En 2017, Alejo Linardi dejó su Uruguay natal para hacer una maestría en Barcelona. Había ahorrado para ello y tenía un plan: estudiar, adquirir experiencia laboral en el exterior y regresar a Montevideo. Siete años después una parte de sus objetivos se está cumpliendo y con creces. Terminó su maestría en finanzas en la EADA Business School e ingresó a empresas españolas donde logró hacer carrera en esa área, y pudo mezclar su trabajo con su otra pasión, la informática.
Hoy, con 35 años, es CFO (director financiero) de la startup Doctor i, una insurtech española que lidera la distribución online de seguros de salud en ese país. «Somos una distribuidora de seguros online que además asesora. Atendemos principalmente el sector B2C (de empresa a cliente final), pero también el B2B (de empresa a empresa)», comentó desde su hogar en pleno centro de Barcelona, a pocos metros de la reconocida Plaza de Cataluña.
Pero su primer trabajo no fue en esta compañía, sino en otra incipiente startup española, Glovo, especializada en delivery. «Un mes antes de terminar la maestría ‘empapelé’ Barcelona con mi currículum, me anoté a todos los portales laborales, fui a los counselling que da la universidad. Hasta que en julio de 2018, Glovo, que no era lo que es hoy, me contrató», recordó.
Ingresó en tesorería, como encargado de la caja. En ese entonces, la startup empleaba a 400 personas y Linardi atendía ocho países. Cuatro año después, la empresa había alcanzado la categoría de «unicornio» (valuación de más de US$ 1.000 millones) y reunía 3.000 empleados. Bajo su responsabilidad, tenía que analizar cuánto dinero tendría la empresa a futuro. «Evaluaba cuánto tiempo podía funcionar Glovo con el dinero que tenía y de cuánto debía ser la próxima ronda para seguir adelante. Trabajaba muchas horas y aprendí la cultura de la startup. Fue enriquecedor», reflexionó.
En 2022, y con un perfil que comenzó a cotizarse en el mercado laboral, Linardi decidió aceptar una de las muchas propuestas de trabajo que le comenzaron a llegar, la de Doctor i. Según reconoció, lo que le sedujo fue la posibilidad de liderar la dirección financiera, lo que implica «ver la empresa en 360 grados», en una compañía con mucho potencial de crecimiento. «Hoy tiene 10 años en el mercado, emplea a unas 200 personas y está en crecimiento. Comencé como finance manager y cuando se fue mi jefa me dieron el puesto», explicó.
Actualmente, además de llevar los números de Doctor i, tiene bajo su responsabilidad dialogar con bancos y potenciales inversores, conseguir financiación, trabajar en adquisiciones y valoraciones de empresas. Su equipo se completa con cinco personas a cargo más dos asesores externos.
De números y bits
Linardi explicó que en España, el perfil de su puesto financiero tiene mucho de informático. Y esto es algo que le apasiona desde muy joven y que aprendió en sus experiencias laborales en Uruguay, en empresas como IBM, CPA Ferrere y otras especializadas en trading. «Estudié Administración de Empresas en la Universidad Católica y ahí me enamoré de los números y sumé la carrera de contador. Ambas me las pagué yo, trabajando en paralelo. Pero siempre tuve interés por la computación. Mi primer trabajo fue en estudio de arquitectura, luego estuve cuatro meses en una empresa en Zonamerica hasta que apliqué a IBM, donde estuve tres años y aprendí un montón de informática. De ahí pasé a un fondo de inversión en Zonamerica que hacía trading algorítmico. Luego entré en CPA para ser consultor de bancos y finalmente volví a un trader de commodities holandés en Zonamerica. Estando ahí decidí hacer un máster en Europa», relató.
Nacido en Parque Miramar, Linardi se ha adaptado a la vida en Barcelona, disfruta de su tiempo libre practicando deporte, esquiando, yendo a la playa o saliendo con amigos. Sin embargo, cada vez que visita Uruguay siente que nunca se fue. «Trato de ir todos los años en Navidad y paso un mes entero con mis padres y amigos de toda la vida. Cuando voy, la sensación es de cero extrañeza, como si no me hubiera ido nunca, como si esto de Barcelona fuera un sueño, y lo de Uruguay fuera la realidad», concluyó.
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