OPINIÓN
Un trabajo conjunto de ocho centros de estudio de América Latina se abocó a medir el desarrollo a nivel territorial subnacional en ocho países de la región.
Un nuevo estudio realizado sobre desarrollo en diferentes regiones de América Latina, confirma la brecha existente entre los máximos estándares a nivel internacional y cualquiera de las regiones estudiadas en nuestro subcontinente.
Desde el pasado 14 de octubre de 2020 en el sitio web www.iderelatam.com se pueden ver los resultados del Índice de Desarrollo Regional para Latinoamérica (Idere Latam), una ambiciosa propuesta para medir el desarrollo a nivel territorial subnacional de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, El Salvador, México, Paraguay y Uruguay (regiones, provincias, estados y departamentos, según el caso), a las que de manera genérica se les llama "regiones". El estudio alcanza a 182 regiones, lo que representa el 82% de la población Latinoamericana. En el referido sitio web se puede ver el desempeño de las diferentes regiones en gráficas y mapas, además de estar disponible también un documento descargable que analiza toda la información.
Esta iniciativa nace de la articulación y trabajo conjunto de ocho universidades y centros de estudio de América Latina, liderados por el Instituto Chileno de Estudios Municipales (Ichem) de la Universidad Autónoma de Chile y el Instituto de Economía (Iecon) de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República del Uruguay. Las instituciones que también forman parte de este proyecto latinoamericano son: Fundación Getulio Vargas (Brasil), Universidad de Los Andes (Colombia), Universidad de Guadalajara (México), Universidad Tecnológica Nacional (Argentina), el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Paraguay) y la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (El Salvador). A su vez, se cuenta con el apoyo de la Red Iberoamericana de Estudios de Desarrollo (RIED).
El Idere Latam es una herramienta que permite analizar trayectorias y asimetrías territoriales en ocho dimensiones (ver gráfica 1) que consideran 25 variables, reflejando aspectos críticos para el desarrollo de las personas: Educación, Salud, Bienestar y Cohesión, Actividad Económica, Instituciones, Seguridad, Medio Ambiente, Género. Su construcción permite una lectura sencilla, ya que cada una de las variables, y por lo tanto la agregación de las mismas, están normalizadas entre 0 y 1, siendo 1 el máximo nivel posible de desarrollo. La referencia para los niveles máximos es la comparación internacional, considerando para cada variable el valor del país que tiene un mejor desempeño a nivel mundial. Los mínimos refieren al peor desempeño en cada variable en América Latina. Por lo tanto, el Idere permite la comparación interna entre regiones de un mismo país, comparar regiones de dos países diferentes y, al mismo tiempo, es una referencia absoluta respecto a cuánto alcanza una región del máximo valor teórico de desarrollo (1,00).
¿Cómo es la situación del desarrollo territorial en América Latina?
En primer lugar, se destaca que ninguna región de América Latina alcanza un desarrollo muy alto, es decir que ninguna alcanza un Idere de 0,7. Esto visibiliza una relevante brecha entre los máximos estándares a nivel mundial y las regiones latinoamericanas. Adicionalmente, sólo el 7% (13 regiones de 182 medidas) pertenecen al grupo alto de desarrollo, mientras que el 58% (105 regiones) están entre los niveles medio a medio bajo. A su vez, en el nivel bajo hay 7 regiones (4%).
Se observa una visible y notoria heterogeneidad en el desarrollo regional de América Latina. En términos generales, buena parte de las regiones que alojan a las capitales nacionales suelen tener los niveles más elevados de desarrollo en sus respectivos países. En todos los países, en mayor o menor medida, se observan dinámicas regionales que identifican áreas geográficas de rezago y otras de situación privilegiada. Es de destacar el caso de Brasil, donde es muy clara la brecha de desarrollo territorial entre el norte y el sur. Pero sin dudas, el país con mayores heterogeneidades territoriales es Colombia, mostrando las brechas más importantes, con el extremo de Bogotá ocupando el lugar 37 en el ranking Latam, con un nivel medio alto de desarrollo, y Vichada ocupando el último lugar (182), con un nivel bajo de desarrollo.
El segundo gráfico que acompaña este artículo muestra el rango de desarrollo en el que se encuentran las regiones de los diferentes países, reportando el valor máximo, mínimo y promedio, con la referencia del promedio Latam (línea punteada). En primer lugar, se destaca que en el nivel de desarrollo alto predominan las regiones de Chile y Uruguay (6 de cada país), además de CABA de Argentina. En segundo lugar, el rango medio alto es en el único en el que conviven regiones de todos los países medidos. Aquí las mayores prevalencias son, en orden, de Argentina, Uruguay y Chile. Por otra parte, en el nivel medio hay una fuerte presencia de regiones de México, Colombia y Brasil, mientras que ya no se observa presencia de regiones chilenas ni uruguayas. Por otra parte, en la zona media baja, México y Colombia mantienen una alta prevalencia, además de regiones de Paraguay y El Salvador. Finalmente, en el nivel bajo de desarrollo (un Idere menor que 0,3) hay regiones de Colombia, El Salvador y Paraguay.
