ENTREVISTA
Pharos elaboró contenidos sobre fiscalidad, competitividad, inserción internacional, empresas públicas. Pronto vendrán propuestas sobre segunda generación de reformas en energía y mercado laboral.
Fiscalidad, competitividad, inserción internacional, empresas públicas. Estos son algunos de los temas en los que el aporte de la elaboración académica nutrió el debate político en Uruguay en los últimos años. En 2015, la Academia Nacional de Economía puso en marcha Pharos, como centro análisis y propuestas en materia económica y social, “bajo la premisa de generar insumos de calidad para alcanzar políticas públicas de calidad”, asegura María Dolores Benavente, presidenta de Acadeco e integrante del consejo directivo de Pharos. Desde este centro de análisis se han generado estudios sobre diversos temas como los antes citados. Hoy se prepara un trabajo sobre segunda generación de reformas energéticas y el mercado de trabajo. Para Marcelo Lombardi, también integrante de la dirección de Pharos, “no se trata de reivindicar la tecnocracia, sino de destinar las capacidades académicas del país hacia el provecho común”. Benavente y Lombardi coinciden en que la meta no es sumar diagnósticos, sino propuestas viables sobre las que luego debe resolver el sistema político. A continuación, un resumen de la entrevista.
—¿Pharos nace como un espacio donde trabajar en un terreno, según entienden, en el que faltan propuestas concretas para el desarrollo del país?
María Dolores Benavente— Por un lado está la Academia de Economía, un terreno neutral, donde planteamos el debate pero rara vez nuestro punto de vista. Es un espacio donde discutir, con la mayor representatividad posible, sobre los asuntos más importantes del país. Es como una caja de resonancia, donde los ex presidentes son académicos de honor. Por otro lado, desde 2015 tenemos Pharos, un centro de análisis, donde nos centramos menos en los diagnósticos y mucho más en lo propositivo.
Hasta ese momento, no había propuestas de política pública del lado de los centros de pensamiento, salvo excepciones. Por tanto, discutimos qué tema es importante poner a discusión, buscamos al mejor técnico posible en el área, generalmente vinculado a una universidad para poder aprovechar las ventajas fiscales que se generan por la investigación y que favorezcan a un centro de estudios.
Marcelo Lombardi— Con Dolores habíamos trabajado unos años antes en esto de mirar el futuro del país y generar propuestas. Ya en la Academia, volvimos sobre esos temas y entendimos que hay una oportunidad, para Acadeco, de hacer propuestas concretas de política pública, al identificar una carencia en el debate político: pocas veces se suman voces técnicas que sirvan de base en la discusión, con estudio profundo, documentado, de calidad, de los temas prioritarios para el país. Ese es el aporte que queremos hacer. El sistema político necesita de esos insumos, que no pasen por los posicionamientos que a priori pueda tener cada actor político, sino en base a la evidencia.
—Entienden que hay un rol, una responsabilidad desde la generación de pensamiento, de apuntalar al gobierno de turno…
MDB— En definitiva, a los hacedores de política. Darles los insumos técnicos, conclusiones alcanzadas por equipos técnicos de las universidades, ajenos a los partidos políticos, con propuestas de caminos viables, con escenarios definidos. La capacidad académica está, hay que aprovecharla en provecho del país.
ML— La Oficina de Planeamiento y Presupuesto debe ser, dentro del Estado, la usina de pensamiento del desarrollo, ese debería ser el ámbito natural. Hay algunas señales en ese sentido, no siempre llevó adelante esa tarea con el mismo impulso, ojalá que se fortalezca como motor de mirar hacia adelante y desarrollar propuestas. De nuestra parte, en Pharos seguiremos elaborando contenidos que puedan sumar en ese camino.
—¿Cuál es la metodología para la selección de los temas y su posterior discusión?
ML— Buscamos llegar “hasta el hueso” en cada tema; primero se arma una base de diagnóstico, luego generamos los equipos interdisciplinarios con profesionales idóneos, especialistas en la temática, también aquellos capaces de analizar la cuantificación de los efectos y también juristas, a los efectos de observar cuáles son las normas que habría que modificar para llevar a cabo esas propuestas.
