Entrevista
Matías Woloski cofundó la empresa junto a Eugenio Pace y tras cerrar una ronda de inversión donde consiguió US$ 103, apuesta por seguir creciendo a nivel global y duplicar su facturación año a año
Matías Woloski cofundó junto a Eugenio Pace la empresa Auth0 de autenticación y autorización para aplicaciones web, móviles y legales, que debió abandonar el bajo perfil las últimas semanas, cuando las luces del mundo de los negocios se posaron sobre un dato: se convirtió en un nuevo «unicornio» argentino tras una ronda de inversión en EE.UU. donde captó US$ 103 millones. La compañía se sumó así a la liga de referentes como Mercado Libre, Despegar, OLX y Globant. Así, tras duplicar el valor de mercado y llegar a las grandes ligas del mundo techie, Woloski tiene la expectativa de crecer aún más en clientes y seguir duplicando año a año la facturación, con oficinas en Japón, Londres, Sidney y Argentina.
¿Cómo fue el camino para llegar a la categoría de «unicornio»?
Es un viaje largo. A veces lo comparo con una montaña rusa emocional, porque se pasa por muchos estados anímicos. Pero, hoy, diría que estoy en ese momento de la montaña rusa cuando te estás por bajar y tenés toda la adrenalina. Porque es una validación importante haber llegado a ser un unicornio. A mí no me encanta la palabra, pero es la que a la gente le gusta usar.
Tras estudiar en la ORT y después seguir Ingeniería en la UBA, ¿cómo llega un argentino a Silicon Valley?
Empecé a trabajar con Microsoft y así fue como conocí al otro fundador de la empresa, Eugenio Pace, en 2003-2004. Yo estaba en la facultad y con un amigo arrancamos una empresa en la que empezamos a hablar con Eugenio, que trabajaba acá en Argentina, pero se fue a vivir a EE.UU. Nosotros vimos la oportunidad de empezar a hacer una compañía que trabaje con Microsoft, como Globant lo hace con Google. A partir de ahí comencé a trabajar con Microsoft en varios proyectos, muchos de ellos con Eugenio. Así fue como lo conocí mucho más y empecé a hacer proyectos más interesantes. Uno de ellos fue escribir un libro relacionado con autenticación, en 2010. Llegar a Silicon Valley no es tan simple como parece, es una historia un poco más extensa.
¿Es una historia de éxitos, pero también de fracasos?
Sí. Primero, porque no sabíamos nada de Silicon Valley. No es que uno se levanta un día y dice «vamos a hacer una startup, vamos a levantar plata, tomemos un avión a San Francisco». No. Hay un mito de ese San Francisco que está lejos de ser la realidad. De hecho, fuimos a Silicon Valley un año después de haber arrancado, en 2013, y no nos dieron ni bola. Fuimos a tocar puertas, incluso teniendo algunos clientes y un pequeño equipo. Es un largo camino llegar a que te presten atención fondos importantes de Silicon Valley.
"No es que uno se levanta un día y dice 'vamos a hacer una startup, vamos a levantar plata, tomemos un avión a San Francisco'. No. Hay un mito de ese San Francisco que está lejos de ser la realidad. De hecho, fuimos a Silicon Valley un año después de haber arrancado, en 2013, y no nos dieron ni bola", recordó Matías Woloski, cofundador de Auth0.
¿Cuál es el core de Auth0?
Nosotros, para ponerlo en concreto, proveemos la famosa «cajita de login», porque cualquier aplicación que tenga algún tipo de valor necesita que el usuario esté autenticado. Esa funcionalidad que parece simple es la punta de un iceberg, porque debajo hay una complejidad grande. Uno de los problemas actuales más comunes, y una de las razones por las que cuando arrancamos tuvo sentido, es que empezó a haber muchos eventos en los que un hacker logra extraer una lista de usuarios y passwords de sitios que no tuvieron el recaudo de protegerlos de forma correcta. Hoy, hay 2.000 millones de usuarios y contraseñas que cualquier hacker con un mínimo conocimiento puede encontrar y obtenerlos, extraerlos y empezar a probar en muchos sitios.
Y la empresa evita eso...
Nosotros proveemos esa funcionalidad para proteger a los usuarios y a las empresas de ese riesgo. Es decir, guardar las passwords de forma correcta y proveer un login unificado para todos los sitios que se usan. Por ejemplo, sucede con Google: uno entra a Gmail y a Calendar y no se loguea cada vez que entra; lo hace una vez.
A partir del libro que escribieron crearon una empresa de US$ 1.000 millones. ¿Qué implica y qué mitos se crean de cuánto vale una compañía?
Sí, y ese es un camino larguísimo. Este es nuestro séptimo año. Cuando arrancás, el objetivo no es crear una empresa de US$ 1.000 millones, porque no sabés si vas a sobrevivir el año que siguiente.
De hecho, ocho de cada 10 startups fracasan...
Por eso digo que el camino es una montaña rusa. Creo que hay algunas cosas que hacen que uno pueda ir navegando esa montaña rusa. Una es tener buen timing. El producto que creamos, si lo hubiésemos hecho cuatro años antes, no habría tenido la atracción suficiente, porque la gente no habría entendido el problema que resolvía. Si lo hubiésemos creado dos o tres años después, alguien más ya lo habría hecho. El timing es importante... y tener el coraje de empezar algo. Y también tener una red de contención, tener un equipo: haber conocido a Eugenio y haber trabajado con él ocho años fue muy importante para encarar algo tan importante como una empresa. Después, en el camino se van dando un montón de obstáculos, que se van pasando. En nuestro caso, al ser un problema global, porque toda aplicación en el mundo necesita de esta funcionalidad en cualquier país y en cualquier industria, para los inversores el potencial de eso es muy grande.
