Sequía, parada de refinería y UPM 2 se combinaron para que la biomasa resulte la principal fuente de energía en Uruguay

La biomasa proveyó 15% más energía que los combustibles fósiles, lo que constituye la máxima diferencia histórica entre ambas fuentes en Uruguay.

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Energía en base a biomasa
Getty Images

Recientemente se publicaron los datos delBalance Energético Nacional (BEN) de 2023 por parte de la Dirección Nacional de Energía (DNE) del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM). A continuación, destacamos algunos de los principales indicadores de la oferta y demanda energética del país durante el año pasado.

Tres eventos con incidencia significativa en el desempeño del sector

En primer lugar, la sequía, que ya hemos mencionado en otras ocasiones, que perduró en el primer semestre del año, consolidándose un cuarto año consecutivo de bajo aporte hídrico en el país. A raíz de la profundidad del impacto de la sequía, se registró en 2023 la menor cantidad de energía hidroeléctrica producida en lo transcurrido del siglo.

En segundo lugar, la entrada en operación de la tercera planta de producción de celulosa en el país: UPM II. Con ella, la capacidad de generación eléctrica a partir de biomasa creció de 419 MW a 731 MW (crecimiento 75%), y el consumo de biomasa en la matriz primaria volvió a superar al consumo de combustibles fósiles, situación que no se daba desde 2019. La brecha respecto a los combustibles fósiles alcanzó 15%, la máxima diferencia que se haya registrado. Si bien el consumo de fuel oil también subió al ser demandado por estas plantas (36% respecto a 2022), se encuentra muy por debajo de los máximos históricos alcanzados en la década de 1970.

Por último, se destaca la parada de la refinería de Ancap a partir de setiembre, con lo que se redujo 31% la producción de derivados de petróleo en el país, y como contrapartida, se registró una suba en la importación de derivados de 144%. Si bien las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de la etapa producción también cayeron en la misma cuantía (31%), debe considerarse que no corresponde a una reducción global de emisiones, sino que fueron desplazadas a los países que produjeron los derivados.

Biomasa domina el abastecimiento de energía

Como muestra la figura a continuación, el abastecimiento energético total alcanzó 6126 ktep en 2023 (miles de toneladas de petróleo equivalente). Como se mencionó más arriba, la biomasa fue la principal fuente, mientras que el peso de los combustibles fósiles cayó a 39% (petróleo y derivados 38%, gas natural 1%, carbón y coque 0.03%), cercano al mínimo histórico del país de 38% alcanzado tanto en 2017 como en 2019. En 2022 el peso de los combustibles fósiles en el abastecimiento era 44% de un total de 5669 ktep abastecidos.

El hecho es particularmente significativo recordando el mencionado contexto de sequía, en contraposición con los años 2017 y 2019 que tuvieron hidraulicidad por encima de la media. El principal factor fue el mencionado aumento en el consumo de biomasa (27% respecto al año anterior), al que se suma una caída del consumo de petróleo y derivados (2%) y gas natural (9%).

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Industria al frente en el consumo final energético

Por su parte, el consumo final energético alcanzó 5337 ktep en 2023, siendo derivados de petróleo el principal componente (37%), seguido por biomasa (32%), electricidad (20%), leña y carbón vegetal (9%), y biocombustibles y gas natural (ambos 1%). El consumo subió 11% respecto a 2022, la segunda suba más acentuada desde que se publica el BEN en forma anual (1965), siendo la suba de 17% en 2008 la más alta en el registro. El peso del petróleo y derivados se encuentra en el valor mínimo histórico, también alcanzado en 2020.

La Figura 2 presenta el consumo por sector, destacándose que la participación del sector industrial alcanzó un nivel récord de casi 48% del total (en 2022 el peso era 42% de 4837 ktep). Al mismo le sigue transporte (26%), residencial (16%), comercial/servicios/sector público (6%), actividades primarias (3%), y no identificado (1%)

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El diagrama de flujo presentado en la Figura 3 permite hacer foco en los principales sectores, donde se aprecia que dos terceras partes del consumo energético de la Industria corresponde a residuos de biomasa, seguido por combustibles fósiles 14%, electricidad 13%, y leña y carbón vegetal 6%. La industria de papel y celulosa es el principal subsector, explicando 68% de la demanda de la Industria, seguido por el subsector madera 7%, cemento 5%, química, caucho y plástico 4%, frigoríficos y lácteos 6%, otras alimenticias 4%, molinos 2%, bebidas y tabaco 2%, y otras manufactureras y construcción también 2%.

