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Empresarios uruguayos revelan cómo se llevan con su teléfono y sus tácticas para despegarse de la pantalla

El dispositivo se ha vuelto una herramienta indispensable para estar al tanto de la marcha del negocio en cualquier momento y lugar, sin embargo su uso requiere disciplina para no sucumbir a la pantalla, dicen

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El teléfono celular es el dispositivo omnipresente en el día a día de los empresarios. A través de esa pantalla siguen la marcha de sus negocios, se informan, interactúan con sus equipos, familiares y amigos y encuentran una opción de entretenimiento. Pero encontrar el justo equilibrio en el uso del dispositivo resulta complejo para quienes son tomadores de decisiones en modo 24/7.

Tim Cook, CEO de Apple, confesó que pasa demasiado tiempo con el teléfono, según le confirmó la app Screen Time de su iPhone.

Para Elon Musk, CEO de Tesla, y Mark Zuckerberg, CEO de Meta, el teléfono es tan vital que consultarlo es lo primero que hacen cada mañana, aunque admiten que es un hábito poco saludable.

Empresarios y ejecutivos locales se enfrentan a esa misma prueba de gestionar apoyándose en una valiosa herramienta pero que, por su propia naturaleza, hace difícil la desconexión. Algunos de ellos comparten aquí sus experiencias.

Alina Guevgeozian

Alina Guevgeozian
Nota a Alina Guevgeozian, gerente general de BAS, en el local Outlet de la marca en Montevideo, ND 20230815, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

El teléfono es un «tremendo recurso» que ayuda a la CEO de las tiendas de vestimenta BAS a trabajar de forma «más ágil y fácil», desde ver las métricas de ventas al instante y mantener una comunicación fluida con sus equipos a tomar decisiones más rápidamente.

Sin embargo, su rol hace que esté conectada todo el día. «Me despierto y miro las ventas del día anterior, es lo primero que hago», grafica, pero lejos de sentirse «desbordada» por la tecnología, valora que puede resolver sus tareas en menos tiempo.

Ser más eficiente le permite «equilibrar» el tiempo que le dedica al trabajo y el de ocio a través de la pantalla, aunque se entremezclan, como cuando mira las redes sociales (Instagram es la segunda aplicación que más usa, luego de WhatsApp). Lograr ese balance requiere «autogestión y disciplina» dentro de límites con los que uno se sienta cómodo, aseguró.

Le gusta estar actualizada, por eso cambia de iPhone cada dos o tres modelos; su celular tiene que ser rápido, con una pantalla cómoda y buena cámara. En el pasado intentó manejarse con dos teléfonos, pero no le resultó práctico; hoy usa los dos chips en el mismo aparato.

Alejandro Ruibal

Alejandro Ruibal
Nota a Alejandro Ruibal, director de Saceem e integrante del Grupo Via Central, y presidente de la Camara de la Construccion, en su oficina en Montevideo, ND 20230831, foto Estefania Leal - Archivo El Pais
Estefania Leal/Archivo El Pais

El director de la constructora Saceem confiesa que siempre tiene el celular en silencio. «Nunca lo tengo activado, ni para recibir o escuchar mensajes ni siquiera para las llamadas, lo que hace que esté a veces bastante pendiente de la pantalla», concede.

En su experiencia, el teléfono es un «mal necesario» pero del que es «muy dependiente». En su dispositivo, una especie de tablet, computadora y teléfono, centraliza todo: «veo mi campo, me conecto con mis amigos, leo informes, noticias, bajo mails y miro WhatsApp, que es lo que más uso», detalló Ruibal, quien es poco afín a las redes sociales.

«Soy de los que comienza el día y agarro el teléfono y leo las noticias, lo tengo al lado de la cama pero no lo miro de noche y trato de no hacerlo un rato antes de irme a dormir», detalló sobre su rutina, aunque aclaró: «No creo que sea un ejemplo, es un motivo de discusión con mi señora el (uso del) teléfono», bromeó.

Dice que es usuario de Android por costumbre y que el modelo de teléfono que tiene hoy lo eligió luego de verlo en una reunión. «Me gustó cómo se convierte en tablet, lo estoy probando».

Florencia Iglesias

Florencia Iglesias
Nota a Florencia Iglesias Gallo, fundadora y directora ejecutiva de THESE (The Software Evolution), empresa uruguaya dedicada a la industria de TI, en sus oficinas en Montevideo, ND 20230313, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

«Tóxica. ¡Jaja! Supongo que soy ‘celular-dependiente’. Mantengo mi agenda, la de mis hijos y un montón de datos importantes. Perder el celular sería un drama», dijo la CEO de la empresa de software These sobre su relación con el teléfono. Asegura que por su rol el vínculo con la tecnología es de «evolución y retroalimentación continua». Por un lado, puede participar en el análisis funcional o sugerir mejoras en un producto. Y, por otro, «siempre hay una nueva realidad para conocer, donde nuestras habilidades, la empatía y el entendimiento, sumados a la tecnología, se vuelven una pieza de valor fundamental para cambiarla y generar nuevas soluciones».

A diario, utiliza toda clase de apps, desde WhatsApp y el e-mail a Waze, pasando por LinkedIn, las de streaming (Netflix y Max) y la del colegio de sus hijos, entre otras.

