Zonas francas esperan fuerte impacto positivo del arancel cero con Brasil

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Enrique Buero – Presidente de la Cámara de Zonas Francas del Uruguay; Gerente General de Parque de las Ciencias. Foto: Juan Manuel Ramos

ENTREVISTA

Para ingresar sin aranceles a Brasil, producción de zonas francas deberá elaborar o agregar valor a los bienes exportados.

La ratificación del acuerdo bilateral con Brasil para el comercio de bienes sin arancel desde zonas francas de ambos países, constituye “una excelente noticia para el sector” y abre la puerta a nuevas inversiones, un incremento de las exportaciones y la posibilidad de sumar más empleo de calidad en las zonas francas uruguayas. Para el recién asumido presidente de la Cámara de Zonas Francas del Uruguay, Enrique Buero, se añade un atractivo adicional a la instalación de nuevos exclaves aduaneros y otras empresas en los ya existentes. Fabricantes europeos y estadounidenses interesados en instalarse en zonas francas en Uruguay “nos han planteado su interés en llegar a Brasil”, explicó. El acuerdo pone como condición que los bienes tengan origen Mercosur, por lo tanto “deben agregar valor en el país”, advirtió Buero. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Cómo valoran desde la Cámara de Zonas Francas el acuerdo con Brasil?

—Es un muy positivo para el sector. Una negociación que se llevó adelante en silencio durante largo tiempo.
Fue una grata sorpresa el alcance que se le dio al acuerdo, porque no solo abarca el caso de PepsiCo en Colonia, que hasta ahora tenía renovaciones anuales, sino que nos alcanza a todas las zonas francas y por tiempo indefinido.
Es un paso importante en el proceso de desactivación de la restrictiva decisión 8/94 del Mercosur, que condicionó muchísimo el desarrollo industrial y logístico en las zonas francas. En 2015 tuvimos la decisión 33/15 que estableció que, al menos lo que pasara por Zona Franca sin ser transformado, no perdía el origen Mercosur cuando ya lo tuviera de antemano. Ahora tenemos una norma mucho más amplia, que si bien se aplica solo en forma bilateral entre Uruguay y Brasil, para nosotros nos habilita el acceso al mercado más relevante de la región.

—¿El objetivo es que pueda convertirse en una norma general para todo el bloque?

—Sin dudas. Esperamos que, aunque sea a través de acuerdos bilaterales como el reciente con Brasil, pueda avanzarse con los demás socios, al menos identificando sectores prioritarios de actividad.

—A partir de esta decisión, las empresas instaladas en zonas francas pasan a tener el mismo tratamiento que cualquier empresa del país...

—Para el comercio con Brasil, en ambos sentidos. En la medida que cumpla con las condiciones de origen Mercosur, puede acceder a Brasil igual que cualquier otra empresa instalada en territorio no franco.

—Y más allá del caso que se ha usado como paradigmático de PepsiCo en Zona Franca Colonia, ¿qué oportunidades concretas existen de aprovechar este nuevo marco?

—Sin dudas que el primer actor interesado era PepsiCo, que exporta hacia Brasil y lo venía haciendo a través de autorizaciones anuales que se renovaban con bastante esfuerzo.
En términos generales, lo primero que nos habilita esta actualización del acuerdo con Brasil es que, cuando recibimos a un interesado en tener alguna actividad, ya sea logística o industrial, en zona franca, pensando en los mercados del bloque, les podemos decir que con Brasil existe un acuerdo bilateral que permite ingresar con origen Mercosur, en la medida en que sus productos cumplan con las condiciones necesarias para obtener el origen. Es un cambio muy importante a la hora de captar inversiones.

—¿Esta consulta aparecía por parte de interesados en instalarse en el país?

