Grant Thornton (*)
El Banco Central de Uruguay anunció el jueves 23 de marzo las cifras del PIB del cuarto trimestre de 2022, y con este dato también se conoció el desempeño promedio del año 2022. Según los datos, la economía acumuló un crecimiento del 4,9% en promedio anual. Sin embargo, durante el año se observaron dinámicas muy diferentes, durante el primer semestre la economía tuvo un gran desempeño, pero en los últimos dos trimestres se contrajo.
Concretamente, en el tercer trimestre se observó una caída del -0,7% en comparación con el trimestre inmediato anterior, y de -1,3% en el cuarto trimestre, considerando cifras desestacionalizadas. En este sentido, y en términos estrictos, podríamos decir que la economía uruguaya se encuentra en una "recesión técnica", que se define cuando existen dos trimestres consecutivos de contracción. Si bien esta contracción es evidente en el sector de actividades primarias, porque cae en todas las comparativas (se observa contracción en la actividad frente a el cuarto trimestre de 2022, frente al tercer trimestre del 2022, con cifras desestacionalizadas, y cae en términos del promedio anual), el menor dinamismo del segundo semestre parece ser generalizado a nivel del resto de los sectores.
Dado que el crecimiento fue dispar entre los trimestres del año, es necesario ser cautelosos a la hora de hacer comparaciones, para no caer en errores. En términos de promedios anuales, la economía creció un 4,9%; sin embargo, como no todos los trimestres presentaron expansiones, si comparamos el desempeño a nivel trimestral de los sectores (o nivel de la demanda) las conclusiones pueden ser menos optimistas.
Comencemos analizando que sucedió con el desempeño de la economía desde el enfoque de la producción, o lo que es lo mismo el comportamiento a nivel de industrias. Como se mencionó anteriormente, la actividad primaria tuvo una gran contracción en el último trimestre del 2022, registrando una caída de 21% frente al mismo trimestre del 2022. Esta caída se debió principalmente a los efectos de la sequía en la producción agrícola en la zafra 2022/2023, especialmente en la disminución de los rendimientos de la soja. Además, también se registraron impactos negativos en la actividad pecuaria y silvícola. La primera se debió a una reducción en la extracción de ganado vacuno, tanto para faena como para exportaciones. En el caso de la silvicultura, la disminución se debió a una caída en la demanda de rolos para el procesamiento industrial. En el transcurso del año, el sector primario registró dos trimestres positivos con crecimientos interanuales del 3,9% y 19,6%, respectivamente, seguidos de dos trimestres de contracción. Como resultado, el promedio anual de 2022 (en comparación con el promedio de 2021) indica una contracción del sector del -2,9%, al igual que la economía en general.
Aunque en menor medida, la Industria Manufacturera (-4,3% interanual) y el sector de Energía, Gas y Agua (-6%) también presentaron una contracción en el cuarto trimestre. Sin embargo, en el promedio anual de 2022, ambos sectores se mantuvieron estables.
En contraposición, los sectores que experimentaron un crecimiento durante el cuarto trimestre fueron Transporte y Almacenamiento, Información y Comunicaciones (6,8%), Comercio, Alojamiento y Suministro de Comidas y Bebidas (5,6%), Actividades Profesionales (3,8%), Construcción (1,5%) y Salud, Educación y Otros Servicios (1,1%). Cabe destacar que estos sectores en el promedio anual registraron un crecimiento superior al del PIB (4,9%).
En cuanto al desempeño de la economía en términos de los componentes de la demanda, se observó una fuerte contracción en las exportaciones, que se redujeron 5,6% en el cuarto trimestre respecto al mismo período del año anterior.
La caída se debió a menores exportaciones de bienes y servicios. . En lo que respecta a los bienes exportados, se destacan las menores colocaciones al exterior de carne, ganado en pie, celulosa y cebada malteada, que fueron parcialmente compensadas por mayores exportaciones de automóviles. Por otro lado, en el caso de los servicios, se registró un incremento gracias a la mayor entrada de turistas no residentes, que fue amortiguado por la caída en las exportaciones de energía eléctrica. En términos anuales, las exportaciones registraron un crecimiento del 11% en promedio durante el año.
Por su parte, las inversiones, crecieron en el cuarto trimestre en términos interanuales, pese a que se redujo su ritmo por las menores inversiones por el fin de la obra de UPM. Sin embargo, este descenso pudo ser amortiguado por una mayor inversión en la construcción de edificios y otras construcciones, como infraestructura vial, líneas de comunicación y líneas de energía.
En cuanto al consumo, el crecimiento que tuvo el consumo de los hogares (4,5% interanual) compensó la caída en el consumo público (-0,2%). En términos de promedio anual, ambos crecieron: el consumo de los hogares un 6% y el consumo público un 1,6%.
Con estas cifras, ¿qué deberíamos esperar?
Es probable que en 2023 experimentemos nuevamente desempeños dispares entre trimestres, pero en sentido opuesto al 2022: dos primeros trimestres de contracción o de crecimiento modesto, seguidos por dos trimestres más dinámicos.
Si analizamos cómo se comportarán los componentes de la demanda. Por un lado, las exportaciones se verán impactadas por la sequía al menos en los dos primeros trimestres, y por menores precios de los commodities a los observados a inicios del 2022. Esta caída en las exportaciones del sector primario será compensada parcialmente por una temporada turística mejor a la del 2021. Y será contrarrestada en el segundo semestre por el inicio de las actividades de UPM.
Por otro lado, la inversión también podría contraerse en el 2023 debido a la finalización de las obras de la segunda planta de UPM y por encontrarse cerca de la etapa final el Proyecto del Ferrocarril Central. Que será compensada en buena medida por mayores niveles inversión privada en construcción residencial, obras viales y otras infraestructuras, cuyo dinamismo ya se está observando, pero que difícilmente logren compensarla en su totalidad. En cuanto al consumo, se espera que continúe creciendo impulsado por la mejora de los salarios, que se espera ocurra con mayor intensidad este año.
En resumen, las cifras del PIB de Uruguay del último trimestre de 2022 pueden ser preocupantes en el corto plazo para los dos primeros trimestres del año, pero el panorama general de la economía uruguaya es más positivo para el segundo semestre de 2023. En conclusión, el crecimiento de 2023 dependerá de la persistencia e intensidad del impacto de la sequía, la caída en las inversiones por la finalización de las inversiones de UPM en la construcción de su planta y el dinamismo del consumo de los hogares.
(*) Sofía Harguindeguy. Gerente del Área de Consultoría Económica de Grant Thornton Uruguay y Paraguay.