Román Viñoly define al proyecto de Médano El Pinar como «lujo consciente». Argumenta que el diferencial radica en que «no es ostentoso», pero cuenta con un «diseño arquitectónico elevado», una ubicación privilegiada sobre la playa y será construido con materiales de primera calidad y de bajo impacto ambiental. Es, para él, «la última obra maestra de Rafael Viñoly», su padre, que terminó de proyectarla justo antes de morir, en marzo pasado.
Médano El Pinar, situado en esa localidad de la Ciudad de la Costa, cuenta con 37.000 metros cuadrados (m2) vendibles, distribuidos en unas 125 unidades -al extenderse de forma horizontal hay «flexibilidad para responder a las necesidades del mercado»-. Los apartamentos estándar van desde los 100 m2 a los 500 m2, aproximadamente. Los precios oscilan entre los US$ 300.000 y los US$ 3 millones, dependiendo de la orientación (los del norte miran hacia el lago, los del sur hacia la costa), el metraje y la cantidad de dormitorios. El desarrollador subraya que el edificio «no tiene espalda, no tiene segunda clase», porque cada unidad tiene una vista privilegiada.
La inversión para el proyecto será de US$ 100 millones, con una financiación que proviene de la preventa (primero hubo una para friends & family, ahora se abrirá al público general), instituciones bancarias y capital propio.
Los precios de las unidades van desde US$ 300.000 a US$ 3 millones.
«La tercera pata es un paquete de equity que es parte de lo que nos diferencia como desarrolladores: ponemos nuestro propio capital a riesgo. Con todos los proyectos que hacemos tenemos un compromiso muy largoplacista, eso nos permite generar eficiencias y valores que en otras modalidades no pueden existir», dijo Viñoly a El Empresario. Incluso su firma, Integrated Developments, se encargará de la administración del edificio para asegurar su mantenimiento y evitar el deterioro. «Será administrado como el mejor edificio de apartamentos de lujo del mundo, pero con la sensación de que estás en una casa», explicó Viñoly.
La construcción del proyecto, a diferencia de otras obras similares, no será en etapas, sino que se entregará ya completo. «Para eso es necesaria una espalda financiera», explicó. Se comenzará en el primer cuatrimestre de 2024 y el cronograma de construcción es de 36 meses hasta la entrega.
Se trata del segundo proyecto de Integrated Developments en Uruguay. El primero fue el edificio Plaza Alemania, inaugurado en la Rambla Sur en 2019.
«Tuvimos una muy buena experiencia con Plaza Alemania y eso nos alentó a seguir trabajando en Uruguay y apostar cada vez más al país. Es un país extraordinario, de gente seria, que tiene compromiso cívico y cree en el proyecto nacional. Esas son las condiciones que facilitan la inversión. En otros lugares no es tan común», comentó Viñoly.
Construcción verde
El desarrollador pretende que Médano El Pinar se convierta en un «icono del Uruguay natural». El edificio utilizará el sistema constructivo Mass Timber, que tiene a la madera como materia prima. La empresa uruguaya Arboreal, ubicada en Tacuarembó, será la encargada de proveerla con una huella de carbono mínima por la cercanía.
Además recibieron la certificación Nearly Zero Energy Building (NZEB) y apunta a ser carbono neutral. «Este compromiso se refleja en la implementación de paneles solares, sistemas de recuperación de agua de lluvia, aire acondicionado con tecnología de recuperación de energía, ventilación cruzada y la elección del sistema constructivo. Asimismo, el edificio generará gratuitamente para los propietarios gran parte del consumo de energía de las viviendas y áreas comunes», indicó.
El vínculo con la naturaleza se combina con una propuesta de conexión con la comunidad a través de espacios comunes como gimnasio, sauna, microcine, sala de yoga, sala para niños y adolescentes, business center, parrilleros y salón de eventos, entre otros.
De todas formas, Viñoly remarca que la interacción es opcional. «La arquitectura responde a la experiencia que hemos vivido todos en la pandemia y las lecciones que nos quedaron. Si bien el edificio tiene una conexión de amenities y espacios comunes que es súper generosa, es a elección. No tiene lobby -algo que nunca había visto-, llegás a tu garaje y estás adentro tu casa. Además, por la forma que está construido el edificio, donde sobre el techo se encuentra el jardín del vecino con 40 centímetros de tierra, los apartamentos son muy silenciosos. Buscamos a personas que aprecian el lujo consciente, la conexión con la naturaleza, el vínculo con el prójimo, un proyecto en común y la privacidad».