—Así es. Ocurre muchas veces con fabricantes europeos o norteamericanos. Se plantean que una zona franca en Uruguay mejora mucho los tiempos de llegada a los mercados vecinos. Para ellos es importante tener stock permanente cerca de esos mercados grandes. Pero si además a eso le podemos ofrecer que, generando valor agregado y trabajo para los uruguayos en procesos de industrialización, pueden acceder a tener origen Mercosur y entrar con esa preferencia a Brasil, el atractivo es mayor. Y nos beneficia a todos.

Enrique Buero. Foto: Juan Manuel Ramos
Enrique Buero. Foto: Juan Manuel Ramos

—Algunas empresas instaladas en zonas francas en la actualidad venden hacia Brasil…

—Sí, los pocos que lo hacen, deben pagar Arancel Externo Común para ingresar. Por ejemplo, empresas del sector farmacéutico. Allí se da la particularidad que el arancel no es excesivamente alto y se trata de productos con un valor agregado que permite asumir determinados costos. Pero hay otros casos, como la industria cosmética, por ejemplo, que si pagan arancel la ecuación no cierra.
Esta decisión alcanzada en forma bilateral abre una ventana de oportunidades muy buena para los que ya están instalados produciendo en ZZFF en Uruguay y posibilita que se sumen nuevos actores a cumplir parte de su proceso de industrialización para adquirir origen y luego vender en Brasil. Es inversión y es empleo.

—Para los sectores industriales intermedios, el hecho que lleguen productos hechos bajo régimen de ZZFF en Brasil a un menor precio, puede generar un perjuicio…

—Puede ser. Habrá que ver caso a caso si genera alguna amenaza para algún sector. Esos insumos a menor precio pueden indudablemente favorecer a otros sectores de producción en el país. Hay que ver cómo opera el beneficio en la medida en que comience a aplicarse.

—¿Los permisarios de zonas francas en Uruguay ya han incorporado esta nueva realidad a la hora de buscar nuevos usuarios?

— Ya somos varios que estamos trabajando en esa línea, incluso con empresas brasileñas. Firmas que están muy enfocadas en su país, tienen el 100% de su producción en Brasil y no se han internacionalizado. Tenemos la oportunidad de ofrecerles una plataforma de producción alternativa muy cercana, con la seguridad jurídica y los beneficios que Uruguay ofrece.
Pero como decía antes, también se observa con atención este régimen por parte de empresarios de Europa y América del Norte.

—La medida alcanza la comercialización de bienes. Los servicios tienen un régimen diferente…

—Exacto, no están alcanzados por esta norma. Pero, en el caso de Brasil, tenemos otro inconveniente. Son las retenciones que hace Brasil sobre las empresas que pagan este tipo de servicios recibidos desde afuera. Son muy altas, y eso ha condicionado en gran medida la prestación de servicios desde nuestras zonas francas hacia el mercado brasilero. Brasil es muy proteccionista en ese sentido.

—¿Los servicios han sido el rubro de mayor crecimiento en el régimen de zonas francas?

—Tienen un fuerte impulso en los últimos años. En estos momentos representan el 50% de las exportaciones desde zonas francas. Un 27% son comercio y la industria se ubica en el entorno del 20%. Está claro que los servicios han crecido muy fuerte con distintos destinos, y de alguna manera lograron sortear esa limitante que nos dejó el Mercosur con la decisión 8/94.
Hay una tendencia clara de que los servicios vienen ganando terreno. Para este tipo de negocios tenemos una ventaja de uso horario, un buen grado de inglés en la mano de obra disponible, entre otras, que han llevado a un fuerte impulso del empleo.
En términos generales, según el Censo de 2019, en zonas francas trabajaban unas 15 mil personas y se estimaban unos 14 mil empleos indirectos más.
Claro que también tenemos el desafío de la disponibilidad de talento.
En las zonas francas hay desarrollos industriales de primera línea, trabajos en logística muy tecnologizados, está todo el desarrollo de las tecnologías de la información y también en el sector farma demandamos profesionales con alta capacitación. Y en zonas francas se pagan salarios que en promedio duplican los que se ofrecen fuera del régimen. Tenemos que trabajar en la formación de nuestros propios recursos y a su vez, integrar corrientes migratorias, con mano de obra calificada que pueda sumarse nuestras empresas.

