Cuna de emprendedores y de nuevos negocios en tecnología, Israel se ha ganado el título de «startup nation». Este logro es resultado de la amalgama de fortalezas clave, como la calidad de su sistema educativo, el apoyo del gobierno al emprendedurismo, el liderazgo que desarrolla en las personas su paso por el servicio militar y la vocación por innovar de un país con escasos recursos naturales.
«La necesidad es la madre de la innovación», reafirma el uruguayo Harold Wiener, cofundador y socio general de Terra Venture Partners (VP), un fondo que invierte en startups que buscan resolver grandes problemas globales en áreas como energía, medicina preventiva, alimentación y agricultura.
Wiener (montevideano, 66 años, doctor en Química por la Universidad Hebrea de Jerusalén y máster en Administración de Empresas) conoce bien el ecosistema emprendedor de Israel. En ese país, al que emigró en 1978 junto a su esposa, ha desarrollado toda su carrera profesional. Durante 17 años, se dedicó a emprender creando empresas en campos como medicina, biotecnología y química «verde». Luego de «venderlas bien», se pasó al «bando de los malos», como él mismo dice con humor, y se convirtió en inversor. Así nació, en 2008, Terra VP. «Creé un fondo de inversiones de impacto que solo invierte en startups en etapa pre-semilla. Invierto el primer millón de dólares y después sigo en la compañía», explicó en diálogo con El Empresario desde Jerusalén.
El fondo que lidera ha apoyado desde su creación a 35 startups, de las cuales 25 siguen activas. Estos proyectos comparten un denominador común: aportar soluciones a problemas de gran escala -especialmente que permitan prevenirlos-, logrando hacer del mundo un lugar mejor. «No es cuestión de que quiera ganar un premio o ser la Madre Teresa; este es un venture capital de impacto que hace cosas reales para el mundo», aclaró el inversor.
Cada año, entre 800 y 1.000 startups golpean la puerta de Terra VP con la expectativa de recibir financiamiento. Del total, solo dos o tres empresas tienen éxito en ese objetivo.
A la hora de evaluar una posible inversión en un emprendimiento, Wiener valora tres cosas: «el equipo, el equipo y el equipo». Luego, analiza el «dolor» que la startup se propone resolver, el tamaño del mercado al que apunta, el modelo de negocio y las habilidades del equipo fundador para ejecutarlo. Ese es un punto crucial que, según Wiener, no siempre tienen en cuenta los emprendedores. «No solo importa la tecnología, sino también cómo hacer el negocio», señala.
Las 25 empresas que actualmente forman parte del portafolio de Terra VP han cumplido con esos requisitos y, además, se han sostenido en el tiempo. Ahora, dice el inversor, están listas para encaminarse al exit y a dar el salto internacional.
Lejos y cerca
El clima de negocios en Israel se presenta desafiante a causa del conflicto en Medio Oriente, reveló Wiener. La llegada de inversión extranjera, que, según el inversor, contribuyó al «milagro» de la «startup nation», se ha resentido en los últimos dos años. Esa coyuntura «está poniendo al mundo de TI en un problema muy grande», admitió, aunque de inmediato acotó: «Esto lo vamos a pasar, lo vamos a resolver». Con ese mismo optimismo, augura que la situación de la región mejorará a futuro.
A pesar de la distancia y de tener a sus tres hijos y 10 nietos en Israel, el inversor no se olvida de su país natal, con cuyo ecosistema empresarial aún mantiene un vínculo. «Uruguay es el mejor país para vivir»; se encuentra lejos de conflictos, cerca de «lugares preciosos» y destaca por su «nivel de innovación», resaltó el inversor. No obstante, si el país aspira a desarrollarse aún más, debe poner a la educación como «prioridad número uno a largo plazo», concluyó.
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