Por su parte, gasoil explica 53% del consumo del sector Transporte, gasolina 44%, y etanol 3%. El subsector transporte carretero explica 98.9% del consumo del sector Transporte, seguido por marítimo y fluvial 0,8%, y aéreo 0,3%.

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El consumo por unidad de producto interno bruto alcanzó 3 tep/M$ (constantes 2016), que es menor a los valores máximos alcanzados en la década de los 60´ de 3.4 tep/M$. Sin embargo, en términos de consumo per cápita si nos encontramos en el mayor valor histórico: 1534 tep/1.000 habitantes. Ambos indicadores subieron 10% respecto al año anterior, prácticamente en la misma cuantía que la suba en consuma, dado que el denominador en ambos casos tuvo una suba marginal (PIB 0,4% y población estimada 0,3%).

Eólica domina el suministro eléctrico mientras que Residencial domina el consumo

Si bien en la primera columna de este año hemos hecho un balance del sector eléctrico en 2023 [2], comentando que 92% de la generación local inyectada al Sistema Interconectado Nacional (SIN) provino de fuentes renovables, y que el país volvió a registrar más importaciones que exportaciones (situación que no se daba desde 2013), vale la pena destacar algunos indicadores de este sector publicados en el BEN.

Como muestra la Figura 4, por segunda vez en la historia del país, la principal fuente de generación eléctrica fue la Eólica (37%), a la que siguió la Hidroeléctrica (27%), Biomasa (24%), Térmica fósil (8%), y Solar fotovoltaica (4%). La primera vez fue el año 2020.

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El consumo final de electricidad subió 5% alcanzando 1063 ktep (12365 GWh), mientras que el consumo per cápita alcanzó 3467 kWh/habitante (+5% respecto a 2022). El sector Residencial demanda 38% de la electricidad consumida en Uruguay, seguido por el Industrial (32%), Comercial/servicios/sector público 25%, Otros 5%.

En cuanto a las emisiones del Sistema Interconectado Nacional (SIN), se estima que las centrales de generación eléctrica emitieron 605 mil toneladas de dióxido de carbono (CO2), alcanzando un factor de 56 toneladas de CO2 / GWh. El factor cayó 5% respecto a 2022, situándose muy por debajo del promedio de los transcurrido del siglo hasta entonces (108 tCO2/GWh), pero muy superior al mínimo alcanzado en 2003 de 1.4 tCo2/GWh.

Hacia una matriz primaria 100% renovable

Como se mencionó, el peso de los combustibles fósiles en el abastecimiento energético de Uruguay se encuentra cercano al mínimo histórico. Si bien 39% puede parecer elevado, vale la pena recordar dos cosas. En primer lugar, que los combustibles fósiles en Uruguay supieron explicar 81% del abastecimiento (71% del consumo) en 1965 cuando comenzó a publicarse el BEN. En segundo lugar, que a nivel mundial el peso de los combustibles fósiles en la matriz primaria representa 76.5% (29.8% petróleo, 24.9% carbón y 21.9% gas), con datos de 2023.

El camino a una matriz primaria 100% renovable consiste principalmente en tres pilares. El primero: eficiencia energética: “la energía más verde es la que no usamos”. El segundo: la electrificación de consumos, como por ejemplo, el 14% del consumo residencial que explican gas y GLP, y parque del 53% y 44% del consumo del sector transporte que explican gasoil y gasolina respectivamente. El tercero: la electrificación indirecta a través del hidrógeno verde y derivados. Por ejemplo, en lo que respecta a transporte de larga distancia, o parte del 12% del consumo industrial que explican fuel oil y coque de petróleo.

Este último pilar requiere una política de estado, idealmente con acuerdo multipartidario como fue el caso dela Política Energética de Largo Plazo firmada en 2008, que hemos comentado en otras ocasiones[5]. En el cierre del X Congreso LATAM Renovables organizado por AUDER hace tan solo unos días, los dos candidatos presidenciales más votados en las elecciones internas del país comentaron visiones que comparten este espíritu, por lo que el camino es optimista, y Uruguay está posicionado como pocos países en el mundo para lograrlo.

- Felipe Bastarricaes Director Ejecutivo del Observatorio de Energía y Desarrollo Sustentable (UCU)

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