—Pero el régimen de zonas francas tienen limitantes a la hora de tomar personal extranjero…

—El 75% del personal en las zonas francas empleado por las zonas francas, tiene que ser nacional. Se pueden pedir excepciones para estar por debajo de ese porcentaje, cuando por ejemplo, se inicia un nuevo emprendimiento y quienes tienen expertise en el negocio son en su mayoría extranjeros. Esa normativa luego fue ajustada, para permitir que para el sector servicios fuera un 50% el tope de personal extranjero.

—La última Rendición de Cuentas habilitó el teletrabajo en zonas francas. ¿Qué impacto tiene esa medida?

—Muy importante. Lo consideramos incluso antes de la pandemia. Con la llegada del Covid-19 se volvió mucho más relevante. Ahora se habilitó, bajo determinadas condiciones que sean acordadas entre la empresa empleadora y el empleado. El decreto reglamentario establece determinadas pautas para que se pueda cumplir con el teletrabajo. 60% de trabajo presencial, 40% de teletrabajo como límite, en determinadas condiciones, y se deben cumplir mil horas presenciales trabajadas por mes para poder después ofrecer el régimen Nos queda un tercer paso, que serían las resoluciones de la Dirección Nacional de Zonas Francas, estableciendo los mecanismos de control.

—Hablamos de la captación de talento y la necesidad de capacitar mano de obra como algo clave; pero también lo es la competitividad.

—Es un tema que nos preocupa enormemente y lo estamos trabajando desde la cámara de Zonas Francas con distintas agencias del gobierno, necesitamos mejorar mucho en transporte y logística si queremos que realmente haya un crecimiento sostenido.

—¿Dónde están los mayores problemas?

—Debemos revisar toda la estructura de costos desde las tarifas portuarias aeroportuarias, los costos directos y los asociados de los DUAS (documento Único Aduanero), fletes, seguros, precintos y los costos de ingresos a las zonas francas. También costos operativos, como puede ser la energía eléctrica y el agua corriente. Todo debe ser revisado para tener una propuesta mucho más contundente, para captar una industrialización de bienes en el Uruguay y la integración a las cadenas globales de valor.
Hay que prestarle especial atención al desarrollo del e-commerce transfronterizo; tenemos al lado el mercado brasilero y el argentino, hay una muy buena oportunidad de tener centros de e-commerce en nuestro país. Las zonas francas están llamadas a jugar un rol muy importante dadas sus características en cuanto al libre ingreso y egreso de mercaderías, la posibilidad de estar almacenadas por tiempo indefinido, de agregarle valor con el empaque, el etiquetado, un universo de actividades por explotar. Pero para eso necesitamos mejores condiciones de transporte y logística. Lo mismo con los trámites regulatorios, por ejemplo las aduanas. Es una gran oportunidad que no debemos desaprovechar.

—¿La actividad en zonas francas mantiene un comportamiento alineado con el resto de la economía?

—Tomando el censo 2019 el comportamiento en zonas francas ha sido históricamente superior. Para el período 2020-2022 habrá que ver cada censo y lo particular del mismo, pero creo que es esperable que el impacto de la pandemia y el rebote posterior sean más moderados, y ello obedece a que las zonas francas, en épocas de coyunturas complicadas resultan más resilientes.
Un factor que ha impulsado a las ZZFF en estos últimos años es la incorporación de nuevos jugadores. Más empresas se instalan en los parques y a su vez, se abren nuevas zonas francas. Desde el último censo del sector, en 2019, se incorporaron WTC II, WTC Punta del Este, la futura Zona Franca Audiovisual en Maldonado y la tercera planta de pasta de celulosa en unos meses. Por tanto, la estimación de que representábamos un 5% del PIB total en 2019, hoy debe resultar corta, y cuando esté activa UPM2, aún más.

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