Pasó la pandemia y el mundo no volvió a ser el mismo. Se aceleró la digitalización, se incrementó el trabajo híbrido y aumentó la conciencia por la sustentabilidad. Esta reubicación de las piezas en el mundo de los negocios trajo aparejado que los altos ejecutivos busquen actualizarse con formación constante.
Y Uruguay no escapa a ello.
Marcos Soto, decano de la UCU Business Schoollo ve así. «Crece la demanda por formación, por eso estamos en constante búsqueda de actualizar la oferta. Tenemos dos programas nuevos, el de Desarrollo Sustentable y de Gobierno Corporativo. Además, hace tres años que ofrecemos uno de liderazgo transformador llamado Grow to Lead. Busca desde la vivencia, apalancar el crecimiento de las personas con el ejercicio de las pausas. Cada encuentro del Grow to Lead es una pausa a esas agendas vertiginosas que nos alejan y permiten mirar la vida desde otro lugar», indicó. Los dos primeros programas duran tres meses y tienen un cupo de 40 participantes. Grow to Lead consiste en cinco encuentros de dos días.
Bruno Golembiewski, director de Administración y Finanzas en Pronto (Grupo Scotiabank), dijo que se anotó en Grow to Lead para incorporar herramientas que impulsen su liderazgo y crecimiento en el marco «de procesos de transformación organizacional». Además, busca conocimientos vinculados a dos áreas más: técnicas avanzadas de analítica de datos y perfeccionamiento en herramientas de problem solving y design thinking.
Andrea Ferreira, gerenta general deLactosan Latam, entiende que, ante un contexto tan dinámico, es «fundamental actualizarnos periódicamente y mejorar nuestras habilidades. Combinar el conocimiento con la experiencia y el ‘arte’ de la gestión es una evolución constante en términos de gestión y dirección».
Por su parte, Pablo Regent, profesor en el IEEM, escuela de negocios de la Universidad de Montevideo, percibe que ahora se tornó más normal que un alto ejecutivo vuelva al aula.
«No es extraordinario, les interesa formarse porque el mundo ha avanzado en cómo hacer negocios y liderar. A su vez, buscan (programas) que sean presenciales porque les brinda otra experiencia. Nadie dice ‘quiero aprender, sino quiero conocer’. Muchas veces alguien que llega a gerente general es porque estuvo muy metido en una industria y acá quieren encontrase con gente exitosa diferente, más joven», afirmó. Esta realidad es la constante en su MBA como en los programas de management avanzados. «La forma de vivir estos programas es discutir casos, buscan desafiarse y aggiornarse», marcó el profesor del IEEM.
Regent nota que lo que más buscan los ejecutivos es aprender sobre gobierno corporativo, relacionamiento con directores, accionistas, inversores y liderazgo en formato híbrido de trabajo.
En línea con estas demandas, el MBA del IEEM se actualizó luego de 30 años. Ahora cada alumno tiene un coach personal para que, a medida que avanza, descubra sus debilidades. La segunda línea es el método del caso extendido donde los ejecutivos deberán «lidiar con las consecuencias de sus decisiones» respecto al problema planteado en el aula. Por último, un sábado cada cuatro semanas, se conectan a una clase en forma virtual para desarrollar capacidades de liderazgo a distancia.
Para Rodrigo Capdevielle, fundador y CEO de la tecnológica Hikko, el intercambio con pares de otras industrias le permite crecer en su negocio. «He aprendido mucho de empresas de industria. Toda la vida he trabajado en servicios asociados a tecnología y, por ejemplo, escuchar cómo solucionan los problemas en una fábrica, me conecta con problemas que tengo y veo que los puedo resolver adaptándolo a mi negocio», destacó.
En la actualidad, tiene el foco puesto en capacitarse sobre estructuración de negocios de mayor tamaño enfocados al mercado de EE.UU.
