Uruguay ante el enorme desafío de incrementar el crecimiento potencial de su economía

Aunque hay un consenso generalizado sobre la insuficiencia del crecimiento actual, aún no está claro qué propuestas concretas de largo plazo platean los distintos candidatos políticos.

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En la Rendición de Cuentas de 2023, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) presentó actualizaciones cruciales en el panorama macroeconómico de Uruguay, incluyendo nuevas perspectivas de crecimiento y ajustes en las proyecciones del gasto público, cambios que resultaron de lareciente revisión del crecimiento potencial. Pero, ¿qué significa realmente el PIB potencial? ¿Para qué sirve y qué nos revela este indicador? Estos conceptos son particularmente pertinentes en el contexto actual, mientras Uruguay define su dirección política y, por ende, económica para los próximos cinco años.

El PIB potencial representa el nivel máximo de actividad económica que un país puede alcanzar haciendo un uso pleno de sus recursos productivos. Sin embargo, se trata de un variable inobservable y su estimación admite diversas aproximaciones metodológicas. A pesar de ser una variable inobservable, su estimación es crucial, pues permite determinar la brecha del PIB, es decir, la diferencia entre el PIB potencial y el PIB real. Esta brecha es fundamental para entender la posición cíclica de la economía: una brecha negativa indica que la economía se encuentra por debajo de su capacidad (sin desequilibrios).

Además, el crecimiento del PIB potencial influye directamente en la dinámica de los ingresos y gastos fiscales estructurales. Una economía con un PIB real que supera al potencial tiende a generar ingresos tributarios superiores a los estructurales y reduce ciertos gastos, como los subsidios por desempleo. En contraste, un PIB real por debajo del potencial usualmente resulta en ingresos tributarios menores y en un aumento de ciertos tipos de gastos gubernamentales. En este sentido, el PIB potencial fundamenta dos de los tres pilares de la regla fiscal. Las estimaciones del PIB potencial permiten aislar el efecto del ciclo económico sobre el resultado fiscal, facilitando el cálculo del Resultado Fiscal Estructural (RFE), que constituye el primer pilar de la regla. Simultáneamente, el crecimiento potencial establece el límite máximo para el incremento real de los gastos primarios del Gobierno Central y del Banco de Previsión Social (GC-BPS), que representa el segundo pilar.

Más allá de su importancia para la regla fiscal, contar con una estimación transparente y precisa del crecimiento potencial es fundamental para la discusión de políticas públicas a largo plazo.

¿Cómo se estima este indicador tan crucial? Cada año, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) consulta a doce expertos independientes para actualizar las estimaciones del PIB potencial. Los expertos proporcionan proyecciones anuales sobre la tasa de crecimiento de la Formación Bruta de Capital Fijo, la fuerza laboral, y la Productividad Total de los Factores para el período proyectado, que en la última consulta fue desde 2024 hasta 2033. El MEF toma la mediana de las respuestas en cada una de las tres variables señaladas, para hacer su proyección de PIB potencial.

Implicancias de la última actualización del PIB potencial. La más reciente actualización del crecimiento potencial de la economía uruguaya para el período 2024-2033 se ha establecido en un 2,5% anual. Esta cifra representa una disminución de 30 puntos básicos respecto a la estimación previa de 2,8% para el período 2023-2032. Este ajuste se explicó por de la incorporación de datos efectivos de 2023 y una revisión a la baja de los datos de Cuentas Nacionales que realizó el BCU en febrero.

Esta revisión tiene consecuencias directas sobre la regla fiscal, y la planificación del gasto público. Al ajustar las expectativas de crecimiento potencial, el gobierno debe recalibrar sus políticas fiscales para asegurar la sostenibilidad financiera y responder adecuadamente a los ciclos económicos. Específicamente, en lo que respecta al tope del gasto primario, que se ajustará al 2,5% real anual a partir de 2025, debido a que el crédito presupuestal para 2024 ya fue definido en 2023 y establecido en la Ley de Rendición de Cuentas del año 2022.

En tanto si observamos su evolución y sus proyecciones (gráfico adjunto que muestra la evolución desde 2010 hasta 2033) se desprende algunas conclusiones importantes. En primer lugar, notablemente, la tasa de crecimiento del PIB potencial ha disminuido en los últimos quince años. En 2023, el PIB real estuvo un 2% por debajo de su potencial estimado, evidenciando una brecha significativa en el crecimiento.

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En segundo lugar, la fuerza laboral, teniendo en cuenta tanto la cantidad de horas trabajadas como la "calidad" del trabajo (medida por los años de escolaridad), ha experimentado incrementos en los últimos años. Sin embargo, el ritmo de crecimiento ha disminuido progresivamente, registrando un promedio de crecimiento del 1,0% en el periodo 2010-2023.

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En cuanto al stock de capital, se observa una dinámica similar, con una tasa de crecimiento del 3,4% para el mismo período. De forma paralela, la productividad de los factores también ha seguido una evolución similar, con una tasa promedio de crecimiento del 0,3% durante el mismo periodo.

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Desafíos y perspectivas futuras para la economía uruguaya. Las proyecciones de crecimiento para Uruguay en los próximos años no son especialmente alentadoras, anticipando un aumento potencial de solo el 2,5%. Esta tendencia refleja una continuación del crecimiento económico moderado que el país ha experimentado durante la última década. Según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), se espera que las tasas de crecimiento se mantengan apenas por encima del potencial, con un 3,0% para 2024, un 3,2% para 2025 y aproximadamente un 2,7% para los años 2026 a 2028.

Estas tasas de crecimiento actuales son insuficientes para alcanzar los niveles de PIB per cápita de países desarrollados y para satisfacer las demandas sociales. Este desafío significativo, bajo este enfoque, implica aumentar los factores de producción, esto es aumentar el stock de capital, la fuerza laboral y la productividad. Es decir, sin una mejora significativa en estos factores, será improbable pensar en un Uruguay que logre una mejor distribución del ingreso, aborde eficazmente los problemas de pobreza y desarrolle políticas sociales adecuadas.

En conclusión, para modificar de manera significativa la trayectoria de crecimiento de nuestro país, son necesarios cambios estructurales profundos y una visión orientada al largo plazo. En el contexto actual de elecciones, es esencial que se realicen debates profundos sobre estos temas. Aunque hay un consenso generalizado sobre la insuficiencia del crecimiento actual, aún no está claro qué propuestas concretas de largo plazo platean los distintos candidatos políticos. ¿Qué visión de país desean construir para los próximos años? Este tipo de preguntas son fundamentales y deben ocupar un lugar central en nuestro debate actual.

- Sofía Harguindeguy es Gerente del Área de Consultoría Económica de Grant Thornton Uruguay y Paraguay

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