Descarga millonaria en el aire

Las ventas de fuegos artificiales durante diciembre alcanzan por lo menos U$S 7.000.000, que se distribuyen en una extensa red de comercialización

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POR Stella M. Pusino

spusino@elpais.com.uy

El negocio dura lo que el efecto de una bengala, pero impacta en el mercado. Se enciende en dos meses, explota en diez días y se apaga de uno para el otro, dejando ganancias como chispas a miles de personas que intervienen en la cadena de comercialización. Los fuegos artificiales en las fiestas decembrinas movilizan U$S 7.000.000 cómo mínimo en la plaza uruguaya, calculan actores del sector. Y aunque a esta altura continúan haciendo números de la reciente zafra, algunos importadores ya manejan que las ventas aumentaron sobre 10%, respecto del año anterior.

Sin embargo, ni la propia Cámara de Comerciantes de Artículos Pirotécnicos, creada en 2007, tiene estadísticas de ventas globales, o del número de intermediarios que surten de fuegos de artificio a los uruguayos en sus fechas clave de consumo masivo, Nochebuena y Fin de año. "Cualquier estadística es algo muy difícil de lograr", se queja Mario Lamanna, gerente de la Cámara. "Durante enero se realiza la liquidación de las consignaciones, el principal mecanismo de venta de estos artículos; se reciben las devoluciones y lo roto. Terminado el período, los importadores comienzan a preparar la siguiente zafra y en marzo se van a China a comprar. Nadie tiene tiempo después para pasar raya. Además, se sabe, son pocos los que se animan a mostrar lo bien que les va. A la hora de decir cuánto facturan, son reticentes", grafica.

Gustavo Pratto, titular de Mundo Pirotécnico, importador exclusivo del rubro, proveedor de Tienda Inglesa y concesionario de Disco, ya sacó cuentas de que el alza, en su caso, fue de 12%. "El rubro acompaña el aumento del consumo que registra Uruguay", justificó. Alberto Méndez, propietario de Fuegos Chispas (Jumat S.A.), acusa una suba de 20% en las ventas, también en razón de que "el país está mejor".

Daniel Katzka, de Fuegos Meteoro, (Trick Ltda.) importador multirrubro, aseguró no saber aún si hubo más ventas. "Que aumenten las importaciones y los stocks, no quiere decir que se vaya a vender más", sentenció. "Depende de si hablamos en dólares o volumen. Los precios en China subieron para ciertos productos y también los fletes", advirtió.

José María Tiscornia, que opera con pirotecnia en espectáculos, reconoce un aumento del 40%. Pero al igual que sus pares, se negó a dar datos "confidenciales" de su negocio.

La mecha prendida

Siete empresas importaron para estas fiestas 21% más de lo que ingresaron ocho para las pasadas. En 2010 fueron 962.386 kilos de pirotécnia por un valor en Aduana de U$S 1.815.017. Pero ese total sólo representa 6% más de lo que se trajo en 2007, año pico de importaciones de la década, cuando entraron localmente 1.100.000 kg de mercaderías por un valor de U$S 1.710.645. El dato, ergo, no aporta nada a la hora de calcular el consumo final. Sólo revela que el volumen comprado tiene relación con los stocks que "crecen cada año entre 30% y 40%", coinciden los importadores.

Cuatro de ellos son los que dominan el mercado local. Mundo Pirotécnico, importó 36,13% del volumen este año; Trick Ltda. trajo 21,50% y Fuegos Chispas, el 20,44% de la carga. Distrisega Uruguay (Júpiter) filial de la argentina, fue responsable del 11,96% del total y declinó hacer declaraciones.

Luego les siguen Rufus SRL, propietaria de la antigua marca Zigzag, con el 5,53% de la mercadería y Relotex S.A. (Astro Magic) que importó 4,14%. Pinelux S.A. (Effa`s Party), en el rubro de cotillón para fiestas, entró con 0,31% en la nómina, por un contenedor de velas volcán, clasificadas como pirotecnia.

Al primer eslabón de la cadena se enganchan luego distribuidores y mayoristas, según las fuentes, varias decenas en todo el país, pero tampoco hay registro abierto de ellos, sólo algunos más conocidos como El Flaco Estruendo Dinamita, Todo Brasil, El Mundo de los Fuegos, Sluckis Hnos., o Nalfisur S.A.

El distribuidor de cada importador, en cambio, es casi secreto de Estado. "Si te lo digo, mañana me lo roban", aseguró Oscar Olivera, de Relotex S.A. El Servicio de Material y Armamento (ver recuadro), no recaba datos de distribuidores o mayoristas, sólo tiene registro de stocks en mano de importadores.

