TEMA DE ANÁLISIS
A medida que cae el volumen de negocios y la rentabilidad, baja el optimismo y la confianza.
El comportamiento de la industria manufacturera durante el pasado año, es el resultado del accionar de las distintas fuerzas que inciden sobre el desempeño de la economía uruguaya.
Dada la heterogeneidad de ramas que componen el entramado industrial, en mayor o menor medida se vieron impactadas por los problemas de competitividad de la economía, la disponibilidad de materia prima, el crecimiento del consumo interno y la recuperación de las economías vecinas. Algunas de estas fuerzas jugaron a favor y otras en contra. Algunas son de carácter coyuntural y otras más estructurales. La influencia conjunta de todas ellas determinó que la producción manufacturera, excluida la refinería, prácticamente no varió si se la compara con respecto a 2016.
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Según los datos publicados recientemente por el INE, el índice de volumen físico (IVF) de la industria manufacturera se contrajo 11% en el último año. Pero ese dato está distorsionado por el cierre durante ocho meses de la refinería. Si se la excluye, la producción no varió, tal como se muestra en el gráfico que aparece en el cuadro en la parte de arriba.
Se muestra allí la evolución a lo largo de los últimos cuatro años en períodos de doce meses móviles. Se observa un crecimiento importante durante el primer año graficado, que responde al comienzo de actividades de la planta de Montes del Plata. Luego una caída, posterior recuperación, y en los últimos meses, una tendencia a la baja.
El incipiente deterioro refleja las dos realidades por las que atravesó la industria a lo largo del último año. Durante el primer semestre, el IVF sin refinería mostró un cierto dinamismo, que contrasta con el retroceso experimentado en la segunda parte del año.
El descenso experimentado por la actividad industrial en el segundo semestre de 2017 se debe fundamentalmente al comportamiento de las ramas exportadoras. En el gráfico que aparece en la parte media del cuadro se presenta el desempeño de las ramas exportadoras, distinguiendo según sean de base primaria, industrial o las que están radicadas en zona franca.
La distinción no es antojadiza, ya que cada uno de esos grupos de industrias muestra un comportamiento distinto, que responde a causas también distintas. En su conjunto estas ramas representan el 55% del IVF manufacturero excluida la refinería. De las tres, el más importante de acuerdo a la ponderación de las distintas ramas que lo conforman, es el de exportadoras de base primaria, que ponderan con el 28% de la producción manufacturera.
Estas actividades en su conjunto crecieron entre el segundo semestre de 2016 y el primero de 2017, contrayéndose en la segunda mitad del pasado año. Menor actividad en los frigoríficos, los molinos arroceros, las curtiembres y enlentecimiento en la industria láctea explican el desempeño, asociado a menor disponibilidad de materia prima. Los problemas de rentabilidad que soporta el sector primario unido a las dificultades asociadas a un clima que se presenta adverso, no son buenos augurios para este conjunto de ramas.
El nivel de actividad de las actividades instaladas en zona franca se contrajo 4% en el último año, fundamentalmente debido al comportamiento del segundo semestre en el que la producción cayó casi 8%. Se trata de dos ramas industriales que ponderan con el 9% del IVF, la producción de pulpa de papel y la fabricación de concentrados para las bebidas cola. Esta última es la que explica la caída, ya que la producción de celulosa fue similar a la del año anterior.
Distinta es la evolución de las ramas exportadoras de base industrial, cuyo nivel de actividad muestra una tendencia al alza a partir del segundo semestre de 2016. En ese comportamiento incidió de manera decisiva la mayor demanda desde la región. En particular la industria automotriz, que tras un freno retomó las exportaciones hacia los países vecinos, como así también la industria del plástico y los químicos básicos. Ese crecimiento está apuntalado por la recuperación en el nivel de actividad tanto en Argentina como en Brasil. En tal sentido, las proyecciones de mayor crecimiento en esas economías es una buena noticia para estas ramas.
Las ramas que vuelcan su producción mayoritariamente al mercado interno sufrieron las consecuencias de una relación de precios relativos que no les resultó favorable y enfrentaron una competencia creciente de productos importados.
El gráfico que aparece a la izquierda en la parta baja del cuadro muestra que su IVF no ha dejado de caer en los dos últimos años. Se trata fundamentalmente de alimentos elaborados, vestimenta y calzado. Son actividades relativamente intensivas en mano de obra que enfrentan serias dificultades pare competir con similares provenientes desde el exterior. Al respecto, cabe recordar que en el último año las importaciones de alimentos y bebidas para los hogares aumentaron 7,2% en volumen físico y las de otros bienes de consumo que incluye vestimenta y accesorios para el hogar, lo hicieron en un 13,7%.
La aparición de las plantas de celulosa, dos que están operando actualmente y con alta probabilidad de una tercera en un futuro no muy lejano, ameritan un comentario que excede el análisis de la coyuntura.
El IVF tiene como base al año 2006. En aquella estructura de la industria, la rama de producción de pulpa ponderaba con el 0,8% del total de la industria. Desde entonces la producción manufacturera se incrementó 20%, pero la producción de pulpa y celulosa se multiplicó por 22 veces. A su vez, en el período, otras ramas disminuyeron su actividad. En definitiva, la industria experimentó un cambio estructural muy grande que justifica una actualización de la base de comparación.
Ese cambio estructural se suma al hecho de que la mano de obra se encareció significativamente, al tiempo que el costo del capital se mantiene en niveles históricamente muy bajos. Esto último ocurre porque las tasas de interés son bajas y porque el costo de la tecnología es cada vez más bajo, incluso sin tener en cuenta que año a año hay mejoras sustanciales en productividad.
En este contexto, no llama la atención el descenso de la ocupación en el sector, que alcanza al 15% en los tres últimos años. Evolución que se ilustra en el último gráfico del cuadro adjunto.
Es claro que mientras los salarios sigan subiendo medidos en dólares, las empresas que puedan sustituir trabajo manual por automatismos seguirán produciendo, y las que no lo puedan hacer enfrentarán dificultades cada vez mayores.