¿Cómo se imagina el futuro?
El futuro al que queremos impactar es un futuro en donde Internet es más segura. ¿Qué quiere decir esto? Por ejemplo, vos entrás a tu home banking y tenés que poner la contraseña cada vez que entrás; imaginate que fuera al revés, que la ponés una sola vez, como pasa en tu teléfono, lo mismo en todos los dispositivos, y que los usuarios no tengan que aprenderse un montón de passwords, como ahora. Nosotros tenemos la posibilidad de cambiar eso dándoles a los programadores la infraestructura necesaria.
¿Cómo ve a la Argentina hoy y cómo cree que debería proyectarse frente a lo que viene?
Hoy no la veo bien. Todos saben que no estamos pasando por un buen momento. Hace unos días tuve una conversación con el presidente Macri. Me llamó y le dije que la realidad es que tenemos un potencial gigante en la industria del conocimiento, pero seguimos apostando al modelo viejo, que también tiene su valor, pero acá hay un valor mucho más grande, de empresas cuya valuación es astronómica, que crean valor real y que cambian el mundo. Tenemos ese potencial acá y no lo estamos aprovechando como deberíamos. Ojalá que los gobiernos que vengan se den cuenta de eso. Este gobierno lo ve, pero todavía no lo estamos aprovechando como podríamos hacerlo.
"Acá (Argentina) hay un valor mucho más grande, de empresas cuya valuación es astronómica, que crean valor real y que cambian el mundo. Tenemos ese potencial acá y no lo estamos aprovechando como deberíamos. Ojalá que los gobiernos que vengan se den cuenta de eso", alertó Woloski.
¿Y qué respondió?
«Estamos trabajando en eso».
¿En la industria del conocimiento?
Sí, me comentó sobre la ley de la economía del conocimiento (sancionada el miércoles 22 de mayo). Creo que ven eso, pero obviamente hay una agenda gigante; hay muchos problemas de base y esto no se resuelve con un solo gobierno. Hace poco leía sobre una empresa en EE.UU. que cambió el modelo de estudio al hacer un acuerdo para compartir el salario: en vez de que vos pagues por tu facultad, ellos te toman gratis si durante un año aprendés básicamente cómo ser programador. Y, después, las posibilidades de que te tomen son altísimas, porque vas con los conocimientos que necesita la industria; te toman y pagás el 20% de tu sueldo a esta escuela. Esos modelos cambian la forma de acceder a ese potencial, que es el talento, y que en Argentina está; de lo contrario, no habría buenos programadores. Es clave hacer más de eso. Es lo que hizo India.
Si tuviera que hacer tres propuestas para la Argentina del futuro, ¿cuáles serían?
Definitivamente, trabajar en educación e introducir programación desde la primaria es algo que plantearía como mandatorio. En segundo lugar, creo que el apoyo del ecosistema es clave, porque le falta mucho para crecer. Hay que buscar la manera de que las empresas puedan tener más subsidios. Hoy solo se llega a la ronda semilla, que ayuda a dar el primer pasito, pero después tenés que buscar financiamiento afuera. Hay países donde acompañan a las empresas todo el camino; es un modelo a seguir. Como Waze, que fue 100% generada en Israel y bancada y financiada por ese país. La tercera propuesta es quizás que los gobiernos sean consecuentes con esos programas que son a largo plazo. Hay un pedido de liderazgo y los emprendedores somos parte de eso. Por eso me gusta ser parte de Endeavor, porque es una forma de influenciar ese liderazgo que tiene que cruzar los períodos de gobierno.
Cuando ve su historia, ¿qué cree que hizo que su empresa sea de las triunfadoras?
Hicimos algo al principio que nos ayudó: contratar una CEO. Ni Eugenio ni yo sabíamos cómo se armaba una empresa de este estilo, ni cómo era levantar rondas de inversión. Eso nos ayudó mucho. Tener la capacidad de decir «yo no sé todo» fue importante para pasar ese primer año. Logramos vivir de nuestros propios recursos, teniendo un par de clientes, y eso nos ayudó a decir «bueno, acá hay una oportunidad, vamos a levantar financiamiento, porque hay que ir más rápido». Y poder ir dándonos cuenta de eso. Después es un camino de validación tras validación. Luego, cuando encontraste que hay un mercado para tu producto, se trata de escalar la compañía; ese es otro set de desafíos que requiere generar ventas. Son muchas cosas.
Los argentinos y su "sexto sentido de supervivencia"
¿Cuánto pesó y cuánto ayudó el hecho de ser argentinos?
La verdad es que no nos perjudicó en ningún momento. Creo que nos ayudó. Los argentinos tenemos ese sexto sentido de la supervivencia y eso de lograr algo y mostrar resultados con lo poco que tenemos. También tenemos la virtud de saber cómo salir del paso. Creo que eso nos ayudó. Hay muchos otros emprendedores que tienen esas cualidades. En Argentina, en particular, eso lo mamás de alguna manera, buscando siempre la forma de sobrevivir.
¿Cuánto considera que se necesita de los emprendedores para construir el futuro del país?
Creo que son un gran agente de cambio; es algo que se ve en Silicon Valley. Hoy tomás un taxi o alquilás un lugar para alojarte desde el teléfono celular. Esas experiencias están cambiando gracias a los emprendedores que creen que hay un futuro mejor, más fácil, con menos fricción, donde la gente se conecta una con la otra. Así que creo que definitivamente los emprendedores son los agentes de cambio para crear ese futuro.