TEMA DE ANÁLISIS
El FMI prevé que el PIB global caiga 3% este año, pero concentrado en la primera mitad y con una recuperación en la segunda.
La pandemia desatada por el coronavirus Covid-19 modificó nuestras vidas y las del mundo entero. Llevamos viviendo más de un mes en condiciones de aislamiento y con medidas de salud que procuran evitar el contagio masivo por este virus. Pero no somos los únicos ni los que llevamos más tiempo, en este momento todo el planeta está en la misma situación. A pesar de la incertidumbre que hay, se empieza a ver estimaciones sobre el impacto económico que tendrá esta situación y el mensaje se repite en todas: estamos frente a la crisis más grande de los últimos cien años.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó la semana pasada sus proyecciones de crecimiento del PIB mundial y las primeras conjeturas sobre el efecto que puede tener la pandemia. Algo parecido pero referido a la región fue presentado por el Banco Mundial (BM) y por el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID). Se trata de pronósticos muy condicionados a la evolución de varios elementos y por lo tanto con poco nivel de precisión, pero que sirven mucho para entender qué es lo que puede suceder en los dos próximos años.
Por lo pronto el FMI, espera que el PIB global caiga 3,0% en el promedio del año 2020. Si se compara con la proyección realizada hace tres meses hay una diferencia de 6,3 puntos porcentuales, ya que en enero se preveía un crecimiento del 3,3%. En términos de lo que viene sucediendo con el PIB global, se trata de una caída muy importante, tal como se ilustra en el gráfico superior del cuadro adjunto. El promedio desde el año 2003 es del 3,6% y en este escenario base se espera una caída abrupta en forma de cuña.
En el gráfico se presenta una primera distinción, de acuerdo con el nivel de desarrollo económico de los países. Por un lado se ilustra la evolución de las economías avanzadas y por otro el resto, que por lo general se denominan como mercados emergentes y economías en desarrollo. La evolución en los dos grupos es similar, típico de este tipo de crisis que abarcan a todos los países y que por eso se denominan sistémicas.
Pero en toda crisis sistémica hay algunos más afectados que otros. En este caso, la caída en las economías avanzadas es más fuerte y profunda que la que se espera para las economías emergentes y en desarrollo. Por lo tanto, el proceso de convergencia global en el que se reduce la brecha en el producto continúa.
Las economías avanzadas ya tenían previstas tasas de crecimiento inferiores a las de los emergentes y la pandemia va a tener un impacto a lo largo de todo el sistema; eso lleva a que en todo el mundo se esperen tasas más bajas que las previstas en enero. En el gráfico de la izquierda en la zona media se ilustra la proyección del FMI para el 2020 en algunos países seleccionados, de acuerdo a la relevancia que pueden tener para Uruguay.
Dentro de las Economías Avanzadas están los países de Europa que son muy afectados por la pandemia y van a registrar una contracción en el nivel de actividad superior al 8% en la mayor parte de los casos. En el caso de Italia, este país no tenía gran fortaleza previo a la pandemia y está siendo muy castigado, de forma que no llama la atención que su PIB tenga proyectada una caída del 9% en el año. Por su parte, Estados Unidos y Japón van a ser muy afectados pero el orden de magnitud es algo inferior. La caída en ambos será de 6%.
En los países emergentes sobresale el caso de China, porque fue donde se inició la pandemia y venía de varias correcciones a la baja en su tasa de crecimiento. En este caso, el virus los tomó por sorpresa, pero igual se espera para el año que registre un aumento del PIB del 1,2%.
Acercándonos a nuestro país, la previsión para Latinoamérica y el Caribe es de una caída en el PIB del 5,2% en un contexto donde ya se preveía un menor nivel de actividad en el año.
Más allá de los números de estas proyecciones que son realizadas a conciencia en un momento de altísima incertidumbre, el análisis necesario para su elaboración deja algunas lecciones que son útiles al momento de tener que tomar decisiones
Un primer elemento que llama la atención es que el FMI maneja tres escenarios alternativos al de base y los tres son a la baja. O sea que el escenario de base que se presenta es la crisis más severa del último siglo y aún es el más favorable de los que se publican. Una de las alternativas que se maneja es que la recuperación de la actividad no es rápida y hay que seguir un trimestre más con las medidas de aislamiento. Esta alternativa reduciría en 3 puntos porcentuales el crecimiento del 2020.
El segundo escenario a la baja que se analiza es que en el año 2021 hay un rebrote de la pandemia, aunque el mismo es menos fuerte que el actual. El resultado en este escenario es que el crecimiento del año que viene se reduce en 5 puntos porcentuales.
Finalmente, el tercer escenario a la baja es la combinación de los dos anteriores. En ese caso el impacto en el 2020 es de -3 puntos y en el 2021 se combinan para una reducción de -8 puntos.
Otro elemento interesante de estas proyecciones es que muestran cómo interactúan varios factores. Se trata de un aumento en el gasto en salud, pérdida de vidas junto con disrupción en todas las economías y por lo tanto un derrumbe en la demanda global, un corte en la oferta por los cierres, el colapso en el precio de las materias primas.
Esta combinación de efectos negativos resulta inédita y las soluciones parecen converger, pero igual los mercados registran reacciones marcadas. Una de ellas fue hasta el momento la salida de capitales de los países emergentes. En el gráfico de la derecha en la zona media se puede ver cómo en marzo hay una muy fuerte salida de los inversores extranjeros de los países emergentes. Comenzó por China, pero siguió por todo el resto. El correlato de este flujo fue la depreciación de las monedas emergentes en ese mes.
Además de ser una salida fuerte también ocurrió en forma concentrada en el tiempo. Eso da a pensar que puede haber un rebote, si las condiciones de funcionamiento de las economías se reestablecen como lo prevé el FMI. En ese caso, se observará alguna fuerza hacia la baja en los tipos de cambios de los países emergentes que estén en mejor forma.
Igual es un escenario de altísima incertidumbre. Una medida de la percepción de riesgo por los mercados financieros es el índice Vix que refleja la incertidumbre para los próximos 30 días en las opciones sobre acciones integrantes del índice S&P500. En el gráfico inferior del cuadro se ilustra la evolución del Vix en los últimos tres años. El salto que se observa en marzo sale de la escala habitual confirmando el momento que se está viviendo.
Por el momento, se trata de información que ayuda a pensar en qué podrá suceder con la actividad económica a futuro, pero el nivel de certeza que hay no es superior al que se tiene sobre cuándo se superará el problema sanitario de la pandemia.