Ivan Penn y Karen Weise
The New York Times
Las empresas de tecnología recurren cada vez más a las centrales nucleares para obtener la electricidad libre de emisiones necesaria para hacer funcionar la inteligencia artificial (IA) y otros negocios.
Microsoft, Google y Amazon han cerrado recientemente acuerdos con operadores y desarrolladores de plantas nucleares para impulsar el auge de los data centers, que prestan servicios informáticos a empresas grandes y pequeñas. La demanda se ha acelerado debido a las grandes inversiones que las compañías tecnológicas han hecho en IA, que requiere mucha más energía que las redes sociales, el streaming y las búsquedas en la web.
Microsoft ha acordado pagar a una empresa energética para reactivar la planta nuclear Three Mile Island, en Pennsylvania, que está cerrada. Y hace unas semanas, Amazon y Google dijeron que se estaban centrando en una nueva generación de pequeños reactores modulares. Esa tecnología aún no se ha comercializado con éxito, pero los expertos en energía dicen que podría ser más barata y más fácil de construir que los grandes reactores nucleares que EE.UU. ha impulsado desde los años 50.
Las grandes tecnológicas, que antes invertían mucho en energía eólica y solar, ahora se inclinan por la nuclear porque quieren energía disponible las 24 horas y que no produzca emisiones de gases de efecto invernadero. La energía eólica y solar no agravan el cambio climático, pero no están disponibles en todo momento sin la ayuda de baterías u otras formas de almacenamiento de energía. Las grandes tecnológicas se han comprometido a alimentar sus operaciones con energía libre de emisiones para 2030, pero esos compromisos precedieron al auge de la IA, que exige más energía.
«Tienen el deseo de hacer crecer todo esto de manera sostenible, y en este momento la mejor respuesta es la energía nuclear», opinó Aneesh Prabhu, director general de S&P Global Ratings.
En octubre, Google dijo que acordó comprar energía nuclear de pequeños reactores modulares que está desarrollando la startup Kairos Power y que esperaba que el primero de ellos estuviera funcionando en 2030. También ese mes, Amazon afirmó que invertiría en el desarrollo de pequeños reactores modulares de la startup X-Energy. Un mes antes, en setiembre, fue anunciado el acuerdo de Microsoft con Constellation Energy para reactivar un reactor en Three Mile Island.
Prabhu sostuvo que construir pequeños reactores modulares podría costar alrededor de US$ 1.000 millones cada uno y que algún día podría ser factible ubicarlos cerca de centros de datos.
Reactivación y debate
El apoyo de la industria tecnológica a los proyectos nucleares podría ayudar a revitalizar una fuente de energía que ha tenido dificultades. Con 94 reactores nucleares activos, EE.UU. opera más unidades que cualquier otro país, pero solo dos se han construido
ahí en las últimas décadas. Ambos se instalaron en la planta de Vogtle en Waynesboro, Georgia, pero se gastaron decenas de miles de millones de dólares más del presupuesto y se entregaron con años de retraso.
Las dos unidades formaban parte de un «renacimiento nuclear» que se creía que resultaría en unas dos docenas de nuevos reactores. Pero esas ambiciones fracasaron en gran parte debido a los problemas de Vogtle y a un proyecto de energía nuclear fallido en Carolina del Sur.
Los ejecutivos de la industria tecnológica dicen que esta vez será diferente y algunos han apostado su fortuna personal en esa creencia. El cofundador de Microsoft, Bill Gates, ha invertido más de US$ 1.000 millones en una startup llamada TerraPower, que trabaja para desarrollar reactores más pequeños en asociación con la empresa de servicios públicos PacifiCorp de Warren Buffett.
En energía nuclear «la clave es que hay que elegir algo y construir una gran cantidad para que sea barata», apuntó Rich Powell, director de la Asociación de Compradores de Energía Limpia.
Pero los críticos de la energía nuclear se muestran escépticos. Argumentan que, si bien las propuestas de las empresas eléctricas y tecnológicas pueden parecer atractivas, no resuelven los problemas de larga data que presenta la energía nuclear, como el alto costo de los nuevos reactores, los retrasos en la construcción y la falta de un lugar de almacenamiento permanente para el combustible nuclear gastado.
«Desde 1960, EE.UU. ha intentado construir 250 reactores nucleares», señaló Arnie Gundersen, ingeniero jefe de Fairewinds Energy Education, una organización sin fines de lucro que se opone a la energía nuclear. «Más de la mitad se cancelaron antes de generar electricidad. De los reactores restantes, ninguno se completó a tiempo y dentro del presupuesto», detalló.
Aun así, muchos ejecutivos de tecnología y energía dicen que la energía nuclear es esencial porque las energías renovables como la eólica, solar e hidroeléctrica no son lo suficientemente confiables para satisfacer las crecientes necesidades de energía.
Mientras, los gigantes tecnológicos han aumentado su gasto a niveles asombrosos, en gran parte para satisfacer la demanda y el potencial que ven en la IA. Las cinco empresas tecnológicas más grandes, incluidas Alphabet, Microsoft y Amazon, destinaron US$ 59.000 millones en gastos de capital en el último trimestre, un 63% más que un año antes. Y han señalado a los inversores que planean seguir gastando.
Amazon gastó este año US$ 650 millones en comprar un campus de centro de datos en desarrollo que se alimentará de una planta de energía nuclear existente en Pennsylvania. Además del acuerdo con Three Mile Island, Microsoft comprará energía a Helion Energy, una startup que busca construir la primera planta de energía de fusión nuclear del mundo para 2028.
Joe Biden, un aliado central
Las empresas tecnológicas no son las únicas que defienden la energía nuclear. El presidente Joe Biden firmó recientemente una ley aprobada por mayorías bipartidistas en el Congreso que, según sus autores, acelerará el desarrollo de nuevos proyectos de energía nuclear.
La administración Biden considera que la energía nuclear, que hoy proporciona alrededor del 20% de la electricidad del país, es fundamental para sus objetivos de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto es un cambio respecto del pasado, cuando muchos demócratas se oponían a las nuevas plantas nucleares por cuestiones de seguridad, medioambientales y económicas.
«Revitalizar el sector nuclear de EE.UU. es clave para sumar más energía libre de carbono a la red y satisfacer las necesidades de nuestra creciente economía, desde la IA y los centros de datos hasta la fabricación y la atención médica», dijo la secretaria de Energía, Jennifer M. Granholm, en un comunicado.
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