Premio Nobel a la revolución de la credibilidad

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El comité anuncia los ganadores del Nobel de Economía. Foto: AFP
Goran K. Hansson (C), Permanent Secretary of the Royal Swedish Academy of Sciences, and Nobel Economics Prize committee members Peter Fredriksson (L) and Eva Mork (R) give a press conference to announce the winners of the 2021 Sveriges Riksbank Prize in Economic Sciences in Memory of Alfred Nobel at the Royal Swedish Academy of Sciences in Stockholm, on October 11, 2021. - Canadian David Card, Israeli-American Joshua Angrist and Dutch-American Guido Imbens won the Nobel Economics Prize for insights into the labour market and "natural experiments", the jury said. (Photo by Claudio BRESCIANI / TT NEWS AGENCY / AFP) / Sweden OUT
CLAUDIO BRESCIANI/AFP

OPINIÓN

Muchas veces enfrentamos fenómenos correlacionados, pero nos sabemos cuánto tienen de causa-efecto.

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¿Es el Maestro Tabárez el virtuoso responsable de la clasificación a los últimos tres mundiales (Rusia, Brasil y Sudáfrica)? ¿O será que Tabárez tuvo la suerte de coincidir con una generación dorada de jugadores? Saldar esta discusión requeriría saber si, bajo otra dirección técnica, hubiéramos obtenido mejores o peores resultados futbolísticos. Sólo se puede responder cabalmente si somos capaces de visualizar el escenario contrafactual, esto es, estimar algo que no sucedió y que no podemos observar.

Muchas veces enfrentamos problemas de este tipo. Enfrentamos fenómenos correlacionados, pero nos sabemos cuánto tienen de causa-efecto. Los más educados tienen mayores ingresos, ¿la educación causa el ingreso o es que los más ricos pueden estudiar más? Contestar esto adecuadamente también implica construir un contrafactual.

El premio Nobel de Economía de este año se otorgó a David Card, Joshua Angrist y Guido Imbens por sus aportes metodológicos para contestar este tipo de preguntas mediante experimentos naturales, iniciando la llamada revolución de la credibilidad.

El paradigma del método científico se basa en asignaciones aleatorias a grupos de tratamiento y control. En general, en ciencias sociales esto no es posible por razones prácticas y éticas. Estudiar el efecto de la educación en el ingreso implicaría aleatoriamente hacer que unas personas reciban cierta educación y otras no. Los galardonados con el Nobel mostraron cómo utilizar experimentos naturales de tal forma que produzcan la aleatorización requerida. De esta manera, se puede ir más allá de la simple correlación y establecer relación de causa efecto.

El punto de partida es un trabajo de Card y Krueger de 1994 sobre la relación entre empleo y salario mínimo. Toman como caso de estudio a los restoranes de comida rápida y analizan el efecto de una suba del salario mínimo que se dio en New Jersey, usando como grupo de control restoranes localizados en el este de Pennsylvania (donde no se aplicó tal aumento).

Encontraron que no hubo efecto en el empleo y esto desafió lo asumido en la época. Pero no es el resultado en sí mismo lo que le valió el Nobel a Card, sino el camino metodológico que abrió.

En algunos experimentos naturales puede que no todos los integrantes del grupo de tratamiento efectivamente lo reciban, al no estar obligados a participar. Angrist e Imbens recibieron su cuota del Nobel por mostrar cómo interpretar los resultados en estos casos. Por ejemplo, Angrist lo aplicó al estudio de los efectos del servicio militar en los ingresos posteriores de las personas, usando el sorteo para conscripción militar a Vietnam para determinar los grupos de tratamiento y control. El problema es que algunos no sorteados se enlistaron voluntariamente y otros sorteados rechazaron participar.

Un ejemplo local 

En Uruguay existen varios estudios aplicando estas metodologías. Un experimento natural se produjo en la asignación de derechos de propiedad sobre viviendas. A mediados de la década del `70, el Instituto Nacional de la Vivienda Económica (INVE) construyó nueve barrios pequeños. Unos años luego, el INVE dejó de existir y su mandato y activos fueron asignados al Banco Hipotecario del Uruguay (BHU). Varias instituciones fueron encargadas oficialmente de recibir los pagos de los contratos de compraventa y transferir derechos de propiedad a aquellos que hubieran terminado de pagar. Sin embargo, no hubo gestión activa y aunque todos los habitantes dejaron de pagar sus cuotas, las autoridades no tomaron ninguna medida.

En noviembre de 1988, el BHU decidió ceder las casas a sus ocupantes a un costo casi nulo. A pesar de eso, la transferencia de derechos formales de propiedad ocurrió sólo en tres barrios. Las otros seis no pudieron beneficiarse de esta decisión política porque el INVE no había registrado los planos ante la Intendencia de Montevideo. De este modo, quedaron dos grupos bien definidos. Los que podían recibir su vivienda en propiedad constituyen el grupo de tratamiento y quienes no podían hacerlo el grupo de control. En este sentido, al comparar zonas geográficas en que se aplicó o no se aplicó una política, este experimento es como el de Card y Krueger entre New Jersey y Pennsylvania. El problema es que dentro de quienes podían beneficiarse de la titulación de la vivienda, no todos efectivamente lo hicieron por causas desconocidas, pero probablemente relacionadas a características de las familias. Aquí es donde entran Angrist e Imbens estableciendo que se puede aprender de experimentos naturales en los que las personas no pueden ser forzadas a participar.

Este experimento lo utilicé para estudiar efectos de la propiedad de la vivienda en la salud y efectos intergeneracionales asociados a los distintos incentivos para invertir en capital humano versus capital físico que tienen ambos grupos y están disponibles en las revistas Economics and Human Biology y en el Journal of Development Studies.

Criticas

Finalmente, los experimentos naturales y la revolución de credibilidad no están exentos de críticas. Si bien la evidencia empírica es útil para desarrollar nuevas teorías económicas, hay colegas que entienden perjudicial que el esfuerzo de la profesión entre trabajos teóricos y empíricos se hay visto tan alterado. Una crítica más punzante refiere a que el foco en la relación causa-efecto ý la necesidad de publicar los estudios para subsistir académicamente llevó a muchos a enfocarse en las preguntas que “se pueden” responder con experimentos naturales en lugar de las que preguntas que “deberían” ser respondidas.

Es un poco aquello del cuento del borracho que busca la llave en una esquina con luz a pesar de que se le cayó en la que está oscura.

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