Jaime Lassevich, "el Flaco", recibe consignaciones de los grandes y suele darlas a terceros, comercios establecidos o habilitados para la zafra, si no los conoce con un depósito en garantía. "Mucha gente me compra en el local pero no tengo ni idea si los revende o los usa", asegura.

Reguero de pólvora

El SMA otorgó para esta zafra 280 permisos, en los que incluye los 228 puestos callejeros que habilitó la Intendencia de Montevideo. Sin embargo, Méndez, Pratto y Lamanna acuerdan, a ojo de buen cubero, que son, mínimo, 1.200 puestos en la vía pública los que brotan en Montevideo y Canelones, amén de supermercados, kioscos, almacenes, librerías y jugueterías que suman el rubro para la ocasión, y que para Pratto llegan a 10.000 en todo el país, porque todo tiene su límite. "Acá el comerciante que está establecido tiene más controles que el que no lo está. Muchos no quieren complicarse pidiendo permisos, teniendo que disponer de bomberitos, baldes de arena... Si viene un vecino -dicen-, y se instala cerca, mejor, la gente que le compra petardos, de paso juega al 5 de oro en mi kiosco", arguye Lamanna. Es que los fuegos artificiales, asevera, "son por excelencia un producto social. Jóvenes estudiantes, familias enteras se involucran en la venta, juntan unos pesos, van al mayorista y montan tres o cuatro mesas en el barrio. Es la changa que a unos les da para comprar un poco más de cordero, hacerse de una platita extra para deudas o darse vacaciones".

Ese es el caso de Leonardo Rodríguez. Empezó vendiendo fuegos artificiales en la crisis de 2002, en Avda. Italia y Comercio, y sigue ahora porque "con esto pagamos las vacaciones de la familia". Integra una comunidad de compras conformada por 44 de los puestos que habilita la IMM. "Abrimos cada uno la unipersonal, pagamos $ 600 el permiso a la IMM, la UR al SMA y el ficto de $ 700 a la DGI. Y trabajamos 4 días". Rodríguez contó que entre los 44 vendieron $ 4,5 millones y que su ganancia fue del 33%, "porque juntos logramos mejor comisión", pero lo habitual es 20%, 25%. El sólo vendió 40% más: en 2009 $ 98.000, en 2010, $139.400. Las ventas del conglomerado aumentaron 18%.

Pero la bonanza no se puede extrapolar a todos los permisarios. Daniel Roade se sumó al negocio hace dos años, pero en 2009 le fue mejor. "Cambié de barrio y me equivoqué, vendí $ 50.000, la mitad".

Big bang

Chasquis, abejitas y mosquitas infantiles, fosforitos, petardos y bombas, metralletas, giratorios, foguetes, cañones, morteros, candelas, fuentes y volcanes, baterías, misiles, perlas, cañas y tortas, están en las listas de precio sugerido que emiten los importadores, con unos 500 artículos y variedades diferentes cada año.

Para surtir el mercado con sus propias marcas fabricadas en China, los importadores consideran su stock, reponen lo agotado, traen "llamadores", artículos infantiles que ocupan volumen pero dejan poca renta, o apuestan a nuevos productos, "desconocidos y según el nivel de consumo global", dice Pratto, porque para él "la pirotecnia más cara es la que más se vende en épocas de prosperidad". Rodríguez aprueba: "Lo que más vendi fueron baterías y tortas", en un gasto individual de $1.000 a 2.000. Para Lassevich, en cambio, "los productos más vendidos fueron los más baratos, aunque todos salen bien, con cinco o seis liderando en cada rubro".

Los precios de venta al público, hay consenso, fueron similares a los de 2009, entre $1 a $12.500. "Y si mirás la lista de precios de hace diez años, están mucho más baratos hoy", asegura Pratto. "Es que la rentabilidad del importador está en el volumen", afirma y "la del minorista, en la oportunidad".

"Cómo buen producto zafral hay sitios donde el precio se dispara y gente dispuesta a pagarlo. Un artículo a 10 en Montevideo puede valer cuatro veces más en el Este". Pero Lamanna también señala imponderables negativos. "Por ejemplo, la lluvia o la propia estacionalidad. Si mañana es 31 y yo todavía no vendí lo suficiente, qué hago para no clavarme con lo que luego no puedo colocar? Empiezo a liquidar".

En la naturaleza del negocio de los fuegos de artificio está la dificultad de calcular el monto anual que movilizan. Pero Lamanna y Pratto, solidarios, se animan a especular una cifra.

"El importador", dice Lamanna, "para sacar la mercadería del puerto, tiene que desembolsar 70% más que el valor en Aduana, en concepto de aranceles, tasas e impuestos, y que traslada en parte al costo del producto". Para Pratto, la ganancia de la cadena puede casi triplicar el valor en Aduana más los costos. Sus cuentas son las que arriman la cifra a U$S 7.000.000.

