Entrevista

Dulce Sofía: cambió la contabilidad por la pastelería, abrió su local, fue un éxito y ahora va por más

Sofía Antoniol, fundadora de Dulce Sofía, cuenta su receta para liderar una empresa que busca la vanguardia, cómo ser relevante en redes sociales y sus proyectos de expansión. "El uruguayo es dulcero", dice.

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Sofía Antoniol, fundadora de Dulce Sofía
Sofía Antoniol, fundadora de Dulce Sofía
Estefanía Leal

Sofía Antoniol es montevideana, hermana de cinco, tiene 27 años y está casada. Aprendió a cocinar con su madre, viendo los platos caseros que hacía para su familia, y descubrió un hobby que se transformó en pasión y luego en negocio. Es contadora y nunca pensó en emprender, pero ahora lidera Dulce Sofía, una empresa que es seguida por más de 71.000 personas en las redes sociales y busca estar a la vanguardia de la pastelería. Le gusta hacer muchas cosas, entre ellas salir a comer y probar platos nuevos, reveló. Y tiene planes de expandir su proyecto con productos y locaciones nuevas. Fanática del dulce de leche, apuesta por ese ingrediente como caballito de batalla porque asegura que «el uruguayo es dulcero».

Dulce Sofía abrió su primer local en 2019, pero la empresa comenzó antes, ¿cómo fueron los inicios?

Vamos a cumplir 10 años. Desde 2014 estoy cocinando, y recién en 2019 pude hacer el primer local, con el que nos fue bárbaro. Empecé en mi casa, ahí comenzó a crecer. Un amigo tenía un restaurante y me prestó la ventana de ese lugar para que vendiera durante el día. Esa ventanita duró muy poco tiempo, porque creció tanto la demanda que me dio el poder económico para poder abrir mi primera tienda. En 2020 con la pandemia pensamos que iban a bajar mucho las ventas, pero al contrario, tuvimos que hacer una planta de producción porque no dábamos a basto. Fue bastante complicado, porque una planta de producción es muy costosa. Luego abrimos en Carrasco, y como novedad, se viene una tercera tienda de Dulce Sofía.

¿El tercer local estará en Montevideo?

Sí, va a estar en Montevideo, entre Carrasco y lo que ahora tenemos en Pocitos. La idea es abrir en mayo.

¿Ha pensado en llevar la empresa al interior del país?

Todavía no llegamos al interior, pero tenemos pensado poder ir de alguna manera. Siempre está el proyecto, porque nos viven llamando del interior y nos piden que vayamos, pero es un producto muy fresco y no conseguimos todavía cómo llevarlo. La logística es lo más caro del mundo, cambia (el precio de) la nafta y cambia el negocio, por eso todavía no hemos asegurado llegar al interior, pero sí, está dentro de nuestros proyectos.

¿Qué capacidad de producción tiene la planta?

Tiene muchísima capacidad, son unos 200 metros cuadrados (m2), así que entra mucho. El primer local que abrimos fue el que está en Luis de la Latorre (Pocitos), que tiene 30 m2, y ahora no puedo creer que cocinábamos ahí y vendíamos. Ahora cocinamos en la planta de producción y distribuimos desde ahí.

¿Se planteó alguna vez ampliar el negocio vendiendo franquicias de Dulce Sofía?

Siempre me lo preguntan. La verdad es que me encantaría, pero cuando estoy yo se hace la diferencia. Es muy difícil, pero entiendo que hay gente que podría asumir esa responsabilidad.

Desde que arrancó, ¿han intentado comprarle la empresa?

No. Siempre hay comentarios, que no sé si son en broma o en serio, pero nunca nada formal. 

Si le hicieran esa oferta, ¿la vendería?

Qué pregunta... lo que pasa es que tengo que ir yo también ahí asociada, ¿no? No sé, todo se puede hablar. No está a la venta, pero todo tiene precio.

¿Ha tenido propuestas para vender sus productos en supermercados u otros canales?