«Empiezo el día mirando mi agenda en el cel», contó Iglesias. Durante el desayuno lee los mails pendientes, y luego está «al tanto» en caso de que la llamen del colegio o de su casa, porque en el trabajo usa la computadora y casi nada el celular. «Fuera de hora y los fines de semana no recibo llamadas que no sean personales», aclaró.

Gerardo Zambrano

Gerardo Zambrano
Gerardo Zambrano
Foto: Leonardo Maine/Archivo El Pais

«No soy tan dependiente (del teléfono) como otros, como los chicos de hoy, pero lo uso», confesó el director de la empresa de agro Zambrano & Cía. Incluso, acotó con humor que lleva el dispositivo hasta el baño para aprovechar el tiempo. El uso que le da al dispositivo es «utilitario»; lo emplea para trabajar e interactuar con su familia y amigos. «Nada de redes sociales, no es lo mío», señaló el empresario.

En cambio, cada día abre el e-mail, visita sitios de noticias y sobre todo se conecta a WhatsApp, que hoy es un importante canal comercial. «Vendemos prácticamente el ganado con las filmaciones que pasan a través del WhatsApp», comentó.

Esa ventaja hace que el teléfono sea «imprescindible para el comercio y la vida diaria», si bien reconoce que no le gusta tecnología, que define como un «mal necesario».

Pese a esa visión personal, cambia de aparato «permanentemente» -es fiel a iPhone-, porque se los da la empresa, aclaró.

Para Zambrano, tener un único teléfono es suficiente. «Si tuviera dos me enloquecería. Tengo uno solo pero lo ‘gasto’», concluyó.

Felipe Pelzel

Felipe Pelzel, managing director de Wild-Fi.

El smartphone «es parte de mi trabajo, si no trabajara (en publicidad) tendría un teléfono analógico», sentenció el CEO de WildFi. Por su actividad, es de usar varias apps, desde Gmail, Calendar y Meet (todas de Google), pasando por redes sociales (LinkedIn, Facebook, Instagram, X y TikTok) «para ver tendencias y noticias», YouTube y ChatGPT, entre otras. Su uso es casi exclusivamente profesional, por lo que no considera al teléfono como una opción de entretenimiento significativa. «Es sinónimo de trabajo», indicó.

«Estoy siempre conectado, pero cuando estoy en casa intento desenchufarme lo máximo posible», comentó Pelzel, quien trata de ponerse límites al utilizar el dispositivo. «Hay que separar los momentos, si estás en dos cosas (a la vez) no hacés ninguna», reflexionó.

Ana Inés Echavarren

Ana Inés Echavarren
Ana Ines Echavarren 20200212, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

«Es una herramienta fantástica porque es como tener una minicomputadora en la mano», dice sobre el teléfono la CEO de la empresa de banca digital Infocorp. Considera que le ha «simplificado un montón la vida profesional», haciéndola «más eficiente y accesible».

El 90% del tiempo usa el celular con fines laborales, como responder y escribir correos, informarse y preparar presentaciones y reuniones con clientes. En cambio, «no me engancho con las redes sociales», comenta.

El secreto de su «relación sana» con el teléfono se basa en ser «disciplinada»; al llegar a su casa y sobre todo a la hora de la cena deja de leer mensajes hasta el día siguiente. «Si no se vuelve tóxico y no te deja descansar», señaló, aunque admite que lo primero que hace al despertarse es revisar el teléfono. Amante de la tecnología, le gusta tener el último iPhone. «Estoy casada con Apple», confesó.

Francisco Ravecca

Francisco Ravecca

Aficionado a la tecnología y algo así como el asesor en ese tema entre sus familiares y amigos, el director de Zona Franca del Plata tiene en su teléfono un amplio abanico de herramientas que cubren diversos intereses: WhatsApp, correo electrónico, app de cotización bursátil, banca online, LinkedIn, Instagram, Spotify, app de podcasts, Audible y Duolingo, con la que ahora está aprendiendo italiano. «Lo que menos hago es hablar por teléfono. Es increíble», comentó Ravecca, quien tiene muy pocas notificaciones activadas en su celular.

La hora del día pauta en parte su relación con el dispositivo; a la mañana lo chequea ni bien se levanta, durante el almuerzo comparte tiempo en familia así que no revisa la pantalla, pero a la noche mientras ve una película, «cada tanto se me va la mano y agarro el celular», admitió. La realidad, remató, es que está conectado los 365 días del año.

Cecilia Pena

Cecilia Pena

La llegada del Blackberry en los años 2000 significó una «liberación» para la directora de la compañía logística Repremar, ya que solía quedarse fuera de hora en su empresa para recibir correos importantes de clientes en China. El dispositivo le permitió cumplir esa tarea lejos de la oficina, destacó.

Pero, esa misma flexibilidad hacía que durante las vacaciones, cuando sus hijos eran chicos, muchas veces se escondiera en el baño para contestar mensajes laborales. «El balance lo he logrado con los años. Por mi posición es imposible que me desconecte. No tengo dos celulares ni dos WhatsApp, algo que ahora se estila», comentó. Y «el comercio exterior no tiene horarios», justificó.

Hoy trata de limitar el uso del teléfono y lo deja a un costado cuando se reúne con amigos o familia, así como a la hora del almuerzo y la cena.

Su menú de apps favoritas incluye sitios de noticias, LinkedIn e Instagram. Al viajar, toman protagonismo la cámara y los mapas digitales. «Lo que sí desactivé son las notificaciones, es una forma de ganar salud mental», cerró.

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