Factory HQ, un fondo inversor millonario en EE.UU. se puso metas ambiciosas: financiar e incubar startups con proyectos que representan el futuro de la inteligencia artificial (IA) a largo plazo. «Tenemos que ver cosas que creemos que van a ser el futuro en 10 o 15 años, no buscamos un retorno rápido», aclara el empresario e inversor uruguayo Diego Oppenheimer.
Radicado en EE.UU. desde hace dos décadas, Oppenheimer acumula una destacada trayectoria en el ecosistema tecnológico de ese país (ver recuadro). Su paso más reciente lo tiene como socio de Factory, junto a un profesor de la Universidad de Stanford y un integrante del directorio de Algorithmia, el anterior proyecto de IA que cofundó Oppenheimer y que vendió a la tecnológica Datarobot en 2021. «Los tres somos gente muy técnica, entonces teníamos la posibilidad de tomar un riesgo técnico mucho más alto, poder apostar a cosas que la mayoría de la gente no tiene mucha confianza de apostar porque no sabe si funcionan o no, pero que nosotros por nuestro perfil podíamos meternos ahí», argumentó el uruguayo.
Mientras, los inversores les «dan dinero porque quieren participar en esto con gente que puede guiarlos», acotó Oppenheimer. Actualmente, los fondos de Factory HQ totalizan «nueve cifras».
El empresario uruguayo está en plena transición entre su rol de emprendedor y su perfil como inversionista. «Dedico mucho tiempo todavía a ayudar a las compañías a operar, pero todavía no asumí 100% esto de ser solo inversor. Con el fondo esa es la idea: hacemos apuestas al futuro de la IA y construimos nuestras propias compañías, una cosa bastante única, y nos metemos a incubar empresas».
Desde su creación, en octubre de 2022, hasta hoy, Factory HQ ha hecho 30 inversiones en compañías
Desde su creación en 2021 hasta hoy, Factory HQ ha hecho 30 inversiones en compañías durante sus etapas iniciales y siempre con la IA como base.
El uruguayo, que junto a sus socios tienen más de 10 años de experiencia en esa tecnología, cree que el «boom» actual en torno a la IA marca una «época súper importante» para el sector.
Factory HQ va por startups disruptivas; su origen geográfico no es una limitante. Han incubado empresas de EE.UU. como Together.AI, que acaba de levantar US$ 100 millones, pero también buscan oportunidades en otros países. En agosto lideraron la ronda de inversión de la uruguaya BrainLogic, la primera que realizó el fondo fuera de EE.UU.
Negocios y asado
Oppenheimer se mantiene cerca de Uruguay a través del contacto con startups y empresas compatriotas. Además, integra desde hace años el directorio de la fintech Flexio, que tiene dos uruguayos entre sus fundadores.
«Trato en lo posible de conectar siempre con uruguayos, porque soy y me siento muy uruguayo», un sentimiento que se refuerza al vivir en el exterior, reflexionó Oppenheimer. A la distancia, como parte de sus tradiciones suele amenizar las reuniones de negocios con un asado, confesó.
El empresario valoró el avance de las tecnológicas uruguayas al hacer negocios con clientes de EE.UU. Sus fortalezas, dijo, residen en atributos como su «muy buen» nivel técnico y manejo del idioma inglés, así como la diferencia horaria conveniente entre ambos países. Ese expertise permite que los uruguayos entiendan la cultura empresarial americana, lo que «facilita mucho».
Seattle, cuna de gigantes como Microsoft y Amazon, es el hogar de Oppenheimer. Sin embargo, se divide también entre Silicon Valley, sede del fondo, y Miami, donde viven sus padres. «En alguno de esos tres lugares me encontrás casi siempre. Una de las ventajas de este trabajo es que lo puedo hacer desde cualquier parte del mundo», remató antes de emprender el viaje a Uruguay.
La llegada de Diego Oppenheimer a EE.UU. se remonta a 20 años atrás. Una vez que terminó de estudiar en el liceo emigró y se instaló en la ciudad de Pittsburgh (Pennsylvania) para hacer la carrera de ingeniero de sistemas y analítica en la universidad Carnegie Mellon. Allí, además de la carrera de grado, cursó un posgrado.
En 2008 le surgió la posibilidad de ir a trabajar en Microsoft, aceptó y se mudó a Seattle, su hogar hasta el presente. En la multinacional tecnológica trabajó casi seis años. «Era encargado de varios productos de analítica, uno de ellos era Excel», recordó Oppenheimer.
En 2014 se decidió a iniciar su propio emprendimiento junto a Kenny Daniel, un amigo de la facultad. Así nació la empresa de inteligencia artificial Algorithmia. La compañía creció al punto que llegó a tener más de 100 empleados y captó inversiones por US$ 38 millones entre las distintas rondas en las que participó. La compañía fue adquirida en 2021 por la empresa Datarobot. Para Oppenheimer, fue una «venta positiva». Él se quedó en Datarobot como vicepresidente ejecutivo y líder del área de machine learning, hasta que el año pasado decidió impulsar el fondo inversor en IA, Factory.