Patentes: una puerta giratoria sobre la que Uruguay “sigue resolviendo mal” y nos aleja del Transpacífico

Es inexplicable lo que se demoró en presentar la adhesión al CPTPP; postergamos un paso para el que estábamos prontos mucho antes, asegura el experto Carlos Mazal.

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Carlos Mazal
Carlos Mazal, consultor internacional y asesor del directorio de la Agencia Nacional de Investigacion e Innovacion (ANII)
Francisco Flores/Archivo El Pais

“Una mala señal”. Así califica Carlos Mazalla aprobación del proyecto de Adhesión al Tratado de Cooperación en materia de Patentes (TCP) en la Cámara de Diputados, que no fue completa. Para Mazal, ex director de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, la decisión de dejar “en reserva” un capítulo del acuerdo, “nos convierte en el único país que establece ese mecanismo, entre los 157 que integran el tratado. Es crítico con la postura de los laboratorios, que no acompañaron el proceso de adhesión “y toman al país y al investigador uruguayo de rehén”. Pero además, considera que esta decisión “aleja a Uruguay del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP). “Va a quedar para el gobierno siguiente”, se lamentó. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Cuál es su opinión acerca del tratamiento legislativo que ha tenido el proyecto de adhesión al tratado de cooperación en materia de patentes?

—Con la aprobación del TCP en diputados, pero excluyendo el capítulo dos, lo que establece una reserva por parte de Uruguay sobre el tratado, perdió el país.
Con esta decisión, quedamos más solos que antes. Seremos el único país con una reserva en el mundo, y eso va contra nuestros propios intereses. Ahora el Senado lo verá, factiblemente, después de las internas. Pero esta decisión también implica que se aleja la posibilidad del CPTPP. Quedará para el próximo gobierno.

—¿Por qué?

—Es que si los 12 miembros del bloque Transpacífico aceptaran cambios en los requisitos, se desvirtúa el Tratado. Uruguay ni siquiera ha cumplido con sus "deberes". No habrá CPTPP con un PCT con reservas. Si un país no puede implementar sus obligaciones no puede adherirse. Por la demora en presentar el pedido de adhesión y el hecho que no hayamos hecho los deberes, significa que puede pasar mucho tiempo hasta que se consideren satisfechos los requisitos necesarios y se cree un grupo de adhesión para Uruguay. Ya tendríamos que estar interactuando con los 12 miembros y formando equipos de diplomáticos y asimilados.

—¿No puede leerse como un primer paso en la aprobación, que luego puede completarse en el Senado?

—Indudablemente es muy necesario para el país que se apruebe la adhesión al tratado. Pero la reserva es una mala noticia. Los legisladores no deben dejarse llevar por intereses que son ajenos a los del país, que es lo que en gran parte está pasando con los laboratorios, de los cuales más del 50% son argentinos y el 90% de lo que venden son productos de ese origen. Quienes manifiestan dudas, ¿por qué no le preguntan a los laboratorios de Brasil, de Chile, de Perú o de Costa Rica?, ¿les fue mal? Para nada. Entonces, terminan tomando al país y a los investigadores uruguayos de rehén. Miremos los hechos. Son 157 países miembros. El tratado yo lo defino como una puerta giratoria…

—¿Por qué esa definición?

—Uno puede entrar, y así como entra, si no le gusta lo que encuentra, puede salir cuando quiera. Así de fácil. No hay ninguna traba burocrática, ni plazos para dar aviso ni nada similar. ¿Cuál es el riesgo de entrar en un tratado donde están todas las ideologías, países con gobiernos lo más diversos? Para que tengan una idea, allí está China, Cuba y Corea del Norte, junto con Estados Unidos y una gran mayoría de los países del mundo y la región. Tengamos en cuentas este dato: Cuba recibe 1.800 millones de dólares en regalías por su industria biotecnológica. Es su segunda fuente de ingresos después del turismo.
Hasta hoy Uruguay está fuera junto a Burundi, Seychelles o Maldivas, además de Venezuela, Bolivia y Argentina. En el caso de Argentina es una situación muy particular, con una fuerte incidencia de los intereses de los laboratorios, algo que tengo la expectativa de que cambie en el actual gobierno.

—¿Cuál es el riesgo específico de la reserva?

