Entrenan aves autóctonas para ahuyentar plagas

Con halcones y gavilanes, Intercepta Uruguay espanta palomas de edificios y cultivos

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Dueño de una vista envidiable por su precisión, de pico puntiagudo, garras firmes como tenazas, y hábil para volar a gran velocidad, el halcón es un arma perfecta de caza, también capaz de ahuyentar con su sola presencia a otras aves que son una plaga.

Ese animal, de la variedad aplomado, y el gavilán mixto son las dos especies autóctonas que emplea la empresa Intercepta Uruguay para erradicar palomas de edificios, plazas y plantaciones.

Justamente, el servicio se apoya en la cetrería, una disciplina poco conocida en Uruguay, que consiste en la caza de aves y cuadrúpedos empleando rapaces amaestrados.

La idea es "controlar a las especies que causan problemas con aves de rapiña adiestradas", explicó Manuel Maier, titular de Intercepta Uruguay. Lejos de cazarlas para matarlas, la metodología consiste en crear lugares inseguros que prevengan la anidación de las palomas. Ocasionalmente, las rapaces capturan alguna presa que luego es liberada lejos del territorio del cliente, aclaró Maier.

La empresa, instalada en 2007, brinda sus servicios a diversos clientes como la Asociación Rural del Uruguay, UTE, Alcoholes del Uruguay, plazas públicas e institutos de enseñanza, entre otros. Estos usuarios, "fijos" por requerir el servicio de control de plagas durante todo el año, son afectados por las presencia masiva de palomas, capaces de transmitir enfermedades.

El resto de la clientela pertenece a empresas del sector agrícola que buscan proteger sus plantaciones de las palomas torcazas. Como ejemplo, Maier dijo que los plantadores de girasol pierden un 60% de la cosecha por los estragos causados por ese animal.

Intercepta Uruguay garantiza la erradicación de la plaga en 90% en los trabajos en la ciudad, mientras que en los cultivos las pérdidas se reducen entre un 50% y un 80%.

pichones entrenados

El equipo de Intercepta Uruguay está integrado por cinco personas y 18 aves de dos especies autóctonas: el gavilán mixto (utilizado en los trabajos en la ciudad por su capacidad de vuelo a corta distancia) y el halcón aplomado (utilizado en los cultivos). Todos las rapaces son cuidados y entrenados por Maier y su equipo.

Este procedimiento es tan indispensable como extenso. El adiestramiento básico para que el halcón se acostumbre a la presencia de humanos en su entorno lleva unos dos meses, y pasarán al menos seis para que pueda salir a los trabajos de campo. Aún entonces, los entrenadores llevan un equipo de telemetría para hacer un seguimiento total de sus aves.

El plan de desinfección se diseña según el cliente aunque las sesiones en la ciudad llevan entre una y dos horas, y pueden extenderse a cuatro en el campo, donde se requiere un proceso más intensivo.

En suma, la erradicación de la plaga toma entre uno y tres meses. Tras ello, se hacen visitas periódicas de control.

Los costos varían según las características del encargo y del cliente. Para los de todo el año, los precios van de los $6.000 a los $10.000 por mes; para los trabajos en cultivos los costos pueden ser bastante mayores.

La celeste en otro mundial

Más allá de su rol de empresario, Manuel Maier es un gran aficionado de la cetrería. "Mi familia es de campo y desde chico me gustaron las aves", confesó. Su dedicación y conocimiento le permitieron trabajar con cetreros profesionales en Inglaterra, la cuna de esta actividad, antes de inaugurar Intercepta Uruguay.

Gracias a su experiencia, Maier fue invitado al Mundial de Cetrería, realizado en Emiratos Árabes en diciembre pasado. Uruguay fue uno de los 75 países representados en el evento; Maier encabezó el estand de Uruguay y participó del desfile principal luciendo vestimenta gaucha y portando un halcón aplomado, autóctono de su país.

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