Señales positivas, pero se advierte sobre el riesgo por COVID-19

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Foto: Pixabay

TEMA DE ANÁLISIS

La pandemia fue devastadora para la salud de la economía global en 2020. ¿Qué nos depara el 2021?

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Ya iniciamos el nuevo año y aún el mundo sigue preocupado por encontrar la solución a los problemas sanitarios y económicos que asolaron el 2020. La pandemia se extendió mucho más de lo que preveíamos inicialmente, aunque la buena noticia es que ya se ve una luz al final del túnel a partir del desarrollo, producción y distribución, en tiempo récord, de varias vacunas. Si bien el proceso de inoculación ya ha empezado en las principales economías mundiales, el tiempo que llevará que gran parte de la población mundial acceda a la vacuna para lograr cierta inmunidad podría demorarse por los problemas de abastecimiento y logística que se presentan en varios países, así como también por la aparición de nuevas cepas del virus.

La recuperación del mundo condicionada por la evolución de la pandemia

Tras el colapso económico del año pasado se espera que para este 2021, aún con el COVID-19 entre nosotros, las diferentes economías puedan recuperar, aunque sea parcialmente, lo perdido en 2020. Existe un amplio consenso en que la economía mundial saldrá de esta crisis más paulatinamente de lo que esperábamos. Así, tras caer 2,6% en 2020, el PIB global crecerá 5,3% en 2021, con gran heterogeneidad entre países. Estados Unidos crecerá al 3,6% en 2021 tras caer 4,6% en 2020, mientras que el avance de la pandemia implicará que la producción de la Eurozona se recupere 5,2% este año luego de haberse desplomado 8% en 2020. La excepción será China que, si bien redujo su crecimiento el año pasado hasta mínimos de 2,2%, espera un rebote para este año de 7,5% de crecimiento.

Respecto de los vecinos, esperamos que tanto Brasil como Argentina muestren una expansión de la actividad económica. Brasil podrá compensar en 2021 las caídas registradas durante el año pasado con un aumento del PIB previsto en 4%, mientras que el PIB argentino solo crecerá 6%, tras la fuerte caída de 11% que estimamos para 2020.

En la misma dirección, nuestro escenario para la economía uruguaya contempla una recuperación del producto de 4% tras la intensa caída de 2020, que estimamos en 5,1% (1). Sin embargo, esta recuperación es algo menor a la esperada hace unos meses, dado que predominan los riesgos de una aceleración de contagios de COVID-19 que pueden derivar en más restricciones para la economía.

La recuperación de la actividad y del empleo será motorizada por la inversión. Por esto asignamos un protagonismo clave al proyecto de UPM2 y del Ferrocarril Central, más allá de las demoras que puedan darse en un contexto tan particular como el que estamos viviendo.

Las primeras señales del gobierno de continuar con el cierre de fronteras, por lo menos durante enero, afectarán fuertemente al turismo, sector que ya viene siendo muy castigado, no solo por el COVID-19 sino por la deteriorada situación económica de Argentina.

El intercambio comercial tendería a normalizarse tras las fuertes restricciones registradas en 2020. Esperamos un aumento de la demanda externa por mayor crecimiento de los principales socios comerciales y mejores precios de los principales exportables uruguayos (como por ejemplo, la soja) pero también mayores importaciones de Uruguay, en particular las asociadas al proyecto de la pastera que finalmente determinarán una contribución negativa al PIB y a la cuenta corriente que incrementará su déficit hasta 2,5% del PIB en 2021.

Por su parte, las cuentas fiscales mejorarían en 2021 tras el agudo —pero transitorio— deterioro observado en 2020 a causa del coronavirus. La recaudación crecerá de la mano de un mayor nivel de actividad y de la ausencia de (por lo menos gran parte) gasto COVID si, como esperamos, se logra controlar el reciente aumento de los contagios. De esta manera, el déficit fiscal consolidado podrá reducirse hasta 3,8% del nuevo PIB. Una “ayuda extra” a las cifras fiscales está determinada por la nueva medición del Producto bruto que ahora resulta mayor y ello conlleva a reducir los ratios.

El Banco Central mantendrá el sesgo expansivo de la política monetaria para proporcionar liquidez al sistema, para lo cual ha mantenido la tasa de referencia en 4,5%, enfatizando que la tónica acomodaticia se debe a las circunstancias extraordinarias y que se volverá más astringente a medida que validen signos de "normalización" de la actividad.

Esperamos que el tipo de cambio se ubique en diciembre de 2021 en torno a 45,7 UYU/US$. El nuevo escenario incorpora una visión del dólar mundial más débil de lo esperado en los últimos meses. El Banco Central ha reforzado el mensaje de permitir que el Peso uruguayo “flote” para evitar un desajuste con los fundamentales macroeconómicos y con los socios comerciales, pero interviniendo en el mercado para reducir los episodios de alta volatilidad.

Finalmente, seguimos previendo una desaceleración en los registros inflacionarios para este año, con una tasa de inflación que se ubicaría en 7,5% para todo 2021. El retorno a la tasa de interés como instrumento de Política Monetaria y el nuevo (y más bajo) rango objetivo, han frenado las expectativas de inflación para el próximo año, en línea con nuestro pronóstico.

El mayor riesgo que enfrenta la economía uruguaya en este 2021 y que impone un sesgo negativo en nuestro escenario, es que no se pueda controlar el actual brote del COVID y/o que las vacunas no lleguen a tiempo. Este escenario alternativo implicaría nuevas y mayores restricciones sanitarias que impactarían negativamente en la actividad y el empleo, llevando a profundizar el deterioro del balance fiscal por la expansión del gasto para morigerar los efectos de la recesión.

En el mundo, la incertidumbre seguirá siendo alta a pesar de las perspectivas de "normalización" y hay riesgos tanto al alza como a la baja sobre las previsiones de crecimiento. Por eso, el pragmatismo y buen criterio en la gestión de la crisis sanitaria realizado hasta ahora por las autoridades en Uruguay, tratando de moderar los efectos de las restricciones sobre la economía, aportan una cuota de optimismo al mirar las perspectivas de los próximos años.

(*) Adriana Haring y Juan Manuel Manías

(1) Todas nuestras proyecciones están expresadas en la nueva base (2016) que ahora utiliza el BCU para lograr una medición más precisa. Como resultado de este cambio Uruguay cuenta ahora con un PIB de USD 61.560 millones (2019, año completo) que resulta casi 10% superior al que se venía informando anteriormente, la corrección también implicó que las tasas de crecimiento verificadas en los últimos años son menores.


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