MDB— Para nosotros es clave la pauta de aplicabilidad. Estudios podemos hacer todos los días. Pero la cuestión es definir cuán factible es desarrollarlo en nuestro mercado. Lo nuestro es propositivo, pero nos importa que sea aplicable.
ML— Es muy importante también definir el ángulo de abordaje de los temas. Son clave los términos de referencias y la identificación del mejor equipo al que podamos acceder desde un punto de vista académico. Hemos trabajado con la Universidad de la República, con Universidad de Montevideo, con Universidad Católica. Lo más amplio posible. Establecemos además, en paralelo al trabajo técnico que realicen los profesionales seleccionados, una mesa de contraparte, de la Academia, que se encarga del seguimiento del equipo académico, para que no pierda la capacidad de concentrar los esfuerzos no solamente en el diagnóstico, sino fundamentalmente en la propuesta de política pública. En paralelo, informamos al gobierno de turno en qué estamos trabajando y los pasos que vamos dando. No recogemos sugerencias, pero sí les informamos.
Tratamos de generar, de la forma más pura, una recomendación de la mejor práctica, una determinada propuesta de política. Después, el debate y la búsqueda de consensos políticos, es otra etapa en que no estamos involucrados.
—Hay un buen ejemplo de ello en la investigación que realizaron sobre fiscalidad…
ML— En ese caso, una investigación hecha con profesionales de la Universidad de la República, nos sugiere cuáles serían las mejores prácticas. Fue tema de debate político y algunas de esas propuestas, recogidas en la Ley de Urgente Consideración. El trabajo nos sugiere, por ejemplo, que Uruguay tendría que tener un esquema de presupuesto diferente al actual. Se propone un cambio en el sistema del ciclo presupuestal para bien del país. Poder generar un presupuesto en función de los objetivos que se quieren cumplir. Desde nuestra propuesta, se plantea que habría que tener un esquema diferente y que es posible alcanzarlo.
—Ustedes se plantean impactar en dos niveles: los hacedores de políticas, pero también la opinión pública. Ese segundo nivel parece más complejo aún…
MDB— Es complejo porque muchas veces resultan temas muy sensibles, que no son fáciles de transmitir. Como país hay que trabajar mucho en “bajar” conceptos para que la sociedad los entienda y los discuta con mayor conocimiento.
Ahora estamos embarcados en una propuesta sobre mercado laboral: “más y mejor trabajo para todos”. ¿Qué queremos lograr? Trabajo de calidad, trabajo que se valore, que mejore la competitividad del país. Hay un estudio de CPA, de la industria de la construcción, que refleja que a pesar de todos los avances tecnológicos aplicados en el sector, la productividad bajó. Al parecer, la mano de obra no se adaptó a los cambios. Eso no debería ser así. Hay que trabajar en esos temas porque de lo contrario capaz que el país mejora y genera más empleos de 20 mil pesos, pero necesitamos otra cosa para que los jóvenes no piensen que la única manera de progresar sea yéndose del país.
ML— Nos metemos con todas aquellas cosas donde vemos que en Uruguay puede haber fallas de mercado. En este tema del mercado de trabajo, es claro. Los rankings internacionales nos lo dicen cada año. Eso impacta sobre la productividad y en definitiva, sobre la calidad de vida de las personas.
El próximo a lanzarse, que elaboramos con el Observatorio de Energía de la Universidad Católica, es la segunda generación de reformas en el sector energético. Nos interesan todos los temas que resultan importantes para el futuro del país. Asuntos que cualquier gobierno, no importa el signo, tiene en agenda.
MDB— Siempre hablamos de que hay que despersonalizar las reformas; en este caso, más que la reforma, es la propuesta. Por tanto, armamos equipos multidisciplinarios y que cubran la mayor cantidad de diferentes ángulos posibles. El tema del mundo del trabajo fue complejo armar equipos, por la enorme sensibilidad que genera. También obtener la financiación, porque no hubo mucho interés en el ámbito empresarial de verse involucrados en un tema así. Ha sido el proyecto que nos llevó más tiempo ponerlo en marcha.
