De vender chaski boom a desarrollar una línea "pet friendly" de bajo impacto sonoro: la historia de Mundo Pirotécnico

Gustavo Prato, su director, habla de los desafíos a los que se enfrenta una industria obligada a reinventarse.

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Gustavo Prato.
Gustavo Prato, director de Mundo Pirotécnico.
Foto: Estefanía Leal.

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Nació en Tacuarembó hace 54 años y siempre le gustaron los fuegos artificiales, aunque tuvo algunas malas experiencias. Siendo estudiante de Ingeniería, se dedicó a la reventa. Su primera compra fue de 10 cajas de chaski boom.

En 1998 le surgió la oportunidad de viajar a China y fue allí que se decidió a hacer su primera importación. Volvió al gigante asiático otras 24 veces, donde desarrolla sus propios productos. Con el cambio de milenio, Mundo Pirotécnico se convirtió en la empresa líder en el mercado y en 2009 vivió su «época dorada». Tiene una hija de 32 años y espera a su primer nieto. La pirotecnia es su pasión y viajó varias veces a EE.UU. para ver los shows del 4 de julio.

¿Cómo incursionó en la industria de la pirotecnia?

Empecé a venderfuegos artificiales en 1989 en Tacuarembó. De niño era fanático de los fuegos artificiales pero sufrí el flagelo de la clásica bombita brasileña. Durante años el producto más vendido del rubro era una vergüenza, venía de contrabando desde Venezuela hasta Brasil y generaba muchísimos accidentes. Me quemé tres veces y siempre quedó en mi mente tratar de hacer algo con el tema de la seguridad. Vendí nueve años en puestos de venta en la calle hasta que en 1998, cuando me estaba por recibir de ingeniero, me surgió la posibilidad de viajar a China. Aproveché y me fui como traductor para un empresario de otro rubro; ahí me encontré con los fuegos artificiales y en 1999 traje mi primera importación. Fui 24 veces a China hasta que empezó la pandemia y estoy esperando para volver a viajar. La ayuda de los chinos hizo que esta línea fuera conocida en el mundo entero. Y finalmente, se logró desplazar a la bomba brasileña. Si bien siempre buscamos productos atractivos, enfatizamos el tema de la seguridad. En 2004 adquirimos la empresa Zig Zag, que existe desde 1947, con su depósito, con la mercadería que quedaba, pero nos interesaba más que nada la marca para conservarla.

¿Cómo fue evolucionando la participación de Mundo Pirotécnico en el mercado?

Varía según el año, pero ronda entre el 50% y el 55%.

¿Cómo les afectó el cierre de fronteras de China durante la pandemia?

Nos afectó mucho porque tenemos productos que diseñamos nosotros mismos: he estado un mes entero trabajando en China desarrollando varios artículos para el mercado uruguayo: conocemos muy bien qué es lo que quieren. Por más de que hoy existe un gran avance de las comunicaciones, no es lo mismo que estar allá haciendo pruebas. Ahora vamos a trabajar bastante en el tema del impacto sonoro.

¿Importan solo desde China?

No, también desde Brasil, alrededor de un 10%. Creo que está creciendo, y EE.UU. está comprando en Brasil, cosa que antes no pasaba. EE.UU. es la meca de los fuegos artificiales, si un 4 de julio no tirás fuegos artificiales prácticamente sos antipatriota. En 2020 se vendieron US$ 6.000 millones en pirotecnia, más de 20.000 contenedores, fue una zafra histórica.

¿Y cómo fue acá la venta en los primeros años de pandemia?

Fue al revés, la pandemia complicó bastante, la gente no se podía juntar a festejar. Ahora estamos más o menos igual que antes de la pandemia, en 2019, pero tenemos que esperar a que pasen estas fiestas para medir con exactitud.

Mundo Pirotécnico.
Mundo Pirotécnico.
Foto: Estefanía Leal.

Las importaciones cayeron 68,62% en los últimos seis años. ¿A qué lo atribuye?

Hubo subida de la moneda extranjera, de la cotización de dólar, el tipo de cambio influyó. También pasó que había mucho stock guardado en plaza, capaz que se compró demasiado en otros años -la vida útil de estos productos, conservados en buen estado, supera los cinco años-. Y puede ser que haya una tendencia a usar productos diferentes, pero igualmente se mantiene la tradición.

También subieron los fletes.

Subieron muchísimo, tres veces desde 2020 a 2022, fue un tema global. Eso incide, por ejemplo en el chaski boom, que ahora vale más el flete que el producto. Los precios subieron un 12% más o menos, y más que nada fue por el transporte. Igual esperamos que vuelva a bajar, como ha bajado en mercaderías que no son fuegos artificiales.

Más allá de eso, ¿hubo un cambio en el consumo del uruguayo?

Como en su momento tratamos de priorizar el tema de seguridad, ahora también estamos desarrollando una línea que se llama pet friendly de bajo impacto sonoro en los productos aéreos. Cuesta elaborarla porque no se demanda en los principales mercados, entonces es difícil hacerlo para un mercado tan chico, pero estamos avanzando bastante. El uruguayo está comprando cada vez más ese tipo de productos. Es un proceso y nos estamos preparando. Creemos que estaría bueno ir eliminando los petardos, que representan el 80% del impacto sonoro. Además haríamos que los accidentes tiendan a cero porque se suelen dar con ese producto. No digo de eliminarlos del todo, pero hacer una venta controlada. Esa es una medida que sugirió la Cámara Uruguaya de Fuegos Artificiales (CUFA).