¿Qué desafíos tenemos en Uruguay?
Montevideo es la primera región del ranking Idere Latam y junto con Maldonado, Canelones y Río Negro, están entre las primeras 10 regiones del ranking. El departamento peor situado en el ranking Latam es Durazno, en el lugar 58 (entre 182). De todas formas, se ubica por encima de la media. Estos buenos resultados generales en el Idere Latam se ven desafiados por los resultados no tan halagadores en algunas dimensiones. Por ejemplo, en la dimensión educación (donde la mejor región Latam es la Ciudad Autónoma de Bs As), Montevideo (que es la primera región en el Idere global) baja al lugar 23 en el ranking, seguida por Salto en el lugar 44, mientras que San José muestra el valor más bajo ocupando el lugar 104 (en 182). En educación se recoge matriculación en edad inicial y alfabetismo, donde los departamentos de Uruguay están muy bien, pero también años promedio de educación y porcentaje de personas con formación terciaria, y en estos aspectos hay departamentos con importantes desafíos, si queremos apuntar a una economía y sociedad del conocimiento. Esto refuerza la necesidad de continuar la estrategia de descentralización universitaria, la creación de polos de conocimiento en el interior y abordar los desafíos de la educación media, en este caso en todo el país.
Otro desafío se encuentra en la dimensión salud, donde el desempeño muy bueno en variables como mortalidad infantil o esperanza de vida, se ve opacado por una situación crítica de varios departamentos, y el país en su conjunto, respecto a las altas tasas de suicidios. En el desarrollo productivo y su agenda territorial hay también brechas a reducir. Montevideo es el único departamento de Uruguay que alcanza el nivel alto en la dimensión actividad económica del Idere Latam (valor de 0,62 y puesto n°8 en el ranking Latam). Además de Montevideo, solo Maldonado y Colonia tiene valores superiores a la media, pero ocupan el lugar 87 y 91 en el ranking. Esto supone la necesidad de seguir promoviendo el desarrollo productivo, de la mano de la mejora del capital humano y las capacidades de generar conocimiento, no solo en Montevideo.
La dimensión bienestar y cohesión (que mide ingresos de los hogares, pobreza, desigualdad, informalidad y acceso a internet) muestra un muy buen desempeño de los departamentos uruguayos. Ocho departamentos están entre las 10 regiones de mayor bienestar y cohesión en el ranking Latam (Montevideo, San José, Colonia, Maldonado, Flores, Canelones, Lavalleja y Florida), presentando además valores muy altos del indicador (mayor a 0,7). Sin embargo, Cerro Largo, Rivera y Artigas sólo alcanzan un nivel medio en la dimensión bienestar y cohesión, que no alcanza el valor de 0,6. Esto no los posiciona mal en el ranking Latam dado que es un continente caracterizado por la fuerte desigualdad, lo que se refleja en una media Latam de la dimensión que apenas es de 0,39.
En definitiva, el Idere Latam confirma los resultados de anteriores estudios sobre el desarrollo local en Uruguay. Los departamentos en nivel de desarrollo alto (Idere mayor que 0,6) son liderados por Montevideo y se ubican en el sur del país, además de Río Negro (Montevideo, Maldonado, Canelones, Rio Negro, Colonia y Flores). Los departamentos de menor nivel de desarrollo se encuentran en el norte y noreste del país (Artigas, Rivera y Salto) y en el centro este (Durazno, Cerro Largo). Los resultados del Idere Latam están en sintonía con las posiciones que ocupa el país en otros rankings internacionales y en América Latina. Los departamentos uruguayos se ubican en valores del Idere global entre 0,53 y 0,69, lo que los sitúa en bloque en la parte alta del ranking. En efecto, se ubican entre las 60 regiones más desarrolladas de América Latina (los ocho países estudiados), junto con las regiones chilenas, algunas provincias argentinas y algunos estados de Brasil, además de Bogotá (Colombia) y Asunción y Departamento Central de Paraguay.
El trabajo busca ayudar a visibilizar las profundas y multidimensionales desigualdades territoriales en América Latina, las que recientemente reciben mayor atención desde la academia y la política pública y, por lo tanto, requieren de mejor medición. Segundo, aportar datos para el debate público y el diseño de políticas públicas para promover el desarrollo humano y sostenible en todas las regiones. Por último, generar nueva información que sea útil para futuros estudios e investigaciones.
Estas agendas serán muy relevantes en un contexto donde los efectos del COVID-19 perdurarán luego de eliminado el riesgo sanitario, a través de los problemas sociales y económicos generados. Esta medida del Idere Latam es un piso base antes del COVID-19 que seguramente sea muy útil para contrastar pos pandemia en uno o dos años más.
(*) IECON-FCEA, Doctor en Economía, Universidad de la República, columnista invitado