Sí, justo hicimos la habilitación para hacerlo, pero no se nos dio en tiempos. Todo lleva más tiempo del que manejamos, que va muy rápido. Entrar en otro lugar depende de varias cosas, la habilitación, qué pasa con los vencimientos, con los pagos. Hay muchas variables. No estamos apurados pero entendemos que tienen una demanda muy grande e importante. Lo estamos viendo como posibilidad. Hay un postre que estamos viendo de ingresarlo en almacenes, es algo nuevo que queremos probar para ver cómo es el rubro. Y tenemos un proyecto a futuro —el producto está recién siendo analizado en el LATU (Laboratorio Tecnológico del Uruguay)—, de insertarnos en los supermercados. Entré en esto como hobby, abrí y era todo un mundo de cosas.

¿Qué otros planes tiene?

Estoy llena de proyectos muy lindos, el de los supermercados es uno; abrir en más lugares de Montevideo y en el interior es otro; y también por qué no, irnos del país para abrir afuera en el futuro.

En Uruguay hay varios apoyos para emprendedores, ¿empezó su empresa con inversiones propias o buscó fondos?

No, empecé con capital personal, incluso ahora estoy haciéndolo a nivel privado. Siempre quiero un poco apalancarme, porque uno a veces le tiene miedo a la deuda, aunque en realidad te hace crecer. Pero todavía no se me dio la oportunidad.

Antes de emprender estudiaba contaduría, ¿cómo se dio cuenta de quería cambiar los números por la pastelería?

Sí, y me recibí mientras estaba haciendo el emprendimiento. Estudié durante esos ocho años y hace dos que me recibí. Me di cuenta de que quería cambiar por cocinar. Trabajé en un estudio contable y era todo muy monótono, y mi personalidad es muy dinámica, todo el tiempo tengo ganas de hacer cosas y de vivir al límite, entonces vi que no me copaba estar sentada en un escritorio resolviendo temas contables, sino que me gustaba más lo otro. Hice un viaje en 2018, y ahí fue cuando dije «bueno, voy a dejar la pastelería por acá, no quiero más nada», y en ese viaje me di cuenta de que me encantaba cocinar, que lo que más me apasionaba era eso, y volví con recetas e ideas nuevas que pude implementar, y ahí empezó a ser exitosa la marca.

¿En ese momento advirtió que podía hacer un negocio de eso que tanto le gustaba?

Nunca pensé que iba a tener la grandeza que tiene hoy, nunca pensé que iba a llegar a esto. Lo hice más que nada para ahorros personales, para tener algo adicional, como un hobby. Cuando vine con ideas no fue tampoco para hacer un negocio, sino para poder tener mis propios ahorros. Pero después fue creciendo solo y ni me di cuenta de cuando pasó.

¿Cómo ha sido la experiencia de emprender?

Costosa, pero me imagino que es así en todo el mundo. No es que Uruguay está caro, pienso que así también nos puede pasar en otro lugar, no es que nos va a salir más barato el tema impuestos si nos vamos a otro país. Obvio que cuesta, la rentabilidad me gustaría que fuera mucho mayor, pero también hay que asumir todo lo otro. Hoy es rentable. Jamás había emprendido. Pero estoy desde los 18 años con esto, me acuerdo que fui a los 17 a inscribirme en la DGI (Dirección General Impositiva) y me dijeron «sos menor, no podés» y me tuve que ir. Antes no pensaba en nada de esto porque era chica.

¿Cómo ve el ecosistema emprendedor uruguayo?

Lo veo muy bien, la gente está muy motivada por emprender, siempre veo personas interesadas en el tema. Hay muchísimo por hacer y los emprendedores se están animando, sabiendo lo que es el desafío de emprender. Uruguay es un mercado muy chiquito, por eso hay que intentar captar al público. El desafío más grande es que me va muy bien y es rentable el proyecto pese a los gastos, porque logramos impulsarlo con las redes. Y veo como oportunidad el inventar esas cosas que no existían para darse un gustito.

¿Cómo fue entrar en la mesa de los uruguayos?

Para mí, a los productos que había en el mercado les faltaba dulce de leche. Cuando me regalaban algo siempre le quería agregar dulce de leche, porque soy fanática, y le mostré eso al consumidor, le dije: «en lo mío nunca te va a faltar dulce de leche». Les conté lo que me pasaba y me di cuenta de que les sucedía lo mismo, porque el uruguayo es dulcero.