Etiquetado frontal en la pirotecnia.
Etiquetado frontal en la pirotecnia.
Estefania Leal/Archivo El Pais

¿Por qué no hay demanda de productos de bajo impacto sonoro en otros países?

En EE.UU. se analiza todo de una forma más técnica que acá, en Europa también hay un límite que se guía por las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Muchas de las legislaciones departamentales se han hecho sin ningún tipo de asesoramiento, creo que sería coherente asesorarse con la facultad de ingeniería en cuanto a impacto sonoro. Se ponen decibeles inferiores a lo que es el día a día del centro.

¿Cuál es el producto estrella?

Falcon Rising, que se está comercializando hace 22 años de forma ininterrumpida, quisimos sacarla de línea pero la gente la pide. Es una torta de 25 tiros, que empieza con 15 suaves y después tiene 10 de impacto sonoro medio. Tiene un precio de unos $1.200. Surgió porque para los cumpleaños de 15 nos pedían unir cuatro tortas, hasta que nos llamó el Servicio Nacional de Armamento para decirnos que no podíamos manipular la mercadería en plaza. Entonces las empezamos a traer unidas ya de origen.

La pirotecnia es un negocio estacional. ¿Qué porcentaje de las ventas se dan entre diciembre y enero?

Antes la venta era 95% en la zafra y 5% el resto del año. Ahora estamos en 20% y 80%, por eso tenemos que desarrollar productos que interesen todo el año, para casamientos, para las quinceañeras, para las historias de Instagram.

Gustavo Prato.
Gustavo Prato.
Foto: Estefanía Leal.

¿Qué impacto tiene el fútbol?

Se vienen festejando los aniversarios de los clubes con muchas ganas, el mayo tricolor y la navidad carbonera: es una mini zafra. Y no solo Nacional y Peñarol, también Cerro, o Aguada en básquetbol. Lamentablemente en los últimos 10 años no hemos tenido grandes victorias deportivas como país, pero por ejemplo en el partido de la Sudamericana entre Nacional y Peñarol hubo una venta importante. Y no hablo de llenar el estadio de productos, sino para que la gente festeje en su casa.

Venden al por mayor a las «mesitas» y al consumidor final. ¿Qué porcentaje representa cada tipo de cliente?

Antes el negocio se trataba más que nada de distribución, de vender al por mayor, pero ahora tenemos locales directos a los que accede el revendedor y también el consumidor final. Ya es una tradición venir a comprar al barrio Reus, donde estamos instalados, entonces se vende bastante al público final. No te puedo decir con exactitud, pero es más o menos mitad y mitad.

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Gustavo Prato, de Mundo Pirotécnico, junto a su perro, Picasso.
Gustavo Prato, de Mundo Pirotécnico, junto a su perro, Picasso.

¿Se adaptaron los revendedores al pago electrónico?

Escucho que la gente dice que las mesitas desaparecieron «porque la pirotecnia no va más» y no es así, sigue habiendo mesas, pero la gente ya no anda con 10.000 pesos en el bolsillo. A la mayoría de las mesitas se les dificulta alquilar un POS, aunque ahora se está facilitando y hay otros métodos de pago como Mercado Pago. En la época de oro de los fuegos artificiales, entre 2009 y 2011, había 15.000 mesitas vendiendo en todo el país. Ahora son unas 4.000 o 5.000. En Uruguay no solo hay una tradición de consumo, sino de vender pirotecnia.

¿Qué diferencia a Mundo Pirotécnico de su competencia?

La pasión por lo que estamos haciendo. Yo tuve muchas oportunidades de importar otras cosas que tenían una mejor rentabilidad, pero esto es lo que me gusta. Nosotros vamos a vender fuegos artificiales hasta que me saquen de las manos el último producto.

¿Hacia dónde cree que va el negocio?

Creo que se va a llegar a algo positivo; las posiciones radicales en algún momento se tendrán que terminar y va a llegar una legislación a nivel nacional. Vamos a encontrar un punto medio donde podamos convivir la gente que apuesta por las tradiciones, al festejo y las personas a las que les molesta el ruido. Nosotros nos vamos a encargar de bajar el ruido. Además, uno de los debe que tengo es ingresar a otro mercado. Me diagnosticaron leucemia en 2011 y eso fue un punto de inflexión en mi vida. Estaba pensando instalarme en Brasil y la enfermedad dificultó el proceso, después ya no lo hice.

«No podemos ser buenos o malos según la ocasión»

¿Qué opina de las medidas tomadas de restricción a los fuegos artificiales que han tomado los diferentes departamentos?

No me quiero meter en temas legales, pero nuestro abogado, Martín Risso, sostiene que en un país que tiene un gobierno central los departamentos tienen que seguir lo que dicta el gobierno central, no tienen jurisdicción propia para ciertas cosas. No puede existir pena de muerte en Artigas o Tacuarembó, o una línea de refrescos no puede venderse en Salto pero no en Maldonado. Si está habilitado a nivel nacional tendría que poder venderse en todo el país. Apoyamos que salga una legislación nacional, creo que llegará a buen puerto.

En el último partido, que le ganamos a Perú 2-0, la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) nos pidió lo más ruidoso posible. Tiramos 140 decibeles - que es muy difícil- porque no hay límites para espectáculos públicos. Fueron 70.000 personas, de los cuales 20.000 eran niños, y nadie se puso mal, nadie se quejó. Los principales políticos lo festejaron, entonces no podemos ser buenos o malos según la ocasión.

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