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El CEO de OpenAI lidera una cruzada en Silicon Valley para promover la renta básica universal

Ante el avance de la inteligencia artificial, la comunidad tecnológica de EE.UU. está experimentando con programas piloto que entregan partidas de dinero sin condiciones a sectores de la población

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Sam Altman, CEO de OpenAI
Bloomberg/Bloomberg via Getty Images

Durante los últimos años, la comunidad tecnológica ha probado a ofrecer pagos sin condiciones de US$ 500 o US$ 1.000 al mes a quienes más lo necesitan. Algunos de estos experimentos se han llevado a cabo en el corazón de Silicon Valley, donde un apartamento de una habitación se alquila por US$ 3.000 al mes y una casa modesta suele ser un lujo inasequible.

El apoyo de Silicon Valley a estas iniciativas ha hecho que la idea de un ingreso garantizado (también conocido como transferencias de efectivo, dinero en efectivo incondicional y, en su forma más utópica, ingreso básico universal) se haya generalizado. Pero el consenso político bipartidista en torno al movimiento se está fracturando, aunque los datos parecen mostrar que los programas son eficaces.

En los últimos meses, el fiscal general de Texas recurrió a los tribunales para impedir que se utilizaran fondos públicos en un programa de renta básica en Houston. Los republicanos de Iowa, Idaho y Dakota del Sur prohibieron programas similares. El gobernador vetó una prohibición en Arizona.

El movimiento también ha obtenido algunas victorias. Una propuesta para un programa estatal de renta básica estará en la boleta electoral en Oregon esta primavera. La medida otorgaría US$ 750 anuales a cada residente del estado, financiados mediante un impuesto del 3% a las empresas con ingresos superiores a US$ 25 millones.

Silicon Valley

Es un momento crítico para los ingresos garantizados, que han sido defendidos por el CEO de OpenAI, Sam Altman, el CEO de Tesla, Elon Musk, el cofundador de Twitter, Jack Dorsey, el CEO de Salesforce, Marc Benioff, entre otros.

Esta semana se dieron a conocer los resultados del mayor programa de ingresos directos hasta la fecha, el Estudio de Ingresos Incondicionales. La investigación fue idea de Altman, quien se ha convertido en el principal animador de un auge en inteligencia artificial (IA) que, según él, arrasará con todo lo anterior. Cualquiera cuyo trabajo pueda ser realizado por un software de IA podría necesitar un ingreso garantizado en algún momento.

«Es imposible tener una verdadera igualdad de oportunidades sin algún tipo de ingreso garantizado», afirmó Altman en 2016 cuando anunció el esfuerzo por recopilar datos sobre una política que no había sido probada rigurosamente. Los críticos se preguntaban si los beneficiarios gastarían los fondos en billetes de lotería y alcohol.

Desde entonces, decenas de programas piloto que duraron menos años que el Estudio de Ingresos Incondicionales han respondido a esa pregunta. Sus defensores dicen que la renta básica no es una panacea y no resuelve el problema de la vivienda inasequible, pero los pagos han ayudado a estabilizar a las familias que viven al límite, evitando que caigan en la miseria.

Industria tecnológica

Si bien recibieron con agrado el estudio de Altman, la cuestión para los miembros de la comunidad de la renta básica se ha desplazado hacia la implementación de los programas a mayor escala. El tiempo de la investigación, dicen, ya pasó.

«El país está en llamas, Altman. Algunas personas se están volviendo ricas, y muchas, muchas más se están volviendo pobres. ¿Cuál es su responsabilidad para cerrar esa brecha en lugar de empeorarla?», apuntó Jennifer Loving, directora de Destination: Home, una organización sin fines de lucro que administra programas piloto de renta básica en Silicon Valley.

«Me gustaría ver a Silicon Valley utilizar su acceso al poder para presionar en favor de los ingresos garantizados, de modo que el gobierno federal lo haga a gran escala. El gobierno es el responsable último, pero la tecnología debe ser un socio», subrayó.

 Inteligencia Artificial
Oportunidades en Inteligencia Artificial

Otros piensan que Silicon Valley tiene un rol más importante que jugar. Las empresas tecnológicas han creado billones de dólares de riqueza en los últimos 25 años. Si la IA cumple con sus expectativas, generará más billones y, a la vez, reducirá los salarios o eliminará muchos empleos.

