Sostenibilidad

Convirtió el desecho de café de los bares porteños en un negocio con reconocimiento internacional

Etimo nació como una idea en la universidad; la empresa crea tazas, packaging y más con materiales biodegradables

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Camila Castro Grinstein creó Etimo a partir de una tesis de grado; hoy, el emprendimiento está por lanzar al mercado una taza biodegradable realizada con desechos de café

Luján Berardi
La Nación / GDA

Primero fue una tesis de grado, después, una investigación personal. Finalmente, en 2021, gracias a su carrera y a una preocupación medioambiental, Camila Castro Grinstein creó Etimo, un emprendimiento que produce tazas biodegradables a partir de la borra del café que desechan los bares y cafeterías de la ciudad.

«Etimo viene de ‘etimología’: el concepto de buscar la raíz o preguntarse sobre el origen de las cosas», dijo Castro Grinstein. Etimo fue, primero, el título de su tesis para la carrera de Diseño Textil. «Aunque lo que hago hoy está lejos de eso, conserva cierta impronta de los materiales», agregó.

Trabajando en esa tesis empezó a investigar sobre sostenibilidad. También a buscar soluciones a las problemáticas ambientales. Así comenzó su trabajo de revalorización de residuos.

«Empecé trabajando con yerba. Yo estudiaba en FADU (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA), por lo cual pasaba muchos días y noches sin dormir, y a base de yerba. Veía que se generaba una gran cantidad de residuo, y pensé que eso podía ser una solución al problema de los plásticos», recordó.

Estudió, investigó y decidió trabajar con recursos renovables y biodegradables como aporte al medioambiente y no solo como una tesis. Se especializó en biomateriales y se metió de lleno en ese mundo para transformar sus conocimientos en algo productivo.

Al principio fue autodidacta: buscó información online, experimentó desde el diseño, terminó la carrera y continuó formándose. «Entré a estudiar un posgrado de Ingeniería en Biopolímeros, para entender la parte científica que estaba detrás», dijo.

En un momento, pasó de la yerba a la borra del café, para que el proyecto escalase, contó, porque solo así puede haber un verdadero impacto ambiental.

Reconocimiento internacional

Castro Grinstein arrancó el proyecto con sus ahorros. Pero a medida que buscó una mayor escala, aplicó a diversos financiamientos. En 2021 obtuvo un Aporte No Reembolsable del Ministerio de Desarrollo Productivo. Esto le permitió comprar la maquinaria y realizar parte del desarrollo y los testeos de materiales para las tazas, armar prototipos y hacer las primeras pruebas. El éxito siguió cuando ganó el premio Impulso X de la Universidad Siglo 21, un programa de aceleración de negocios; luego llegó el Santander X Argentina Award, y el mismo concurso pero a nivel global, que también ganó.

Circularidad

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Con los desechos del café Etimo crea, además de tazas, packaging para joyería; la intención es reinventar este producto para fabricar revestimientos para acustizar bares

Hoy, la emprendedora cuenta con un taller en el Centro Metropolitano de Diseño, en Barracas. Ahí elaboran las tazas, pero también una especie de goma espuma, que está específicamente pensado para el packaging de joyería. «Lo diseñamos para algunas marcas con el propósito de que, una vez que te llega ese producto, puedas poner la goma espuma en la tierra. Se va a biodegradar: a las plantas les gusta el café, es un gran fertilizante», explicó Castro Grinstein.

La belleza de estos materiales es que, una vez creados, pueden convertirse en otra cosa. Así, lo que surgió como packaging, contó Castro Grinstein, se está pensando, ahora, para revestimientos acústicos de los bares.

Para la producción de los materiales, Etimo trabaja con los desechos del café que las cafeterías le entregan: retiran el producto y les enseñan, a su vez, sobre el valor que tiene la borra, cómo separar residuos, qué materiales son reciclables y cuáles no. «El gran problema que venimos a tratar de solucionar -comentó-: el vaso descartable no se puede reciclar ni biodegradar. No tiene disposición final más que ser basura».

Si bien las tazas están en etapa de testeo, para ver cómo responden con el uso intensivo, se espera que salgan a la venta para fin de año. Algunos locales ya las usan a modo de prueba, como Cuervo Café, Café Z y Café del Muro. La intención es vender también de forma particular. «Pensamos en un producto accesible, que pueda llegar a la mayor cantidad de gente posible para crear un impacto ambiental positivo», afirmó la emprendedora.

El futuro de Etimo, y su presente, se centra en la revalorización de residuos, pero con la esperanza de experimentar con otros materiales, «porque el 46% de nuestros residuos son orgánicos, no solo la borra del café, sino muchos más», cerró.

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