Además de los productos del catálogo, que se venden en tiendas y por delivery, Dulce Sofía ofrece un servicio de catering para eventos, ¿cuánto influye en los números de la empresa?

Sí, lo estamos inaugurando. Es un carrito que llevamos a todos lados y nos ayuda a posicionar la marca. Es un poco complicado por lo logístico, pero es un servicio que queremos brindarle a la gente que quiere vernos en su evento, por eso lo hacemos.

¿Cómo logra distinguirse en la pastelería? Es un sector con muchos competidores.

Sí, hay varios. Pero esta no es pastelería francesa, la perfecta, sino que todo lo contrario. Hice un curso de pastelería y aprendí un montón, antes eran brownies y cookies y ahora el mundo de la pastelería es enorme, hay desde croissants hasta helados. Me dedico a adaptar versiones famosas de bombones a tortas, es una pastelería más moderna y más rústica.

Una propuesta nueva de la marca es el «pasaporte de estrellas fugaces», ¿de qué se trata?

Es una forma de fidelizar a nuestros clientes. Tenemos un producto que se llama «estrella fugaz» (una torta individual), que se vende por un mes, termina el mes y se va. Lo creé porque vi un problema, mucha gente iba a la tienda a comprar el día de su cumpleaños, y mi gesto era decirle «feliz cumpleaños», pero quería regalarles algo. Por eso inventé la «estrella fugaz»: si el día de tu cumpleaños venís a comprar a la tienda te llevas de regalo la «estrella fugaz» de ese mes. Ahora, por ejemplo, está la «Mar del Plata», como está de moda el alfajor de Mar del Plata, lo hicimos en formato de torta individual. La propuesta del «pasaporte» es que a quien compra ese producto se le da un sticker, y al final del año, si juntó todos los stickers le hacemos especialmente la «estrella fugaz» que quiera.

"Fue fácil asociarme a la marca porque es como soy yo"

Dulce Sofía tiene más de 71.000 seguidores en redes sociales, ¿cómo logró posicionar la marca?

No me costó tanto porque no me di cuenta cómo se fue posicionando. Esto fue gracias a una amiga que me ayudó desde el inicio con el marketing. Ella me fue posicionando y ayudando con la fidelización de los clientes y la marca. Y como me conocía, siempre supo quién era yo y lo que era la marca. Fue fácil asociarme a la marca porque es como soy yo. Cuando me dijo «mostrate en redes, mostrá tu cara y el detrás de esta empresa», fue fácil porque es lo que soy yo. El color rosado es de alegría y de romántica, todo lo que soy yo.

¿Qué tan atenta está a las tendencias mundiales de gastronomía?

Demasiado atenta, la mayoría de mis ventas se dan por las redes. Gracias a que la gente me ve por las redes me compra, y si no estoy en la tendencia y en lo último que salió no estoy ahí arriba. Por eso siempre intento estar a la moda, y lo último que salió y de lo que la gente habla lo invento en torta, aunque no salga todo a la venta. El otro día, por ejemplo hice una «crookie», que es un croissant con una cookie.

Sofía Antoniol
Estefanía Leal
Cifras del negocio
  • Más de 50 propuestas ofrece la tienda Dulce Sofía, entre productos individuales, combos, desayunos, meriendas y picnics. El catálogo incluye tortas, cookies y alfajores.
  • 200 metros cuadrados tiene la planta de producción de Dulce Sofía, desde donde se abastecen las dos tiendas que hay en Pocitos y en Carrasco y la tercera que abrirá en mayo.
Apuntes de carrera
  • 2014: Antoniol comienza a cocinar mientras estudia la carrera de Contaduría y abre oficialmente su emprendimiento Dulce Sofía, desde su casa.
  • 2018: La emprendedora realiza un viaje a Europa, una experiencia en la que «hace el click» para volver a cocinar y decidir dedicarse de lleno a la pastelería.
  • 2019: Dulce Sofía abre su primera tienda en Montevideo, ubicada en el barrio Pocitos, donde vende y además cocina antes de tener su planta de producción.
  • 2023: Antoniol estudia pastelería en la escuela de gastronomía Le Cordon Bleu de Madrid, y se da cuenta de su verdadera pasión por esa especialidad gastronómica.

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