«Si bien todas las personas y corporaciones ricas deberían apoyar un ingreso básico universal, la industria tecnológica tiene responsabilidades especiales», opinó Karl Widerquist, profesor de filosofía en la Universidad de Georgetown en Qatar, y coautor y editor de libros sobre el tema. «Están usando nuestros datos para crear sus productos y no nos han pagado. Y son ellos los que dicen que perturbarán la economía y dejarán a la gente sin trabajo», enfatizó.

Apoyo voluble

El presupuesto del estudio de Altman fue de US$ 60 millones. Contrató a Elizabeth Rhodes, una académica con un doctorado conjunto en trabajo social y ciencia política, para dirigir el proyecto, creó una filial llamada OpenResearch para albergarlo y gastó US$ 14 millones de su propio dinero para financiarlo.

Otros US$ 10 millones provinieron de OpenAI, US$ 15 millones del fondo público de Dorsey para la ayuda mundial contra el covid-19 y US$ 6,5 millones de Sid Sijbrandij, fundador de la plataforma de software GitLab. El resto provino de fundaciones, subvenciones federales y donaciones personales y anónimas.

En 2019, después de un trabajo preliminar, OpenResearch comenzó a inscribir a 3.000 personas en Texas e Illinois que tenían ingresos anuales menores a US$ 28.000. Un tercio recibió US$ 1.000 al mes; los demás, que actuaron como grupo de control, recibieron US$ 50. El programa duró tres años.

Entre los temas que el experimento pretendía investigar estaba cómo el dinero incondicional influye en el comportamiento, incluida su capacidad para afectar los niveles de estrés y generar esperanzas de un futuro mejor. Con una mayor seguridad financiera, algunas personas podrían aceptar un trabajo peor remunerado que les guste más o aumentar su participación en la sociedad, por ejemplo, haciendo voluntariado. Otras podrían volver a estudiar o hacer una formación adicional.

A algunas personas del movimiento de renta básica les preocupa que esto pueda convertirse en «un caballo de Troya» para la IA, como lo expresa Juliana Bidadanure, exdirectora del Laboratorio de Renta Básica de Stanford.

«¿Silicon Valley está promoviendo la renta básica como una forma de reducir el tamaño del Estado? ¿Para reemplazar todas las demás redes de seguridad? ¿Una forma de acelerar la IA?», preguntó Bidadanure. «Creo que el desempleo debido a la IA es una razón importante para construir un piso sólido a través de una renta básica universal. Pero es una razón entre muchas».

Conferencia de Elon Musk
Musk: director de SpaceX, X (Twitter) y el fabricante autos eléctricos Tesla.
Foto: AFP

Otra razón por la que los partidarios de la renta básica podrían no contar con Silicon Valley es que el apoyo de la industria tecnológica suele ser inestable. Musk aseguró en 2018 que «la renta universal será necesaria con el tiempo si la IA se hace cargo de la mayoría de los trabajos humanos». Pero en noviembre afirmó: «No tendremos una renta básica universal. Tendremos una renta alta universal». Sin embargo, no explicó la diferencia.

En una entrevista en mayo, Altman dijo que se preguntaba «si el futuro se parecerá más a la informática básica universal que al ingreso básico universal».

En otras palabras, la gente obtendrá tiempo de computación en lugar de dinero, y Silicon Valley -o tal vez solo OpenAI- tomaría el dominio en todas partes.

Millones que valen ayudas

Un grupo de personas del sector tecnológico jugó un papel descomunal a la hora de obtener ingresos básicos. Jack Dorsey, cofundador de Twitter, se comprometió a financiar programas con US$ 15 millones en el punto álgido de la pandemia de coronavirus.

Chris Hughes, cofundador de Facebook, también ha apoyado este tipo de iniciativas. Ayudó a iniciar el Laboratorio de Renta Básica en la Universidad de Stanford en 2017 y ha financiado varios programas piloto.

«Hablo con la gente sobre filantropía y cómo lograr cambios en el mundo, pero pocos están en el sector tecnológico», admitió Hughes, y agregó que no ha estado en Silicon Valley en años y que la gente de allí no lo busca. En el condado de Santa Clara, también en California, que incluye las comunidades de Palo Alto, Mountain View y Cupertino -el corazón de Silicon Valley-, la organización sin fines de lucro Destination: Home cuenta con nueve programas piloto en marcha o en desarrollo, en los que 950 personas reciben alrededor de US$ 1.000 al mes.

Cerca de un tercio del presupuesto de US$ 26 millones proviene de la comunidad tecnológica, incluidos referentes como Google, la Fundación David y Lucile Packard e, indirectamente, Cisco y Apple.

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