OPINIÓN
Cómo transitar este año en materia de inversiones.
El SARS-CoV2 nació en 2019, pero el año que quedará en los libros de historia será 2020. La aparición del coronavirus y el temor ante su rápida propagación global llevó a la aplicación de cuarentenas obligatorias, que se transformaron en un apagón global sincronizado de las economías y dieron lugar al caos en los mercados financieros. Así, la crisis sanitaria se convirtió en económica, los mercados sucumbieron rápidamente a la pandemia y sus consecuencias trascendieron la escena económica, modificando, quizás con resultado permanente, nuestro estilo de vida, nuestros hábitos laborales, nuestra movilidad y hasta la forma en cómo nos comportamos y relacionamos como sociedad.
Los bancos centrales y los gobiernos desplegaron una batería de medidas inédita, incluso superior a la utilizada en la gran recesión de 2008, para intentar devolver la liquidez a los mercados, la confianza a los inversores y suavizar los impactos económicos de largo plazo. Afortunadamente, el mercado se recuperó rápidamente y cómo suele suceder con los nuevos acontecimientos, aprendimos a convivir con el virus, a aceptar la nueva realidad, y nos aferramos a la esperanza de producir en tiempo récord una vacuna que nos devolviera nuestra vida “normal”. Pero las incógnitas sobre la economía global continuarán durante un buen tiempo.
La crisis, como siempre sucede, generó oportunidades y con ellas aparecieron algunos grandes ganadores, pero también muchos perdedores. El mundo y las economías se vieron forzados a acelerar varios cambios estructurales, algunos de los cuales ya se venían procesando aunque a ritmos más moderados. Y mientras algunos zurcían parches para evitar que sus negocios se hundan, otros empezaron a crecer de apuro a toda vela. Así, las diferencias de retornos entre los conjuntos de acciones que componen los sectores de la economía llegaron a niveles que no se veían desde la burbuja de las punto.com. un claro ejemplo: Tecnología +43.9% vs Energía -32.8%.
La pandemia dejó en evidencia, una vez más, la importancia y los beneficios de invertir a través de portafolios diversificados en distintas clases de activos. Cada activo cumple con un rol y armar un portafolio que los combine en las proporciones adecuadas es esencial para alcanzar los objetivos de inversión.
La importancia de mantenerse invertido y no entrar en pánico en los episodios de crisis es otra de las grandes lecciones que nos volvieron a dar los mercados en 2020: tomar decisiones basados en nuestras emociones es uno de los errores más frecuentes en el mundo de las inversiones y algo contra lo que tenemos que luchar a diario. Es en esas situaciones donde se vuelve imperioso tener un plan que nos permita atravesar la tormenta como un capitán en altamar que sabe cuál es su destino, y al que la tormenta podrá entorpecer el viaje pero la atraviesa con la confianza de haberse preparado para enfrentarla. A la larga o a la corta, como en este caso, el tiempo bueno volverá y la navegación será más rápida y segura.
Hoy podemos afirmar que el mundo estará inundado durante un buen tiempo de dinero barato, debido a que los bancos centrales asegurarán una cuantiosa disponibilidad para que las empresas puedan echar a andar la recuperación y porque han dejado expresamente de lado su foco en el control de la inflación, que todavía sigue durmiendo. Además, deberemos acostumbrarnos a que los bajos rendimientos en renta fija serán una constante, que puede empujarnos a asumir riesgos de los que no somos conscientes, sólo para terminar decepcionados cuando no se materialicen nuestras expectativas.
Pero, ¿qué debemos esperar de 2021 y cómo debemos transitarlo en materia de inversiones? Inevitablemente, tengo que volver a la necesidad de construir un plan de inversiones, planificar nuestro viaje atendiendo a las nuevas condiciones de navegación, pero sin perder el foco en nuestro objetivo.
