Se cierra Estados Unidos: tiembla el mundo, pero, ¿gana Uruguay?

Moverse en un mundo convulsionado puede traer alguna victoria pírrica pero las reglas del libre comercio son las adecuadas para Uruguay

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Trump delivers remarks on reciprocal tariffs
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pronuncia un discurso sobre los aranceles recíprocos durante un evento en el Jardín de las Rosas.
Foto: AFP

En la columna de eneroplanteábamos un escenario de un mundo cerrándose comercialmente a partir delos anuncios de suba de aranceles por parte de Trump. En ese momento, los anuncios funcionaban más como diplomacia comercial —incluso hacia países limítrofes y por temas no económicos— que como política económica, ya que si bien comenzaban a instalarse mediante órdenes ejecutivas, en buena medida pasaban a postergarse.

De hecho, como indica el cuadro 1, a partir de la sistematización realizada por la organización Global Trade Alert, a lo largo del primer trimestre se adoptaron cerca de 50 medidas, mayoritariamente aranceles, aunque también se modificaron cuotas y la modalidad de cuotas-aranceles, entre otras. 

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Entre las medidas, se destacan las que apuntaron a ubicar en el 25% los aranceles sobre el acero y el aluminio, eliminando cuotas y excepciones, y también se fluctuó sobre los aranceles a las importaciones de automóviles.

Pues el día “de la liberación” llegó, la semana pasada, y a lo sucedido en los primeros tres meses se agregaron los aranceles recíprocos. ¿Qué son este tipo de instrumentos? Según la Oficina de Comercio de EE.UU., este impuesto a las importaciones se calcula como “la tasa arancelaria necesaria para equilibrar los déficits comerciales bilaterales entre EE.UU. y cada uno de sus socios comerciales”.

Aunque este cálculo parte del supuesto de que los déficits se deben a factores arancelarios y no arancelarios, omite estos últimos (como barreras regulatorias o manipulación cambiaria) y condiciona el arancel al déficit comercial en bienes.

En una suerte de exposición de motivos, se plantea que EE.UU. ha mantenido déficit en cuenta corriente por cinco décadas (lo que contradice a los modelos que sostienen que los déficit deberían compensarse con superávits en el largo plazo). Esto implica que parte de la demanda de consumo de los hogares se satisface en el exterior.

Por tanto, si hay déficit comercial bilateral persistente, se debe elevar el arancel para equilibrar la balanza comercial en bienes.

Veamos algunas cifras: como muestra el gráfico 1, desde la década de los años ´70, el balance comercial en bienes es deficitario mientras que el balance en servicios es superavitario. En 2024, el déficit en bienes fue de aproximadamente USS 1.200 millones, lo que representa un 4,1% del PIB.

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Del déficit total, el principal es con China. Como señala el gráfico 2, el resultado negativo en bienes con China fue de US$ 295 mil millones en 2024, cerca de 1 punto del PIB, lo cual representa una cuarta parte del déficit comercial total en bienes.

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Al desagregar los US$ 439 mil millones importados desde China en 2024, la mitad son bienes de consumo y un tercio bienes de capital.

¿Cuáles son los efectos esperados sobre el bienestar de EE.UU.?

Existe consenso en que esta medida es perjudicial para EE.UU. Existe una pequeña “ventana teórica” que nos señala que, al ser Estados Unidos una gran economía y al aplicar un arancel optimo que mejoraría sus términos de intercambio, podría alcanzar una frontera de consumo superior a la obtenida bajo libre comercio o autarquía. Pero en la práctica, estamos ante una economía que enfrenta retaliación de sus principales socios comerciales, y a su vez, que seguramente esa posible ganancia de términos de intercambio no se destinaria a realizar transferencias no distorsionadas a los perjudicados por la suba de aranceles (que veremos, son los consumidores).

En un modelo de equilibrio parcial (un solo bien) y estática comparativa (sin efectos de largo plazo como asignación de recursos o crecimiento), nos enseñan en nuestras primeras clases de economía que un arancel afecta a productores y consumidores. Si antes del arancel, el bien se vendía al precio de importación, tras el arancel, el precio sube.

Así es que los productores locales ofrecen más, los consumidores demandan menos y el gobierno recauda.

Los consumidores pierden bienestar por: (i) costo de producción (consumo de bienes más caros localmente producidos), y (ii) costo de consumo (reducción en cantidades consumidas por precios más altos).

¿Cuáles son los efectos esperados sobre la macro de EE.UU.?

Como vimos, esto implica una suba de precios domésticos, algo anticipado por la Reserva Federal.

En la reunión correspondiente a marzo, cuando el Comité de Mercado Abierto de la FED mantuvo las tasas, también actualizó sus proyecciones macro.

Respecto a tasas, la FED proyectó menores reducciones futuras. Por ejemplo, como muestra el gráfico 3, la tasa actual de fondos federales (4,375%) se reduciría en 2025, pero menos que lo estimado en septiembre: de 3,4% se corrigió a 3,9%.

También se ajustó a la baja el crecimiento esperado del PIB para los próximos años, internalizando los anuncios del 2 de abril y las otras medidas mencionadas, como los aranceles del 25% al acero y aluminio. Al afectar el crecimiento estadounidense, se impacta también al resto del mundo.

Por ejemplo, el gráfico 4 da cuenta de cómo las proyecciones de la FED ajustan a la baja el crecimiento del PIB para los próximos años, ya ubicándose en 2025 en adelante por debajo del 2,0% esperando en informes anteriores, y bastante por debajo del crecimiento del PIB de 2,8% de 2024.

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La retaliación

Se espera que muchos países —especialmente los grandes— respondan con represalias, creando un entorno más hostil al comercio. Así ya lo están haciendo la Unión Europea y China. En el primer caso, la Comisión Europea volvió a “colocarse bajo la manga” antiguas medidas de suba de aranceles que había utilizado en 2018 y 2020 frente a Trump 1.0, y que entrarían en vigencia a lo largo de este este mes de abril. En el caso de China, a las medidas adoptadas por Estados Unidos en los primeros meses, respondió con aranceles a las importaciones de alimentos clave para nuestra región como pollo, trigo, maíz, soja, carne vacuna, lácteos. Y ante los nuevos anuncios de la semana pasada, China reaccionó con el anuncio de un arancel propio del 34% frente a las importaciones de Estados Unidos.

¿Cuáles son los efectos esperados sobre Uruguay

En una guerra comercial, y dados los flujos de comercio que tenemos países como Brasil, Argentina y Uruguay con China, es dable esperar que ocupemos los casilleros que deje Estados Unidos como proveedor de materias primas de China. En parte esto sucedió con Trump 1.0, y podría suceder en la actualidad. Sin embargo, existen otras limitantes: nuestra oferta siempre es complementaria en cuanto a cantidades, y sobre todo, China puede adoptar también alguna medida proteccionista de sus productores locales. Más allá de las ganancias “pírricas”, a largo plazo, una economía como la uruguaya no puede apostar a otro escenario que el del libre comercio, preparando su oferta para ese ello, tanto en bienes como en servicios.

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