Montevideana, 53 años y madre de tres. Alicia Besnati lidera la empresa de COP Sistemas Refrigerados junto a su marido y destaca que es un desafío llevar adelante un negocio así, porque las empresas familiares «son como los hijos». Forma parte de la Cámara de Industrias y de la Organización de Mujeres Empresarias como mentora, actividades que valora porque gusta de compartir sus conocimientos con quienes inician un negocio. En ese sentido, dice que «tener las finanzas claras» es clave para emprender. Valora que hay más mujeres en la industria pero señala que «quedan cosas por hacer».
¿Cómo surgió la empresa COP Sistemas Refrigerados?
La empresa la comenzó mi suegro, era mecánico y con la crisis de los años 80 tuvo que dejar el taller y empezó a reparar equipos de refrigeración. Mi marido (Marcelo Cianciarulo) lo ayudaba con los números, y en determinado momento se hizo cargo un poco más de la empresa. Cuando conocí a Marcelo, yo estudiaba Ingeniería Mecánica, y empecé a ayudarlo a armar presupuestos. Me gustaba mucho la parte contable y me dediqué de lleno. No fue planificado, comenzamos a trabajar juntos y empezó a gestionarse como un proyecto de familia. En 1996 tuvimos que hacer una importación, abrí una empresa a mi nombre y empezamos a generar un grupo de empresas familiares sin saberlo, todo medio intuitivo. Pasamos por diferentes etapas, fuimos creciendo, como la mayoría de las empresas familiares medio desorganizadamente y sin demasiada planificación, por donde los negocios nos iban llevando. Lo primero que empezamos a hacer fue instalar cámaras frigoríficas para todo lo vinculado al Mercado Modelo. Comprábamos la mercadería en plaza y la instalábamos. Tuvimos la oportunidad de empezar a importar equipamiento y eso nos cambió la realidad, nos permitió tener un producto con mejor costo, acceder a más clientes e ir conociendo lo que había fuera de fronteras. Ayudó que se había abierto la posibilidad de importar, no había casi trabas. Al principio lo que más nos limitó fue lo económico, porque no teníamos acceso al crédito bancario, las primeras importaciones las hicimos con ayuda de familiares.
¿Desde dónde importaban?
Desde Argentina y Brasil, y alrededor del año 2000 logramos tener la representación de una marca de vitrinas de primer nivel mundial y empezamos a incursionar en los supermercados y a ampliar la gama de negocios. Crecimos mucho de la mano de Ta-Ta, que estaba expandiéndose en el interior del país. Nos empezaron a dar las obras, lo que hizo que comenzaran muchos dolores de crecimiento, porque pasás a tomar más personal y la estructura empieza a acrecentarse. Son desafíos y nadie te enseña cómo tener una empresa, por eso siempre me capacitaba.
Hoy en día COP tiene clientes en sectores como retail, gastronomía, salud e industria frigorífica, ¿cómo se divide la facturación?
Tenemos el 50% de nuestra facturación en la tienda, que la abrimos como un negocio independiente, y el otro 50% en la unidad de negocios que maneja la parte de supermercados, instalaciones frigoríficas y cámaras frigoríficas. En estos últimos años los supermercados han sido nuestro fuerte. Traemos una marca de exhibidoras de una fábrica en China con la que hacemos las instalaciones de nuestros proyectos, y tratamos de viajar todos los años para ver las modificaciones y problemas que puedan surgir, y eso genera un diferencial al momento de entregar el producto final. También tratamos de tener stock en plaza.
¿Cómo ve la operativa de la logística hoy, luego de que los cierres en los puertos de China durante el covid-19 afectaron el comercio exterior?
En la pandemia fue terrible, los precios a los que llegaron los fletes fueron impensados. Cuando terminó pensamos que todo iba a volver a la normalidad, por más que quedaron un poco más altos los costos de lo que eran antes, pero la semana pasada nos cayó el baldazo de agua fría de que empieza de nuevo. Son problemas multicausales. Muchas navieras no están llegando al Río de la Plata por las congestiones que se generan en puertos de Brasil. También tenemos acá un conflicto entre las terminales portuarias que hacen que muchas compañías terminen llegando al puerto (de Montevideo) o yéndose sin descargar los contenedores, los dejan en Argentina o Brasil y tenés que esperar y rezar a que en algún momento alguna empresa se apiade y te los cargue. Son cosas que creo que está en parte en el gobierno visibilizar, porque no sólo nos afecta como importadores sino también, y capaz que mucho más, a los exportadores.
¿Qué otros problemas le preocupan como empresaria?
Además tenemos problemas con el atraso cambiario, una cierta recesión en el mercado, aumentos de precios también a niveles internacionales. Sumamos todo eso que es incontrolable y afecta directamente en el precio final, y a veces también afecta porque hacés una orden de compra con determinadas condiciones y después resulta que los fletes subieron 100% y ese costo de alguna forma tenés que ver cómo lo manejas, si lo transmitís al cliente final aunque ya tenías una cotización hecha. Tendríamos que buscar la forma de resolver lo que está a nuestro alcance en el país. Hay cosas internacionales más difíciles de solucionar, pero por lo menos tratar de hacer lo que podamos con lo que está en nuestras manos.
La Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), que usted integra, le presentará a los precandidatos a la Presidencia propuestas para mejorar el sector, ¿cuáles le parecen más urgentes de atender?El tema de los puertos, de las condiciones que tienen las terminales y que manejan a su gusto sin que nadie pueda interceder demasiado en los precios que ponen para los servicios. Y el de recursos humanos también es necesario tenerlo en cuenta, en general, la educación y capacitación, el generar oportunidades para que las personas que trabajan en la industria estén preparadas para lo que se viene. Las nuevas tecnologías van a llegar, como todo lo que viene de la mano de la industria 4.0, y va a impactar en el sector. De alguna forma tenemos que preparar a los recursos humanos para enfrentar y asumir ese desafío de seguir en el rubro adaptados a las nuevas realidades.
