha sido diferente para el resto de los países. ¿Se sigue proyectando ese futuro para los socios fundadores de los Bric?

—Es cierto que los miembros de los Brics han vivido diferentes trayectorias económicas recientes, pero se mantienen los factores estructurales que aseguran su relevancia e inserción económica.
Los Brics, sin contar a China hoy tienen un producto interno bruto (PIB) medido en términos de paridad del poder adquisitivo (ppa) de US$ 18 trillones. Contando China, los Brics en términos de PIB (ppa) son más grandes que el conjunto del G7…

—Pero más allá de esa referencia al G7, tienen enormes deficiencias estructurales para competir a ese nivel. ¿Qué necesitan para jugar en esa liga?

—En la economía contemporánea, el gran desafío es la innovación. Los países deben utilizar sus ventajas comparativas para dirigir los recursos a la agregación de valor. Eso implica aumentar la proporción de inversiones en investigación y desarrollo como porcentaje del producto interno bruto. Esto solo es posible mediante una combinación virtuosa de reformas estructurales y una estrategia a largo plazo.
El hecho es que un mundo en el que el crecimiento está liderado por los mercados emergentes permite nuevas geometrías de comercio e inversiones. Y de esas nuevas geometrías pueden resultar los recursos disponibles para la construcción de economías basadas en la innovación.
Le doy un ejemplo. Las exportaciones de Brasil para algunos países emergentes de Asia (China + Asean) en los ocho primeros meses de 2021 suma US$ 80 mil millones. Las exportaciones brasileñas para toda Unión Europea han sido de US$ 25 mil millones en el mismo período. Eso era inimaginable hace veinte años.

—La presencia de una institucionalidad propia como los NBD, ¿reposiciona desde el punto de vista geopolítico a los Brics?

—El NDB es una vigorosa iniciativa establecida por los cinco países fundacionales. El Banco se convirtió en una potente plataforma de cooperación de los países emergentes. En el proceso de expansión que empezamos, más emergentes importantes e influyentes en foros multilaterales —como Uruguay— deben juntarse al Banco. Con eso, la posición de los Brics se enriquece y se potencia en base a intereses comunes en comercio, inversión e integración.

— ¿Qué requisitos deben reunirse para acceder a los servicios de NBD?

—El NDB está abierto a todos los países miembros de las naciones unidas. Pero llevaremos a cabo el proceso de expansión de forma paulatina y con el objetivo de un cierto equilibrio regional.

— Pero, ¿podría explicitar los requisitos prioritarios y qué perfil de países son los principales candidatos?

—Como plataforma de cooperación de países emergentes, es natural que esos sean los primeros a acceder a la institución. Estamos trabajando para que economías importantes y dinámicas se unan gradualmente al Banco en los próximos años. El proceso es orientado por nuestra Asamblea de Gobernadores y considera puntos como dinamismo económico, rating, demanda por proyectos de infraestructura, trayectoria en otras instituciones multilaterales.

— ¿Por qué Uruguay como miembro?, ¿qué le aporta al NBD?

—Uruguay ha logrado importantes avances y alcanzado uno de los PIB per cápita más altos de América Latina. Es un país con excelencia en multilateralismo económico.. Es uno de nuestros primeros nuevos socios, y estamos orgullosos de haber comenzado con éxito nuestro proceso de expansión de membresía justo cuando hay tanto escepticismo sobre el valor de una economía global más integrada. Además, la presencia de Uruguay como miembro del NDB posibilita proyectos de integración entre Brasil y Uruguay…

—Precisamente, ¿qué proyectos de integración entre Uy y Br posibilita la presencia de NDB?

—Hay muchas oportunidades de inversión en Uruguay, desde áreas como infraestructura logística destinada al comercio —carreteras, ferrocarriles y puertos— hasta infraestructura urbana, social y digital, energía limpia y otros.

—¿Ya existen proyectos concretos?

—Aún no. Como una “demand driven institution”, el NDB recibirá de Uruguay sus prioridades para la programación de proyectos específicos, públicos y privados. Lo mismo se hará con Brasil en términos de proyectos de integración infraestructural entre los dos países.

(*) Marcos Troyjo fue viceministro de economía de Brasil hasta el año pasado; se desempeñó como secretario especial de Comercio Exterior y Asuntos Internacionales y, representó al Gobierno brasileño en las juntas de las instituciones multilaterales de desarrollo. Además, presidió la Comisión de Financiamiento Externo de Brasil y el Comité Nacional de Inversiones. También fue cofundador y Director del BRICLab en la Universidad de Columbia, Estados Unidos y es miembro del Consejo del Futuro Mundial sobre Comercio Internacional e Inversión del Foro Económico Mundial (FEM).
Economista, politólogo y diplomático, tiene una maestría y un doctorado en sociología de Relaciones Internacionales de la Universidad de São Paulo y realizó estudios posdoctorales en la Universidad de Columbia. Es alumno del Instituto Rio Branco, la academia diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil.

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