A varias Puntas

vv Se dice que la cuna de los fuegos artificiales es Liuyang, en China, pero no hay certeza histórica de ello. Las fábricas de esa región, sin embargo, hacen buen marketing con el dato. Al parecer, surtirán los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Son las fabricas de fuegos articiales que, según Comercio Exterior de China, había allí en 2008. Junto a 140.000 distribuidores emplean a 1,5 millones de personas en todo el país.

7.000

vvFuegos Chispas abrió en Florida una planta piloto de ensamblado de pirotecnia, la única de su tipo en Uruguay. Ensambló para esta zafra 1.000 cajas de foguetes, con estruendo y con luces, con componentes chinos. Cartones, mechas, y packing hechos en el país.

vvEl contrabando no es un problema para los importadores uruguayos, más allá de que la Dirección Nacional de Aduanas incautara entre 2007 y 2010, "388 unidades y una caja" (sic), de fuegos artificiales procedentes de Argentina y Brasil, por un total de $ 26.800.

40%

fue el aumento de las ventas registradas en Mercadolibre, en noviembre y diciembre, respecto a los mismos meses de 2009. Los números netos de cantidad de ventas no son públicos.

Tirando cohetes todo el año

El coronel Jacinto de León es el jefe de Producción del Servicio de Material y Armamento (SMA) del Ejército, que autoriza el ingreso, comercio y uso de material explosivo en el país.

Como la validez del certificado es anual desde el 1º de diciembre, hasta junio el sector se aboca a recertificar los productos que los importadores tengan en stock y quieran volver a colocar en la siguiente zafra. A partir de setiembre, cuando la nueva carga comienza a llegar, repiten la rutina: toman tres muestras al azar de cada tipo y variedad de fuego artificial que venga en el contenedor, una la guardan, otra la desarman y a la tercera la detonan. En 2010 fueron 47 contenedores contra 26 de 2009, llegados en un 90% de China y el resto de Brasil. Los productos rechazados no alcanzan el 7% del total y de los recertificados no tiene permitido hablar.

"Tenemos mucho trabajo", dijo, "porque cada año la carga es mayor, y sólo somos tres para la tarea. Pero no me quejo, después de todo, nos pasamos todo el año tirando cohetes".

Informe

Fuegos privados y una cultura que recluta fans

La profesionalización en el uso de fuegos artificiales, que se inició en la región a mediados de los `80, rompió paulatinamente pero sólo en parte la estacionalidad comercial del rubro en Uruguay, porque con ella se divulgó su inclusión en festejos deportivos, manifestaciones, recitales de música y eventos promocionales, sobre todo financiados por marcas globales de productos masivos.

Es que los espectáculos de pirotecnia no segmentan por clase social o por estilo de vida. Su poder de convocatoria se vio, durante 15 años hasta 2008, en las 600.000 personas que llegaron a asistir a La Noche de las Luces, que financiaba Coca Cola y Canal 10, "y que Pirotecnia Tiscornia facturaba a U$S 80.000", dijeron empresarios del sector.

Hoy el mercado más importante del rubro es Punta del Este, donde este año la Intendencia autorizó 30 eventos y fiestas privadas en la faja costera, y según el coronel Jacinto de León, del Servicio de Material y Armamento, también la zona de chacras en Montevideo. Las exigencias uruguayas en materia de seguridad, inusuales en América Latina, según coindicen los protagonistas del sector, eleva para la clase media demasiado el precio de la organización de espectáculos de este tipo en bodas o cumpleaños.

"En vez de contratar a uno de los 15 técnicos habilitados por el SMA en todo el país para operar consolas de disparo, o a una empresa especializada, el anfitrión compra algunos artículos y le pide al mozo que los tire", afirma Gustavo Pratto.

Según José Tiscornia, el precio de un espectáculo pirotécnico varía de acuerdo con el valor agregado de la técnica y la creatividad de la empresa, pero también del lugar, la cantidad de público que asista, la duración y la intensidad de los efectos. Por ejemplo, aseguran que Marcelo Tinelli pagó U$S 60.000 a Distrisega para despedir el 2010 en su propiedad de La Boyita junto a 50 personas. Pero también influye la época del año. "El piso son U$S 5.000, pero en invierno, te pregunto cuánto pagás", bromeo Tiscornia.

En los últimos años, además, se ha formado una generación de consumidores exigentes, una cultura que se nutre en la diversidad de productos que llegan al mercado y en la seguridad con que cuentan a la hora de manipularlos. Pratto fue uno de ellos antes de importar. "Fueron mi pasión desde niño", reconoce.

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