—Claramente existe el derecho a reserva, pero no tiene sentido en el actual contexto. Era un elemento importante al principio de su aplicación, el mundo era diferente en 1997. En aquel entonces, había ciertas dudas hacia dónde podía llevarles este tratado. Pero fueron levantando aquellas reservas y al día de hoy ninguno de los países adherentes las tiene. El último que hizo una consulta sobre la reserva fue Arabia Saudita en 2011. Fue una consulta sobre ese mecanismo, no llegó a concretar la reserva. Es que en realidad, en la actualidad, no tiene sentido.
Mientras se tramitaba el debate parlamentario, ofrecí colaborar en todo lo posible. Que viniera gente de la OMPI, de los laboratorios brasileños, gente de Argentina que apoya adherir al TCP. O de Cuba, hasta de China. Que vinieran a testimoniar. Pero no hubo caso. No se dio esa oportunidad.

—¿Cuán vinculado a este proceso está usted?

—No tengo compromisos de funcionario, mi involucramiento va de la mano con el interés de quien durante muchos años se dedicó a este tipo de acciones desde los organismos internacionales. Entiendo que puedo ayudar. Me reúno con representantes de los países que pueden estar dispuestos a considerar a Uruguay como un buen socio para ingresar al grupo. Estoy en contacto bastante a menudo con referentes de lo gobierno de Japón, por ejemplo. Mi interés es que, si Uruguay llega a tener todo pronto para ser examinado como posible integrante del CPTPP, que no tengamos absolutamente nada en contra. Y Japón sería el país ideal para impulsar la adhesión de Uruguay.

Carlos Mazal
Carlos Mazal
Francisco Flores/Archivo El Pais

—¿El tratado de patentes es el único requisito excluyente para acceder al (CPTPP), donde Uruguay ya solicitó adhesión?

—En realidad lo es, sí. También aparece otro tratado, el Sistema de Madrid, que es sobre marcas. Hay 135 países adheridos, entre ellos Uruguay. Sería reemplazado por otro acuerdo, el de Singapur, pero no creo que haya problemas ahí.

—¿Y cuál es, en concreto, el mecanismo de acceso?

—El CPTPP incorporó una suerte de examen, confesional le llaman, donde el país candidato a ingresar se sienta con los 12 integrantes y rinde cuentas. Uno a uno. Quieren saber todo sobre el país, cuál sería su aporte, cuál es su historia en temas de comercio, etc. He seguido muy de cerca esa dinámica prevista en la ronda de examinación y considero que nosotros tenemos todo. Somos ese país que cumple con todo, porque al ser un país de mercado chico, primero no tenemos mayores opciones que abrirnos, segundo no somos una amenaza para nadie. No somos hegemónicos. Tenemos una historia de comercio impecable, y somos una democracia de las pocas consideradas plenas en el mundo y a eso hay que ponerle valor.

—¿Hay alguna duda que planteen sobre Uruguay?

—En esos ámbitos, me preguntan entre otras cosas por el TCP. Mi respuesta ha sido, “es una cuestión de tiempo, va a salir”. A ellos les interesa que el país candidato no tenga este tipo de contradicciones. Si no hay avance, si hay grupos de resistencia que terminan trancando este avance, ellos —los integrantes del CPTPP— lo ven como una señal de que no se quiere entrar al mundo de la economía del conocimiento, de la modernidad, de que hay dudas en materia de inversión. Quizás acá no se haya pensado que sea algo tan importante para los inversores.
Un paso que podía haber sido importante para convencer a algunos escépticos era traer a alguien que les mostrara cómo funciona el tratado de patentes en Cuba. Lo conozco bien. Allí el TCP es fundamental. Tengo ejemplos que conocí muy de cerca de innovación que se patentó con abogados estadounidenses y pruebas clínicas en Francia. Con un gran pragmatismo, impulsan una industria biotecnológica donde la propiedad industrial es clave, en un sector que genera muchísimo dinero en regalías al país. Es un buen ejemplo que no es un asunto de derechas ni de izquierdas.

—¿Uruguay debe “esperar turno” para que su caso sea tratado?

