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Superávit fiscal en Argentina: más licuadora que motosierra

Comparando mayo 2024 versus mayo 2023, la inflación fue del 276%, en tanto que los ingresos tributarios aumentaron el 314%.

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Javier Milei
Javier Milei, presidente de Argentina
AFP

Durante el mes de mayo, el resultado fiscal base caja en Argentina volvió a dar positivo tanto en el superávit primario como en el financiero. Ambos superávits se explican por un importante aumento de los ingresos tributarios por encima de la inflación anual y gastos primarios e intereses pagados por debajo de la tasa de inflación.

Comparando mayo 2024 versus mayo 2023, la inflación fue del 276%, en tanto que los ingresos tributarios aumentaron el 314%. Superaron a la inflación en un 10% o en 38 puntos porcentuales.

El impuesto que más incremento interanual muestra, siempre comparando mayo `24 `con mayo 23, es Ganancias, que creció el 586%. Este incremento se explica porque hubo empresas que tenían dólares en el activo y se beneficiaron del salto del tipo de cambio de diciembre (cuando digo dólares son futuros, dólar link o bonos que se contabilizan al tipo de cambio oficial). En otros términos, hubo un fuerte aumento de ganancias por las empresas que tenían activos financieros ligados al dólar y pagaron ganancias por el salto cambiario, a pesar de tener pérdidas operativas.

De acuerdo con la recaudación tributaria de los primeros cinco meses del tesoro, el impuesto PAIS quedó en cuarto lugar y representó el 11,8% de los ingresos tributarios totales. Este dato hace pensar que la eliminación del impuesto PAÍS no va a ser tan sencilla para el gobierno, como prometió en su momento, porque bajaría automáticamente el 12% de los ingresos tributarios y lo llevaría a perder el equilibrio fiscal.

Por ejemplo, en los primeros cinco meses de este año el superávit financiero, es decir el superávit luego del pago de intereses de la deuda pública, fue de $ 2.334.138 millones y lo recaudado por el impuesto PAIS sumó $ 2.406.252 millones. Es decir, sin el impuesto PAIS hubiese habido déficit financiero. En otros términos, perdería el ancla antinflacionaria que dice utilizar el gobierno.

En rigor, el gobierno usa el tipo de cambio oficial como ancla antinflacionaria, al igual que Martínez de Hoz a fines de la década del `70 con la tablita cambiaria, estrategia que terminó muy mal.

Por el lado de los gastos en mayo, todos los rubros estuvieron por debajo de la tasa de inflación, salvo la asignación social para la protección social.

Las jubilaciones y pensiones contributivas, que representan el 34% del gasto primario, cayeron un 21% en términos reales al comparar ambos meses de mayo.

Otros de los rubros que muestran caídas importantes en el gasto son las transferencias corrientes a las provincias y, por supuesto, los gastos de capital con la paralización de la obra pública.

La estrategia del gobierno para lograr el superávit fiscal tiene tres patas: 1) licuadora, es decir, licuar gastos, en particular jubilaciones, aumentándolas por debajo de la tasa de inflación, 2) aumento de impuestos (impuesto PAIS, impuesto a los combustibles, ahora ganancias, entre otros) 3) postergación de pagos de gastos.

En lo que hace a la licuadora, el rubro que más hace caer en términos reales es el de las jubilaciones. La estrategia que está aplicando el gobierno consiste en licuar el gasto en jubilaciones de 100 a 50 y a partir de esos 50 ajustarlo por inflación. Es decir, primero baja los salarios en términos reales y luego los mantiene bajos, pero en términos constantes.

Por eso se enfrenta con el proyecto de la oposición que propone recuperar parte de lo licuado de las jubilaciones y dice que la oposición quiere dinamitarle el equilibrio fiscal.

Mientras tanto, el cepo no tiene fecha de finalización y el gobierno se encarga de no precisar cuándo se saldrá del cepo. Para el gobierno, la salida del cepo requiere de dos condiciones básicas: acumular reservas en el BCRA y limpiar el balance del Banco Central.

Aparentemente el gobierno tiene miedo de levantar el cepo y que se produzca una corrida financiera y cambiaria. Es decir, una corrida financiera que obligaría al BCRA a emitir para pagar los pases que están en poder de los bancos. La emisión de moneda para pagar los pases y sin reservas, haría saltar el tipo de cambio, impactando en la inflación.

Ahora bien, el costo que se está pagando en términos de actividad económica y desocupación por mantener el cepo, puede ser mayor a asumir el riesgo de levantarlo y que se produzca una corrida. Mientras siga el cepo y los exportadores estén obligados a venderle sus divisas al BCRA, el Central tendrá que emitir moneda para comprar los dólares a los exportadores. Esa emisión tendrá que ser reabsorbida con deuda que coloca el tesoro, o bien los pesos quedarán en el mercado, postergando la baja de la tasa de inflación.

Pero atención, el punto a tener en cuenta es que las corridas bancarias no se producen solamente por la existencia de los pasivos remunerados, como ocurrió en 1989 y en 2018.

Puede haber corridas financieras que se produzcan por desconfianza en la política económica del gobierno, confiscación de depósitos u otros motivos.

En definitiva, el levantamiento del cepo depende más de la credibilidad que genere el gobierno en la política económica que la resolución del problema de los pasivos remunerados como sostiene el gobierno.

Por ahora lo que consiguió el gobierno es que la gente tenga esperanza, pero lejos está todavía de haber generado un shock de confianza que cambie las expectativas de los agentes económicos y los lleve a invertir en el sector real de la economía.

Milei sigue teniendo un fuerte apoyo de la población. La pregunta es: ¿cuánto tiempo puede durar ese apoyo basado en la esperanza sin que el gobierno empiece a mostrar resultados que alivien la situación económica de la gente?

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