Neal E. Boudette / The New York Times
Hace aproximadamente un año, el negocio de los autos usados era una fiesta. La pandemia de coronavirus y la escasez mundial de semiconductores obligaron a los fabricantes de automóviles a detener o ralentizar la producción de automóviles y camiones nuevos, lo que llevó a los consumidores a los lotes de autos usados. Los precios de los vehículos usados se dispararon.
Ahora, el negocio de los autos usados está sufriendo una resaca brutal. Los estadounidenses, especialmente las personas con presupuestos ajustados, están comprando menos automóviles a medida que aumentan las tasas de interés y crecen los temores de una recesión. Y la mejora en la producción de automóviles ha aliviado la escasez de vehículos nuevos.
Como resultado, las ventas y los precios de los autos usados están cayendo y los concesionarios están sufriendo.
«Después de una gran 2021, el año pasado fue un baño de realidad», dijo Chris Frey, gerente senior de información de Cox Automotive, una firma de investigación de mercado. «El mercado de usados ahora enfrenta un año desafiante a medida que la demanda se debilita».
Según Cox, el valor de los autos usados cayó un 14 % en 2022 y se espera que caiga más del 4% este año. Ese cambio significa que muchos concesionarios pueden no tener más remedio que vender algunos vehículos por menos de lo que los pagaron.
Novatos en crisis
Las dificultades de la industria han sido ejemplificadas por Carvana, que vende autos en línea y se hizo famosa por construir torres de «máquinas expendedoras» de autos. La compañía reportó recientemente una pérdida trimestral de más de US$ 500 millones y ha despedido a 4.000 empleados.
En los últimos 12 meses, se acumularon las deudas de Carvana. El precio de sus acciones ha caído más del 95% en los últimos 12 meses, y tres estados suspendieron temporalmente su licencia de operación luego de quejas de los consumidores.
«Creemos que hay una posibilidad real de que la compañía termine teniendo que declararse en bancarrota», dijo Seth Basham, analista de Wedbush. «Tienen demasiada deuda para el nivel de ventas y rentabilidad y no pueden soportar esa carga de deuda. Probablemente tendrán que reestructurarse», agregó.
Carvana dijo a The New York Times que confiaba en tener fondos «suficientes» para transformar su negocio, y señaló que la compañía tenía US$ 2 mil millones en efectivo y US$ 2 mil millones adicionales en «otros recursos de liquidez» al final del año.
También contrató al banco de inversión Moelis & Co. y está trabajando para reducir su inventario de vehículos y recortar el costo de reacondicionarlos.
«Millones de clientes satisfechos han respondido positivamente al modelo de comercio electrónico de Carvana para comprar y vender autos», dijo la compañía. «Aunque el clima y el mercado actual se han concentrado en el corto plazo, continuamos ganando participación de mercado en el tercer trimestre de 2022 y seguimos enfocados en nuestro plan para impulsar la rentabilidad».
Freno de mano
CarMax, otro gigante de los autos usados, también está sufriendo, aunque se encuentra en un terreno mucho más estable. En los tres meses previos a noviembre sus ventas de vehículos cayeron un 21% a 180.000 unidades y la utilidad neta se desplomó un 86%, a US$ 37,6 millones.
CarMax está tratando de evitar fuertes recortes de precios para asegurarse de ganar dinero con cada venta, dijo el presidente ejecutivo de la compañía, Bill Nash, incluso si eso significa que las ventas generales de la compañía están cayendo. «Estamos tratando de lograr un buen equilibrio entre asegurarnos de que nuestros autos tengan el precio correcto y también tratar de mantener nuestros márgenes», agregó.
En los tres meses previos a noviembre sus ventas de vehículos cayeron un 21% a 180.000 unidades y la utilidad neta se desplomó un 86%, a US$ 37,6 millones
CarMax está siendo más cauteloso al adquirir autos y camiones hasta que los precios dejen de bajar, dijo Nash. En su trimestre más reciente, la empresa compró 238.000 automóviles a particulares y concesionarios, alrededor de un 40% menos que en el mismo período del año anterior.
La compra y venta de autos usados es un negocio enorme. Cox Automotive espera que se vendan alrededor de 36 millones de vehículos usados en EE.UU. este año. Se espera que menos de la mitad de los automóviles y camiones nuevos se vendan en 2023.
Muchos consumidores recurren a autos con poco uso para evitar pagar el precio completo de un vehículo nuevo. Para los consumidores con ingresos más bajos o calificaciones crediticias débiles, los autos usados más viejos con muchas millas son a menudo la única opción.
La campaña de la Reserva Federal para aumentar las tasas de interés para combatir la inflación ha hecho que comprar automóviles sea más difícil y más costoso. En diciembre, la tasa de interés promedio de los préstamos para automóviles usados fue del 12,37%, frente a menos del 10% del año anterior, según Cox Automotive.
Blockbuster o Amazon
El negocio de los autos usados está compuesto por miles de pequeños puntos de venta, muchos de ellos negocios familiares. CarMax es el jugador más grande del mercado, pero solo representa una pequeña parte de las ventas totales.
Fundada en 1993, CarMax trató de hacer que el negocio fragmentado de autos usados fuera más eficiente de la misma manera que Blockbuster alguna vez trató de hacer con el negocio de alquiler de videos.
CarMax ha producido ganancias constantes durante más de una década. Actualmente tiene alrededor de 240 ubicaciones y el año pasado vendió más de 900.000 autos a los consumidores. CarMax está bien posicionada a pesar de las difíciles condiciones que enfrenta, dijo Basham.
Carvana es una empresa mucho más joven. Fue fundada en 2012 por Ernest García III, que buscaba crear el «Amazon de autos usados», donde los compradores pueden comprar un auto en un sitio web o aplicación y recibir el vehículo en su puerta.
Cuando la pandemia obligó a los compradores de automóviles a comprar en línea, Carvana se convirtió en un favorito de Wall Street y sus acciones se dispararon, alcanzando un máximo de alrededor de US$ 345 por acción en 2021. Sin embargo, la compañía nunca ha reportado ganancias durante un año completo.
La logística de entregar automóviles y procesar todo el papeleo ha resultado ser un desafío para Carvana. La compañía dijo que había resuelto las quejas estatales con acuerdos que «permiten seguir vendiendo y comprando autos».
Las dificultades financieras de Carvana se agravaron en mayo pasado cuando compró una compañía de subastas de automóviles con la ayuda de US$ 3.750 millones en nuevos bonos justo cuando las tasas de interés comenzaban a subir. Los pagos de la deuda de Carvana se han disparado y muchos inversores están preocupados por las perspectivas de la empresa.
Pero Carvana rechazó las críticas y dijo en su declaración que la adquisición le da la capacidad de expandirse y ofrecer a los clientes una variedad más amplia de vehículos y tiempos de entrega más rápidos.