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Cómo el jazmín de India se convirtió en el ingrediente esencial de los perfumes de lujo en el mundo

Marcas prestigiosas como Dior, Bulgari y Guerlain se abastecen de la flor cultivada en el gigante asiático

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El jazmín es valorado por su intenso aroma, un atributo que ayuda a realzar las esencias de los perfumes.

AFP

El aire se llena de aromas embriagadores cuando hábiles recolectoras en el sur de India arrancan los brotes de jazmín blanco, aún frescos, que luego serán procesados para extraer su exquisita esencia usada en perfumes de todo el mundo.

El jazmín solo exhala su perfume cuando florece en la noche, y es por lo tanto clave que los brotes sean seleccionados antes de florecer.

«Sabemos cuando recolectarlos», dice Malarkodi, que solo da un nombre y cuyos dedos expertos toman minuciosamente los retoños. Luego, ella recolecta algunas flores abiertas que coloca en su oscura cabellera.

Refinadas, expresión de gracia y sensualidad, las flores de jazmín son utilizadas desde hace milenios en India para honrar a los dioses.

En la vieja ciudad de Madurai, en el sur de la India, la flor de jazmín omnipresente atrae a los más grandes perfumistas. Se encuentra en las botellas de J’adore de Dior y de Mon Guerlain de Guerlain.

Los conocedores afirman que se trata de uno de los perfumes más sutiles posibles.

Pero es también «una de las esencias más caras en el mundo», afirma Raja Palaniswamy, director de Jasmine Concrete, que exprime grande cantidades de flores frescas para obtener unas preciosas gotas de esencia con efluvios embriagadores.

Las recolectoras ganan alrededor US$ 1,50 diario por cuatro a cinco kilos recolectados, con unos 4.000 brotes por kilo.

Una vez recolectados, son rápidamente enviados al mercado y vendidos entre 200 y 2.000 rupias el kilo (es decir, de US$ 2,40 a US$ 24).

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Símbolo del amor

El jazmín de Madurai, una variedad asiática cuyo nombre científico es jazmín sambac, obtuvo en 2013 una «indicación geográfica» (los signos que marcan la procedencia específica de un producto) de India que destaca su «profunda fragancia».

«Es exótico, es sexy, es rico, es vivo», declaró Thierry Wasser, perfumista «nariz» de la empresa francesa Guerlain que visita la granja.

El jazmín tiene una «suavidad (...) y algo de floral que es inalterable», añade Wasser, que le compra a la empresa de Palaniswamy.

Además de Guerlain, Palaniswamy dice que suministra el producto a Bulgari, Dior y Lush, entre otras reconocidas marcas de perfumes.

En Madurai, la flor blanca y brillante está presente en todas las casas, en los cabellos, o en el inmenso templo del siglo XIV dedicado a la diosa hindú Minakshi, guardiana de la ciudad.

Cada noche, los fieles hindúes hacen ofrenda a la diosa, que se supone se encontrará con su esposo Shiva, con collares de flores de jazmín olorosas, durante una gran ceremonia que simboliza la unión.

«Cuando se comprende que con esta flor es el amor, la fraternidad, la familia y la amistad lo que se celebra, al sentir su perfume se adquiere otra dimensión», dice Wasser.

«Para mi, esta flor es la expresión del amor. Punto», señala.

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«El absoluto»

Pero la extracción del aceite esencial requiere un largo proceso.

Las recolectoras nunca tienen la posibilidad de disfrutar de estos placeres, ya sea para honrar a la divinidad, celebrar un matrimonio, asistir a funerales o adquirir un perfume de lujo.

En el campo de jazmín situado en la periferia de la ciudad, las mujeres separan meticulosamente las ramas del arbusto, en busca del retoño perfecto.

Las recolectoras ganan alrededor US$ 1,50 diario por cuatro a cinco kilos recolectados, con unos 4.000 brotes por kilo.

Durante la temporada de recolección, la fábrica funciona las 24 horas. «Desde que (el jazmín) comienza a florecer, emana su perfume», comenta Palaniswamy.

Tarde en la noche, cuando el terco aroma invade el aire, las obreras colocan los retoños en los extractores.

El jazmín es sumergido luego en un solvente que absorbe las moléculas olfativas, antes de ser retomado y llevado a ebullición, lo que produce una pasta llamada «concreto».

El concreto es luego tratado con alcohol para eliminar rigurosamente la cera y obtener un líquido llamado «el absoluto», que entrará en la composición de los perfumes.

Unos 700 kilos de flores de jazmín se requieren para producir un solo litro de aceite esencial, vendido en unos US$ 4.200, según Palaniswamy.

Pero Amsavalli Karuppuswamy posee un puesto frente al mercado de flores, donde ella hace y vende guirnaldas y flores de jazmín.

«Los perfumes no igualan a las flores frescas de jazmín, nada puede igualar la fragancia del jazmín», remata.

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