El último recuerdo que los iraquíes tenían de la industria brasileña era el de un Volkswagen Passat, el auto más vendido en el país en los 80 y que aún circula por sus calles. Como en las ventanas se leía la frase "Made in Brazil", pasó a ser llamado Brasil o "Brasili", como lo pronuncian ellos. Fueron 170.000 Passats los que salieron de la fábrica paulista de So Bernardo do Campo y se vendieron a Irak entre 1983 y 1988. En esa época, el flujo comercial entre Brasil e Irak llegaba a los U$S 4.000 millones al año y los sudamericanos eran el quinto exportador al segundo mayor país petrolero del mundo.
Brasil quiere recuperar ahora esa relación, interrumpida en el último período de la dictadura de Saddam Hussein, por el bloqueo económico de la ONU en 1990 y una guerra brutal que aún no termina. En este período, Brasil salió de la dictadura, abrió su economía y desarrolló una industria diversa, en la que el sector automotor es sólo un artículo más en un gran catálogo "Made in Brazil".
Con esos logros en la mano, el gobierno y los empresarios brasileños quieren sumarse a países como Estados Unidos, Italia, España, Canadá y China, que ya encabezan el movimiento de reconstrucción de Irak, una nación que puede volver a liderar en algunos años la lista de los mayores petroleros. De hecho, Brasil es el único país latinoamericano que está aprovechando la oportunidad. "Los iraquíes son 30 millones de habitantes que están consumiendo y necesitan comprar todo, menos petróleo y dátiles", dice Jalal Chaya, presidente de la Cámara de Comercio Brasil-Irak, en San Pablo.
Para alcanzar ese objetivo, la Agencia de Promoción de Exportaciones e Inversiones (APEX), del gobierno brasileño y la Cámara Brasil-Irak, fundada hace tres años, están promoviendo y participando en ferias de negocios con empresarios iraquíes. En 2005 organizaron en Jordania la feria "Brasil en la Reconstrucción de Irak", que llevó a 57 pequeñas y medianas empresas brasileñas, y algunas grandes, como Embraer, Azaléia, Bauducco y Marcopolo, con 1.500 visitantes y U$S 245 millones en negocios. En mayo pasado,18 empresas brasileñas viajaron por tercera vez a la "Rebuild Irak". "Brasil era uno de los cinco proveedores de Irak hace 20 años. Teníamos una marca muy fuerte y queremos retomarla", dice Juarez Leal, de APEX.
Las exportadoras brasileñas ya rumbearon a Irak y están vendiendo máquinas de hacer pan, transformadores diésel-eléctricos, autos blindados, chasis con motor diésel, tractores, incubadoras hospitalarias, azúcar, carne de pollo y vacunas. En 2006 los iraquíes le compraron a Brasil U$S 153 millones, un 206% más que en 2005, un valor que, según Chaya, sería mucho mayor porque no incluye "operaciones triangulares" hechas con países vecinos que revenden a Irak. Eso explicaría por qué las ventas a vecinos como Arabia Saudita crecieron 44% el mismo año. La Cámara se arriesga a decir que ese comercio triangular es por lo menos de U$S 52 millones.
Según la Cámara Brasil-Irak, hay grandes posibilidades de negocios para Brasil y los latinoamericanos. El gobierno de Irak, que tiene como principal renta el petróleo, concentra el 70% de los negocios del país y debe invertir U$S 56.000 millones en infraestructura, U$S 38.000 millones en el petróleo, U$S 6.700 en saneamiento y el resto, en energía.
Para apoyar la estrategia de la Apex, el gobierno ha estimulado la aproximación política. En mayo de 2005, Brasília fue sede de la 1ª Cumbre Sudamérica-Países Árabes, que incluyó entre los invitados al presidente iraquí, Jalal Talaban, honrado con su primer compromiso internacional. Un mes después, pidió que Brasil participase en una reunión exclusiva entre Irak y países europeos, EE.UU. y Canadá. El canciller Celso Amorim fue al encuentro que discutía los negocios de la reconstrucción. (América Economía)