—No tanto: ya no hay una cola de países esperando que los dejen entrar, donde nos toque esperar turno. El camino está más despejado. China y Taiwán, que estaban allí, no entran por temas geopolíticos. Lo podrán seguir pidiendo, pero no van a entrar. Otro candidato era Ucrania, que por razones conocidas, por el momento no va a entrar. El otro es Costa Rica, que hasta ahora ha cumplido con todos los deberes, y está delante de nosotros. Lo que yo digo es, ¿por qué no hacerlo juntos? Somos países muy parecidos. Tenemos ese perfil de país chico que les interesa tener integrados, candidatos a presidir comités y comisiones, bien respetados. Se me ocurre que es una buena oportunidad.

—¿Qué pasos nos falta dar?

—Nos estaría faltando el TCP, por eso la gravedad de lo sucedido en diputados con una aprobación que es parcial; en el resto de los temas, cumplimos. Paralelamente, sugerí a la Cancillería uruguaya preparar un pequeño documento, una declaración, donde expongamos concretamente cuál sería la contribución de Uruguay al TCP. Ese documento deberíamos enviarlo a los 12 países miembros. Un primer paso para tratar de ir acercándonos. También hay que acercarse a cada miembro…

—¿Nos demoramos mucho en presentar el pedido de adhesión?

—Uruguay presenta su solicitud de adhesión en diciembre de 2022, debió haberlo hecho mucho antes. Estuvimos entre seis y ocho meses donde, por razones inexplicables, demoramos un paso para el que estábamos prontos mucho antes. No debió, el entonces Canciller Francisco Bustillo, demorar tanto. Ni siquiera requería de un viaje, no sé cuáles fueron las razones de la demora. Un tiempo perdido. Me consta que el presidente dio instrucciones para que se diera ese paso mucho antes. Finalmente ese tema lo ha llevado, con otra celeridad, el subsecretario Nicolás Albertoni, a pedido del presidente Lacalle Pou. A mi juicio, lo que ha faltado es un mayor involucramiento de Economía…

—¿Considera que faltó impulso desde esa cartera?

—La ministra (Azucena Arbeleche) es excelente, pero está mucho más involucrada con los temas de hacienda. Uruguay no tiene un ministerio de Comercio, por lo tanto Economía debe involucrarse más.
Insisto en que debemos darnos cuenta que no hay que perder el tiempo. Arrancamos tarde con el pedido de adhesión y falta hacer mucha cosa. Hay que llegar con todos los contactos establecidos para la próxima reunión de ministros del bloque, que será dentro de cuatro o cinco meses.

—¿Cuánto tiempo puede llevar el proceso de adhesión?

—En el caso del Reino Unido, se demoró dos años en aceptar su ingreso. El caso de Uruguay puede ser procesado en seis meses o menos. Uruguay, la señal de que quiere entrar ya la dio. Es momento de enviar ese documento del que hablaba antes y deberíamos empezar a ir a aquellos países que pueden tener algún reparo sobre Uruguay…

—Además de la no adhesión aún al TCP, ¿en qué otros aspectos puede haber resistencia?

—Por ejemplo, si el Mercosur debe permitirnos o no el ingreso al CPTPP. Los problemas en el bloque son un tema que puede hacer ruido. Necesitamos un país que diga, en alguna de las reuniones del grupo, “vamos con Uruguay”. Yo creo, como dije antes, que puede ser Japón el que nos presente. Falta trabajo aún, los japoneses tienen alguna duda sobre Mercosur, no entienden bien la cláusula 32, la que establece que no se suscribirán acuerdos comerciales con terceros países sin ser consensuados previamente dentro del bloque. Sin embargo, nosotros entendemos que esa cláusula no aplica porque no se llegó a internalizar. El mejor fundamento que tenemos es que ya existe un Tratado de Libre Comercio de Uruguay con México y no ha habido problemas con eso. México integra el CPTPP, o sea que cuando le toque hablar sobre el pedido de adhesión de Uruguay va a ser importante que hable de la relación comercial de esos veinte años entre ambos países. Lógicamente, hay que hablar con México también. El gobierno debe trabajar hasta el último día en este tema…

—¿Y qué supone que puede pasar con el próximo gobierno?

—Esto continúa. Si gana la Coalición vamos a seguir con esta intención, y si gana el Frente Amplio, no veo razones para que algo cambie. Es de interés para el país y los candidatos lo tienen muy claro.

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