En un año cargado de elecciones alrededor del mundo, la más importante para nosotros concluyó con una victoria de la oposición. El Frente Amplio volverá al Poder Ejecutivo a partir del 1º de marzo de 2025.
Una vez despejado el “riesgo plebiscito de la seguridad social” no existen razones para pensar en cambios refundacionales en Uruguay, sino en una construcción de mejoras sobre las que se han logrado durante este período de gobierno. El máximo salario real de los últimos casi 50 años y una inflación relativamente baja y controlada por la acertada política monetaria del BCU, permitirá profundizar en cambios positivos que impacten en diversos ámbitos sociales. La Unidad de Gestión de Deuda seguirá siendo un pilar fundamental dentro de la institucionalidad económica uruguaya, aprovechando sus conocimientos y sentido de la oportunidad para asegurar las mejores opciones de financiamiento del país. En este sentido, no deja de llamar la atención la interpretación del “riesgo Uruguay” por parte de los participantes en el mercado global sea de menos de 1 punto porcentual por encima del riesgo EEUU y la UGD ha sido pieza fundamental en la República y me inclino a pensar que lo seguirá siendo
La otra elección muy relevante fue, claramente, la de los EE.UU. En esta también triunfó la oposición. Obviando las diferencias formidables que existen entre ambas economías (sólo el PIB de la ciudad de Miami es 8 veces el de todo Uruguay) existen algunas coincidencias. Las instituciones de ambos países son lo suficientemente sólidas como para que no existan cambios radicales en políticas internas. El Poder Judicial, el Congreso, las autoridades financieras, la policía, la característica del funcionamiento federal de los EE.UU. son muy sólidas, y no están sujetas a los vaivenes de los cambios electorales, afortunadamente.
El mercado de valores y su gobierno a través de la Securities & Exchange Commission también es una de estas sólidas instituciones. El mercado de valores en los EE.UU. asegura el dinamismo y la efectividad para canalizar los ahorros del público hacia las necesidades de financiamiento, facilitando la inversión y, así, el crecimiento económico y el empleo
Al mismo tiempo, el mercado ha interpretado recientemente a las propuestas de desregulación interna en EE.UU. como positivas para una economía que estaba comenzando a dar algunas señales de enlentecimiento, no hace mucho tiempo. Se ha producido en los mercados de EE.UU., algo conocido como el “Trump Trade”, o sea un retorno a activos de riesgo. Tal ha sido así que las tasas largas han subido, y ahora el mercado espera solamente tres reducciones en la tasa de interés de los Fondos Federales hasta fin de 2025.
En una reunión reciente organizada por JP Morgan Asset Management en New York de la cual participé, hubo incluso un analista que dijo “The Fed is done…” (la Fed ya no bajará más la tasa) lo que me parece algo extremo, pero permite entrever un cambio real en las expectativas de los agentes. Este cambio es el que, de alguna forma, ha dado más aire a un año 2024 fabuloso para estar invertido en el mercado de acciones norteamericano, consolidando retornos cercanos a 25% en los principales índices.
Claro, existen los riesgos. Siempre. Cuando uno invierte, siempre existen riesgos. Para un inversor en bonos, el riesgo principal es el riesgo de crédito. Este riesgo hace referencia a la situación en la cual el emisor del bono no pueda o no quiera pagarle los intereses y/o el principal al vencimiento.
Por ello, las calificadoras de crédito dan una “nota” a la capacidad y a la voluntad de repago de los bonos. Por convención, el 0 riesgo de crédito en dólares está representado por la deuda soberana de los EE.UU. O sea, nadie duda que el Tesoro de los Estados Unidos cumplirá sus obligaciones financieras con el mercado. Todos los demás países o empresas que se financian en dólares en el mercado deberán pagar un poco o mucho más de lo que lo hace EE.UU.
Pero hay, además, otro tipo de riesgos más allá del inherente al instrumento financiero. En estos momentos es imposible no hacer una mención a los riesgos geopolíticos que existen en diversas partes del mundo. Sin entrar en detalles, es algo que debe ser incorporado a la hora de la construcción de un portafolio de inversiones, definitivamente.
Si alguno de estos riesgos aludidos se materializara es esperable una aún más profunda apreciación del dólar, junto a los bonos del tesoro de los Estados Unidos, y con una caída fuerte de los mercados de acciones y activos de mercados emergentes. Si bien no luce como el escenario más probable, es relevante tenerlo en cuenta
Más allá de lo que digan las noticias, es interesante “escuchar” lo que “dice” el mercado. Un mercado que se mantiene exuberante, no parece estar preocupado por los acontecimientos geopolíticos. El foco sigue siendo la potencia económica y supremacía global que está demostrando EE.UU. Es útil mirar al mercado, dado que éste funciona como “indicador líder”, es decir las permanentes subas anuncian una economía fuerte (¡y no al revés!)
Las propuestas de campaña del presidente electo con respecto a suba de aranceles y desregulación no han hecho más que generar expectativas positivas de corto plazo sobre el desempeño de la economía estadounidense, que está llegando a los U$ 30 billones de PIB.
A la “democracia tranquila”, como se describió al Uruguay en una reciente columna de El País de Madrid, no se le ven transformaciones fuertes en el corto o mediano plazo. Lo que es bueno, y también malo. Con respecto a los activos financieros como bonos soberanos, el escenario central es el de estabilidad. Sin embargo, es cierto también que los bonos globales en dólares lucen relativamente caros, pero también es que han estado caros durante un tiempo considerable. En definitiva, no deberían sorprendernos si existieran caídas en los precios de estos títulos. Para quien vive y consume en Uruguay, una alternativa muy útil, tanto de corto como de largo plazo es una inversión en Unidades Indexadas.
Uruguay este año emitió un título con vencimiento en 2045 con inversores globales como público objetivo, pero que también es posible adquirir a través de su banco desde montos “razonables” como el equivalente a U$ 10.000. De esta forma, el inversor se asegura un flujo de fondos de largo plazo, sin pérdida de poder adquisitivo de la moneda que provoca la inflación local además de intereses de 3,40% anual con pagos semestrales. Siempre es relevante recordar que los retornos de la unidad indexada (que no es más ni menos que el reflejo de la inflación doméstica) han funcionado como mejor cobertura a simplemente mantener dólares. Ya existen algunos analistas que pronostican un leve incremento de la inflación en próximos años, lo que favorecería más opciones denominadas en unidades indexadas
Una nota final para presentar la elocuencia de cómo las unidades indexadas han superado al mantenimiento de dólares, como cobertura por la inflación local. Esto es especialmente cierto para plazos largos, aunque puede no verificarse en el corto plazo, dada la característica de “activo refugio” que sigue presentando el dólar.
Es el interés que paga semestralmente el bono uruguayo con vencimiento 2045 en Unidades Indexadas, además del mantenimiento del poder adquisitivo.
Para el inversor financiero uruguayo entonces, una combinación del “Trump Trade” y el “Orsi Trade”, es lo que tiene sentido en este momento, a efectos de capturar las oportunidades globales sin perder vista el ámbito local.