¿Cuánto cambió el negocio con la llegada de nuevas tecnologías?
En los últimos años hubo un cambio bastante grande. El de la refrigeración era un negocio con cambios lentos y con la electrónica empezaron a surgir nuevos desarrollos y tecnologías y eso hizo que haya que aggiornarse, por eso ayuda la incorporación de nuevas generaciones a las empresas. Una de las características que nos diferencia como empresa es que tratamos de estar a la vanguardia. Invertimos mucho en viajar a ferias para conocer cuáles son las nuevas tecnologías, qué es lo que va a llegar, anticiparnos y traer lo último que nuestro mercado puede asumir de acuerdo al desarrollo que tiene.
En la CIU trabaja como mentora de emprendimientos...
Sí, es una satisfacción trabajar como mentora y creo que el trabajo que hace la aceleradora, sobre todo enfocado en las finanzas de los emprendimientos, es muy importante. Muchas veces no se tiene en cuenta eso y hace que muchos proyectos fracasen o no puedan crecer porque no tienen claro las finanzas. Cuando hablamos de un emprendimiento que quiere crecer, el punto de partida tiene que ser el tener claras las finanzas. Eso es un debe, no sólo a nivel de empresas, sino de la sociedad, el tema de la falta de educación financiera que tenemos, y es algo en lo que hay que trabajar mucho también.
Ha buscado invertir en emprendimientos, ¿qué tipo de proyectos ha elegido?
Empecé a trabajar con emprendimientos y detecté esa necesidad de una inversión mínima, que puede ser una máquina de coser o una máquina para procesar alfajores, y que podría hacer despegar a un proyecto. Pero muchas veces hay, por un lado un desconocimiento de las herramientas de apoyo que el mercado ofrece para financiarse, y por otro como que el sistema financiero está enfocado en otro tipo de empresas. Pero hay todo un campo fértil para que se puedan hacer inversiones en emprendimientos. Participé en el programa Mujeres inversoras, de OMEU (Organización de Mujeres Empresarias de Uruguay), y una de las trabas que encontramos fue la poca preparación que tienen los emprendimientos para mostrar su información financiera. Se generaron muchos matchs en donde quería invertir en una empresa, pero después no se llegaba a concretar la inversión porque tal vez el emprendimiento no estaba preparado para recibirla. Hasta el momento he intentado pero no he logrado concretar ninguna inversión. Lo importante es que OMEU sigue trabajando. Además integro el Club del Inversor, que tiene programas donde muchas empresas se postulan y es increíble la cantidad de emprendimientos que tienen potencial para poder invertir. Hay un gran trabajo para hacer en ese camino. Lo bueno es que existen muchas instituciones que están buscando viabilizar las opciones.
También se desempeña como mentora en OMEU, ¿considera que la industria se ve a sí misma con «lentes de género»?
Es una conversación que hoy está sobre la mesa, pero hay mucho por hacer, porque a veces se visibiliza pero después puertas para adentro, no es tan sencillo hacerlo, sobre todo en un rubro donde los directores de las empresas y los que toman las decisiones son hombres. Por primera vez (en COP) nos llegó un currículum de una mujer para trabajar en reparación, eso es un termómetro de que las cosas están cambiando en la industria. Ahora hay muchas más mujeres que antes y están empoderándose y animándose.
Una empresa familiar en expansión que mira al exterior
¿Qué destaca de la experiencia de emprender en familia?
El hecho de que fuéramos una pareja hizo que la empresa tuviera un rumbo en común. Teníamos a nuestros tres hijos y el cuarto siempre fue la empresa, es como un hijo más al que tenés que atender, que te da dolores de cabeza pero también satisfacciones. Nadie te enseña cómo ser padre y nadie te enseña cómo ser dueño de una empresa. Después tuvimos la disyuntiva de si nuestros hijos iban a querer seguir trabajando o no en la empresa y en el año 2009 nos vinculamos al Centro de Empresas Familiares (CEF), tratamos de capacitarnos y de ir enseñándoles a nuestros hijos de qué se trataba tener una empresa familiar. Todo ese proceso hizo que ellos tengan bastante claro cuál es su posición y que también libremente pudieran elegir si querían trabajar dentro de la compañía o no.
¿Qué planes tiene COP para este año?
Estamos con el proceso de sucesión, no es que nos vayamos a retirar pero sí integrar a las nuevas generaciones. Y también encontramos un socio en Paraguay y estamos tratando de llevar nuestros productos para ese mercado.
- 400 es el total de equipos, entre exhibidoras, cámaras frigoríficas y walk in cooler, que la empresa instaló el año pasado en supermercados, restaurantes, hoteles y la industria alimenticia.
- 1.500 son los productos que componen el catálogo de COP. La empresa fabrica más de 150 modelos de unidades condensadoras y además ofrece evaporadores e insumos de refrigeración.
Apuntes de carrera
- 1996: Besnati abre su unipersonal para realizar la primera importación de equipamiento para COP, y la empresa de refrigeración comienza a crecer
- 2002: La crisis económica del 2002 le deja al equipo de COP muchas enseñanzas y refuerza la idea de que iban «por un buen camino» trabajando cómo lo hacían.
- 2013: COP Sistemas Refrigerados abre una nueva unidad de negocios, la tienda, que suma una nueva operativa a la empresa y diversifica sus servicios.
- 2020: La pandemia de covid-19 aparece como un escenario de desafíos para los negocios ya que afecta costos productivos y operaciones internacionales.