ML— Pero también pensamos en temas de protección social, cómo focalizar mejor las ayudas para que lleguen realmente a quienes lo precisan, definir con la mayor eficiencia posible la forma de financiarlo. Poner sobre la mesa esquemas que hoy se discuten en el mundo, y contrastarlos con nuestro sistema. Por ejemplo, evaluar la renta básica universal. ¿Por qué no? Nuestro compromiso es analizar los temas más a fondo, con quienes estén más capacitados en cada rubro, y generar propuestas.
—De los trabajos hechos hasta el momento, cada uno de ellos fueron entregados al gobierno del momento y el sistema político. ¿Han evaluado cómo penetró en la clase política o en los hacedores de política cada propuesta?
ML— si lo miramos en retrospectiva, creo que han ido quedando cosas interesantes. No hablo de un cambio abrupto de política en una dirección terminada alineada con lo que proponían los trabajos de Pharos. Pero hay como un goteo, de cuestiones que van permeando, y eso es importante para el país.
Un ejemplo: el primer trabajo de energía que realizamos debe haber sido de lo más potente planteado en el país. Hay muchos puntos de contacto con las políticas que llevaron al cambio de matriz energética en el país.
En materia de educación, allá por 2010 surgieron algunos planteos desde Pharos, uno fue la implementación de un instituto de evaluación, lo que hoy es el Ineed. La segunda, una mayor autonomía en los centros de enseñanza, algo que hoy se está cambiando. La tercera era más difícil de concretar: el bono escolar asimétrico. Digamos que una y media de tres propuestas, están implementadas.
MDB— Hoy por hoy, se puso en marcha la regla fiscal, una propuesta del actual gobierno pero en la que nosotros también habíamos trabajado.
También en el marco de la gobernanza de las empresas públicas, la intención de fortalecer las unidades reguladoras. Son pasos que se van dando.
—Hay cuestiones que son de consenso a nivel país, por ejemplo en cuanto a aspectos de la macroeconomía. ¿Ese es un punto a favor para impulsar debates más ambiciosos?
ML— Uruguay está en el grupo de países que hace las cosas bien. Tiene algunos aspectos que tiene para mejorar. No se parte de la situación que pueden tener otros países, se parte de una institucionalidad, un sistema republicano que funciona, donde todas las fuerzas políticas que han pasado por el gobierno demuestran madurez. Hay un sistema político que escucha, sin embargo, desearíamos que la discusión de los temas importantes del país, por ejemplo en las comisiones parlamentarias, tuviera mayor sustento en la evidencia, en la información y menos de posicionamiento político partidario Eso nos ayudaría a avanzar más rápido.
—Otro de vuestros trabajos apuntó a la competitividad departamental. ¿Falta consideración en la diversidad regional del país?
ML— La diversidad de desarrollo en Uruguay es notoria; entonces, entender eso para el hacedor de políticas, dónde están los donde hay mayores necesidades de desarrollo, donde hay recursos escasos, donde pongo los incentivos a los efectos de desarrollar, es clave.En términos de la economía y de los recursos que la sociedad en su conjunto destina a la promoción, es básico para el hacedor de políticas saber dónde tendrá mayor rédito, en base al capital humano, los recursos primarios o las características de cada zona.
MDB— Lo más importante es generar información de calidad, indiscutible desde el punto de vista académico. Información para que los gobiernos luego lo discutan y tomen decisiones. Si tenemos insumos de mejor calidad, la política pública tiene que ser de mejor calidad. Hacía allí estamos orientados. Otro ejemplo de ello fue el trabajo vinculado con la OCDE y los beneficios para Uruguay del vínculo con esta organización.
ML— No creemos en la tecnocracia, pero es necesario revalorizar la importancia que tiene la elaboración académica en la generación de política pública.