Clubes reinventan colonias de vacaciones para salvar un año con cuentas magras

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El diferencial del Club Naútico son sus espacios abiertos y este año lo potenciará con actividades en la piscina, playa, espacio Lavalleja, y Montevideo Cricket

INFORME

Golpeadas por la pandemia, las instituciones deportivas reformulan las estrategias de su negocio veraniego para ser rentables en tiempos de crisis y aforos reducidos

Las colonias de vacaciones figuran entre las alternativas favoritas de los padres para el entretenimiento y cuidado de sus hijos cada vez que terminan las clases. A menos de un mes para que se cierre un ciclo lectivo signado por el coronavirus, las familias se preparan para que los más chicos disfruten de un verano que además tendrá las fronteras cerradas.

La pandemia golpeó fuerte a los clubes deportivos, que estuvieron obligados a cerrar por tres meses, y vieron disminuida su facturación y masa social. En un año tan atípico debieron reinventar sus colonias de vacaciones, un negocio muy rentable que esta vez verá menguada su ganancia, para poder funcionar respetando los protocolos sanitarios sin dejar de ser viables económicamente.

Su ecuación es compleja: por un lado, dejarán de recibir cientos de niños y tendrán que limitar sus cupos. A su vez, ya contrataron más personal para cumplir con los aforos permitidos y enfrentan más gastos por sanitizar los espacios según lo establecido. Todos los clubes potenciarán las actividades al aire libre. Algunos decidieron suprimir comedores y doble horario, otros dejaron de lado sus típicos campamentos.

Recalculando

La colonia representa un 6% de los ingresos anuales del Club Náutico, pero este verano verán aumentar sus costos operativos al contratar más funcionarios (20% más de profesores que el año pasado) ya que dividió los grupos de niños para respetar los aforos exigidos; también acondicionó el espacio con el alquiler de dos carpas por razones sanitarias y para poder brindar el servicio aunque llueva. Aun así, fueron muy «cautos» con los precios, expresó Carlos Novelli, gerente general del club. Se decidió no subir la cuota respecto al año pasado, más allá del ajuste por inflación. «Se tuvo que aumentar pero no para provocar mayor rentabilidad, sino para que el proyecto sea viable», explicó.

Compinches, la colonia del Malvín, este año sumó ajedrez y yoga para niños.
Compinches, la colonia del Club Malvín, este año sumó ajedrez y yoga para niños. (Foto: Gentileza Club Malvín).

El Club Malvín, en tanto, debió bajar los cupos de 150 ó 200 niños por mes a 80 en su colonia «Compinches» y eso repercutirá en la rentabilidad del negocio, que en años anteriores rondaba el 20%. Este verano, los socios tienen prioridad para inscribirse y gozan de un descuento del 30%. Con esas cuentas, la «ganancia será casi marginal, a diferencia de otros años que era un negocio en sí mismo», aseguró Álvaro Rodríguez, gerente general del Club Malvín.

Por su parte, el club Juventus tuvo que pensar la colonia desde cero y tomar una batería de medidas para hacer que «el verano sea económicamente viable», dijo el coordinador de marketing, Diego Borges. Los cupos para este año serán 30% inferiores a temporadas anteriores. De siete paquetes se pasó a dos: se eliminaron el doble horario y las propuestas parciales de dos y tres veces por semana. Y se dejó afuera a la franja de cuatro y cinco años. «Lo que más recibimos son consultas de padres de niños de esas edades que se encuentran con que no tendrán el servicio», agregó Borges.

Estrategias

Un diferencial del Náutico han sido sus espacios al aire libre y este verano lo potenciará con actividades en la playa, la piscina exterior y el espacio Lavalleja (ubicado en la Rambla y Barradas). Harán, además, una alianza con Montevideo Cricket y usarán su amplio campo.

En «Compinches», la colonia del Club Malvín, aprovecharán la cercanía con el mar y realizarán actividades en la playa tres veces por semana en la mañana. Sus clásicos paseos a distintos parques serán de jornada completa, en vez de medio horario, e irán a la granja Agustina cada dos semanas. Sumarán yoga y ajedrez para niños con el fin de «innovar», contó la gerenta deportiva Fiorela Baccino.

En el Juventus se armó una grilla especial para que los grupos puedan entrar y salir del vestuario cada 15 minutos. Borges lo define como «una ingeniería de producción».

En los gimnasios, los grupos de niños deberán dividirse para cumplir con el aforo
En los gimnasios, los grupos de niños deberán dividirse para cumplir con el aforo permitido. (Foto: Archivo El País).

Por otro lado, el COVID y las obras para ampliar las instalaciones llevaron a que el Club Tabaré resolviera eliminar su clásica colonia y ofrecer a los padres «módulos donde se combina gimnasia y deporte con piscina, y reforzar horarios en la escuelita de fútbol, basquetbol y tenis», explicó Gabriela Freire, responsable de gestión de marca en Tabaré.

Harán rendir más el parque y su nueva cancha abierta. Plantean, a su vez, una «barrera de entrada más accesible» ya que los módulos «vienen incluidos en el costo de socio que cada niño paga por mes».

Para el Club Biguá, haber aumentado un 40% el tamaño de las instalaciones -piscina de 25 metros, estadio, vestuarios y dos gimnasios nuevos- le permitirá recibir la misma cantidad de público (de 2.500 a 3.000 niños) que años anteriores, aunque con aforo limitado por clase y separación de grupos. «Con los mismos metros cuadrados que el año pasado hubiéramos tenido que reducir la colonia, como hicimos con todas las actividades del club», resaltó el director de Educación Física, Martín Campodónico.

Las distintas puertas de acceso harán que la aglomeración en la entrada no sea un problema, y el 50% más de agua que el año anterior permitirá realizar actividades en las piscinas con varios grupos en simultáneo.

Hasta ahora, llevan un 40% de socios inscriptos, y según Campodónico, «se viene vendiendo a un ritmo mejor que otros años».

Impacto por el Covid que resuena

El 13 de marzo, con la declaración de emergencia sanitaria, los clubes tuvieron que cerrar y definir estrategias de supervivencia.
Juventus dejó de cobrar la cuota y no recibió ingresos por tres meses. Hoy factura menos del 25% que antes de la pandemia porque continúa con una cuota reducida, y tiene actividad cero en sus campamentos de Kiyú y Floresta.
A Malvín el coronavirus le significó perder 18% de su masa social, y si bien se hizo una campaña exitosa de socios, aún no recuperaron el 100%.
En el club Tabaré también hubo una «baja significativa» en la matrícula y cambió el público: van más niños que abuelos.
El Náutico aplicó rebajas de 50% y 60% en la cuota y apenas perdió 7% de socios. Novelli lo atribuye a un programa de empatía que desarrollan desde hace tres años y logró «gran fidelización».
Biguá, en tanto, redujo la cuota a la mitad y desde el día uno creó la plataforma «Biguá en casa» donde los socios tuvieron todos los servicios disponibles online. «Se transformó en un club digital», definió Campodónico.

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