Ximena de Azpitarte, directora de Carrasco Valley, tiene una visión similar sobre la ventaja de aprender de colegas de otros sectores. «Cuando es presencial, se suma la riqueza de intercambiar con pares de varios rubros y tener distintos puntos de vista que hacen crecer», opinó, y agregó que hoy busca adquirir habilidades como buena comunicación, visión estratégica e iniciativa, empatía, sentido de trabajo en equipo, perseverancia y resiliencia para lograr los desafíos, negociación y toma de decisiones.
En tanto,Alan Cohn, director del departamento de educación ejecutiva de Universidad ORT, dijo que quienes se acercan a sus cursos por lo general son perfiles «senior que tienen un bagaje atrás». «Piensan en su próximo reto laboral o llevar a un nuevo estadío a la empresa, y para ello necesitan nuevas habilidades». Por ejemplo, explicó que la mayoría provienen de firmas familiares que buscan capacitarse en directorios eficientes para entender mejor «cómo delegar la empresa a las nuevas generaciones». Este año es la quinta edición del programa de Gestión de Directorio, con capacidad para 30 participantes y «está a full», contó.
Otra tendencia es la de sumar capacidades en digitalización. «Por ejemplo, liderar en equipos distribuidos y entender qué impacto tiene lo digital en la toma de decisiones como cuando un director de marketing dice que tiene que pautar en TikTok. Pensar en digital», explicó Cohn.
En este tiempo también aprecia un creciente interés en el Programa en Dirección de Negocios Sostenibles. «El mundo adoptó compromisos en ese sentido, algo que impacta en los modelos de negocios más allá de la generación de riqueza», indicó.
Para crear estos programas se integran las visiones de alumnos, cámaras empresariales y referentes de negocios. A esto le suman la demanda que tienen las escuelas de negocios internacionales para conocer tendencias, y finalmente lo adaptan a las necesidades locales. «Eso sí, la sostenibilidad es algo que atraviesa todos los programas», concluyó.
Ximena de Azpitarte dice que la curiosidad y pasión por conocer la motivan a formarse y estar «actualizada», y que la ayudan a ser «más competitiva y estar mejor preparada para los desafíos». Y si el curso es presencial suma «la riqueza de intercambiar con pares de varios rubros y tener distintos puntos de vista». Por todo esto casi todos los años realiza un curso de formación, y 2024 no será la excepción. «Quiero hacer el Diplomado en Economía Política en el CED», dijo.
El fundador y CEO de la tecnológica Hikko tiene como meta capacitarse en forma anual. En su caso, cuando elige una escuela de negocios, es por el conocimiento «curado», la posibilidad de interactuar con colegas de otras organizaciones y entender cómo resuelvan sus problemas. «En este mundo volátil, con tanto movimiento e información, quiero información curada, teoría sólida de la que perdura años y compartir con colegas que muchas veces saben mucho más que vos», cerró.
«Un poco por opción, otro por necesidad. El mundo actual obliga a estar formándote y sumar nuevas habilidades y herramientas prácticas», reflexionó el CEO de WTC Free Zone, quien alterna entre escuela de negocios y cursos específicos. Sus intereses hoy en día son inteligencia artificial y gobernanza corporativa. «Hice el curso de Gestión de Directorio en Universidad ORT para ver de qué manera puedo interactuar mejor con el directorio y ser más estratégico», explicó.
La gerenta general de la filial regional de la empresa danesa busca en su formación, herramientas que le permitan «cultivar y liderar equipos sólidos de trabajo, tomar decisiones y ejecutarlas para hacer que las cosas pasen». Asegura que aprender, formarse y estar actualizada no lo ve como algo aislado sino como parte de su vida. «Es un hábito que me acompaña y cuya intensidad depende mi necesidad de adquirir nuevas herramientas y del contexto».
El director de Administración y Finanzas en Pronto (Grupo Scotiabank) elige formarse continuamente en forma anual y no por «impulsos discretos». Esto, explica, le permite incrementar el valor que genera desde su lugar en la empresa, crecer profesional y personalmente y ampliar el impacto positivo de los equipos que lidera. Asimismo, los nuevos conocimientos lo ayudan a «mantenerme relevante en el mundo del trabajo del presente y futuro».