La nueva coyuntura económica
Si bien aún permanecen muchas fuentes de incertidumbre, los expertos en salud opinan que para el segundo semestre la vacuna habrá alcanzado a un porcentaje elevado de la población y la movilidad podría empezar a normalizarse. De acuerdo con las cifras del último reporte del Banco Mundial, el crecimiento de la actividad global en 2021 será de 4,0%, lo que no sería suficiente para compensar la contracción de 4,3% y volver a los niveles pre-pandemia. Se espera que los países desarrollados crezcan menos que los emergentes (3,3% vs 5,0%), con los países asiáticos, en especial China, como motores de crecimiento.
Pero la deuda emitida durante 2020 ha sido inmensa y como resultado, los países han aumentado el déficit fiscal y las empresas cargan con mayores pasivos en sus balances. El endeudamiento global alcanzó niveles insospechados, hoy no parece ser un problema porque el costo del financiamiento es casi nulo, pero nos expone a un riesgo sistémico frente a una realidad siempre cambiante.
Desde Nobilis consideramos que es un gran momento para repensar nuestros portafolios de inversión y readecuar nuestros objetivos a una nueva realidad de mercado, atendiendo siempre a las particularidades de cada cliente.
En el caso de la renta fija, creemos que la selectividad será clave, tanto para elegir gobiernos a los cuales comprar deuda como empresas. Las economías y las empresas están funcionando con el suero inyectado por los gobiernos y los bancos centrales, pero una vez que nos retiren la medicación, es probable que muchas empresas tengan dificultades para caminar por sí solas.
En la renta variable, las economías con mayor exposición al sector tecnológico, como Estados Unidos, fueron las ganadoras en esta etapa y registraron valoraciones por encima de la media. Si bien existen motivos para pensar que esa trayectoria está justificada, hoy presentan un punto de partida poco atractivo para ingresar a ese tipo de activos y se debe ser selectivo para saber cuáles son una moda pasajera y cuáles llegaron para quedarse. Fuera de EE.UU. las valoraciones son menores y la exposición a sectores cíclicos —que ofrecen mayor potencial ante una recuperación económica— es mayor.
¿Qué podemos esperar de los activos uruguayos? El impacto de la pandemia en las economías emergentes ha sido menor que el evidenciado en los países desarrollados, y es por eso que hoy presentan una situación favorable para la atracción de capitales. Los bonos uruguayos en dólares volvieron a tener un año extraordinario en materia de retornos, y lograron superar la volatilidad inusitada y el desplome de marzo de 2020. La misma situación se dio en los activos en moneda local, que terminaron con retornos positivos medidos tanto en su propia nominación como en dólares. Además, las tasas se reflejan en los precios de los commodities, que ya empezaron una escalada que siempre ha precedido procesos de expansión económica.
Es por eso que, si bien persisten desequilibrios en materia macroeconómica, existen razones para ser moderadamente optimistas de cara a 2021. La actividad debería comenzar el proceso de recuperación y crecería en torno al 3,5%, aunque esto dependerá en gran medida del comportamiento de la pandemia y del nivel de contagio en los próximos meses.
Con un escenario de tasas de interés internacionales cercanas a cero por algunos años, el país podrá seguir accediendo a financiamiento barato. Al mismo tiempo, es probable que el dólar continúe debilitándose a nivel global, lo que abre la oportunidad para obtener buenos rendimientos en instrumentos nominados en moneda local. Es probable que Uruguay vuelva al mercado durante el primer trimestre de este año con una emisión en pesos o Unidades Indexadas.
El contexto internacional da tiempo al gobierno para hacer los ajustes necesarios, pero no debemos ser complacientes, Uruguay tiene los peores ratios de deuda/PIB y la mayor inflación entre los países de grado inversor y, mejorar estas variables, es mandatorio para hacer sostenible el crecimiento y mantener el grado inversor. El gobierno parece comprometido con la macroeconomía y eso ha sido reconocido por los inversores internacionales que lo han respaldado, pero, para que esa comunión continúe, deberá empezar a mostrar resultados.
(*) Gerente de Inversiones de Nobilis, columnista invitado.