Decir «no» o escuchar esa palabra puede sonar a priori como una señal negativa en el ámbito empresarial. Sin embargo, esta negatividad no siempre condice con lo que transmite, puede existir algo positivo detrás, un «sí» constructivo.
Por su rol, empresarios y ejecutivos se enfrentan a diario con el «no», y para muchos, gestionarlo en forma positiva lleva años. Otros aún van en ese rumbo.
Los líderes consultados por El Empresario creen que frente al «no» es necesario ser empático, aplicar escucha activa y pedir argumentos, y en caso de refutar, hacerlo con datos y mostrando alternativas.
La clave, enfatizan, es la confianza y el ejemplo que muestre el líder para que el «no» sea bien recibido y no se perciba como un capricho. Lo que no se puede hacer, dijo Florencia Iglesias, CEO de These, es «no decirlo por miedo al impacto en el otro. Nadie sigue un líder dubitativo».
Para que esto funcione, apuntó Gustavo Trelles, country head de Santander Uruguay, es clave «la honestidad y el fundamento profesional de la decisión y la respuesta».
Virginia Suárez, cofundadora de Hineni Ventures, opinó que es una oportunidad de crecimiento. Cuando le tocó recibir un «no» su reacción fue « ir a ‘boxes’, repensar y volver con una propuesta mejorada. Ayuda a crecer».
Christopher Jones, CEO de Grupo Ta-Ta, coincidió: «Es una oportunidad de aprender y crecer» y por ello busca alternativas «junto al otro».
Ignacio Del, gerente general de WTC Free Zone lo ve «como una pausa para algo mejor luego».
Para Analía Migues, directora ejecutiva de Endeavor, decir «no» le ha permitido «mantener un equilibro entre trabajo y vida personal».
Quizás, como concluyó Alex Malachowski, gerente de Nuevocentro Shopping, «el arte esté en aplicar bien el ‘no’ para que represente más una oportunidad que una barrera. ¿No?».
«Quien aplica un ‘no’ debería estar convencido que comprendió el planteo. Si lo hace, y del otro lado tiene un interlocutor que confía y lo comprende, no debería afectar la moral ni la productividad», opinó el gerente general de Nuevocentro Shopping. En su caso, cuando recibe una negativa pregunta la razón. «Busco profundizar. Luego, podrá seguir siendo un ‘no’ pero al menos comprenderé su porqué», señaló. «Varios ‘no’ me llevaron a sentir decepción, enojo, hasta angustia. Pero aprendí a conocer más a la otra persona, a buscar el motivo de su negativa. También me permitió mejorar y transformarlo para que la próxima fuera ‘sí’».
«El ‘no’ es un aprendizaje», aseguró la cofundadora de Heneni Ventures y chair de Vistage, quien tuvo que lidiar durante su carrera con escuchar y dar respuestas negativas. «Cuando me dicen ‘no’ lo uso para aprender y cuando lo digo yo es para que aprendan qué se puede hacer para que sea sí», explicó. Dar una connotación de aprendizaje y perfeccionamiento hace la diferencia; «hace que la persona crezca», sostuvo. Y, para ello, la cocreación es importante. Por esa razón, ante una negativa, suele preguntar si hay otra alternativa. «Es incluir al otro y admitir que las ideas que uno tiene no son perfectas. Hay que ir a boxes y reformular», cerró.
En estos casos, «lo esencial es la honestidad y el fundamento profesional de la decisión y respuesta», analizó el country head de Santander Uruguay, por lo que «resulta relevante la argumentación». Su visión se enmarca en un contexto mayor que es la gestión de la compañía, por tanto si puede convivir con el objetivo central «no hay problema», si lo afecta «debemos redirigir las gestiones y procurar que se convierta en un ‘sí’». Al recibir una negativa, su primera reacción es entender si es razonable y evaluar alternativas. «Nunca lo interpreto como personal si no como una reacción posible, así que puedo no compartir un ‘no’ pero espero que no me sorprenda», concluyó.
«Aprendí a decir ‘no’ porque era mi deber mantener el foco, saber donde estamos parados, qué queremos ser, hacia dónde vamos; nadie sigue a un líder dubitativo incapaz de delinear un rumbo», reflexionó la CEO de The Software Evolution (These), quien asegura que en su carrera enfrentó muchos «no». Hoy, a la hora decirlos, aconseja a los líderes «ser seguros» y entender que se pueden equivocar porque «es parte de gestionar el impacto de las decisiones». «Lo que no podemos es no decir que ‘no’ por miedo al impacto, hay millones de factores que no controlamos», aclaró. Su filosofía es no decir «no» sin contexto, por eso «trabaja en sus justificaciones».
«Cualquier ‘no’ puede ser una muy buena oportunidad de aprendizaje», aseguró el CEO de Grupo Ta-Ta. Por eso, a la hora de dar una respuesta negativa, evalúa el impacto en la persona. «Recuerdo recomendaciones de mentores: brindar feedback constructivo en lugar de solo decir ‘no’, dar el contexto sobre la situación, las razones de la negativa y sugerencias o alternativas posibles. Ayudo a ver la negativa como una oportunidad para aprender y crecer», afirmó.
Cuando le toca recibir un «no» su primera reacción es aplicar escucha activa para entender los motivos y preocupaciones, y estudia opciones que «sean logradas junto al colaborador».
«¡Por suerte, muchas veces me dijeron que no!», recordó la directora ejecutiva de Endeavor Uruguay. A su entender, refutar de forma consciente y asertiva establece límites claros, protege los recursos y prioridades y mantiene el foco. Migues, quien aclara que está aprendiendo a gestionar el «no», enfatizó que la clave es comunicar «de manera clara y respetuosa» las razones detrás de cada decisión positiva o negativa, y ofrecer posibles alternativas. Los «no», añadió, enseñan otro camino y brindan «madurez y confianza». «Me ha permitido mantener un equilibrio entre el trabajo y mi vida personal, y a ganar mucha confianza en mí», destacó.
«Digo más ‘sí’ que ‘no’, es algo a trabajar, pero muchas veces un ‘no’ a tiempo y con argumentos razonables genera un mejor ambiente», reconoció el gerente general de WTC Free Zone. Del relativiza la connotación negativa y arguye que «a futuro puede ser positivo». «Puede significar una pausa para ensayar algo mejor luego», explicó. Además, a la hora de decirlo aconseja hacerlo con una comunicación clara y argumentos. «Hay que analizar la situación en detalle, ver los pro y los contra y el impacto en la otra persona». Otro detalle importante es «ser genuino» y transmitir que el «no» es «lo mejor para la persona o la organización», concluyó.
«El ‘no’ es de los cobardes, para mí siempre se puede», sentenció la presidenta de La Nave. Cuando recibe una negativa, pide justificaciones y si no la convencen, busca un consenso, reveló. «Si me equivoco, reconozco mi error, y si no, muestro otra forma de hacer las cosas», acotó. Su objetivo es convertir el «no» en un «quizá se puede» o «quizá tiene razón», es decir, «cambiar la percepción del ‘no’» y alentar a los empleados a estar abiertos a intentarlo. En su opinión, decir «no» requiere autoconfianza, un proceso que le llevó años y que asocia a la seguridad laboral. «Hoy creo que tiene un impacto positivo en la organización», dijo.