Gabriela Origlia
La Nación / GDA
Su vida estuvo siempre ligada a los helados: es nieto del fundador Freddo, de una de las marcas ícono de Argentina. Pero además construyó un perfil vinculado con la moda. Y hace unos tres años, Tomás Guarracino combinó ambas pasiones. Trabaja como modelo, y también lanzó su marca de heladerías boutique, Aiello, además de la línea de helados saludables Benlive. Tiene presencia en Argentina y Uruguay y se prepara para llegar a México. La gran novedad es la apuesta a helados con colágeno, dentro de la línea Benlive.

Su abuelo, Salvador Guarracino, llegó a Argentina desde su pueblo italiano natal, Sorrento, y puso una frutería en Callao y Las Heras, en Buenos Aires. Y como quería hacer algo con las frutas que no vendía se volcó a producir helados. En esa esquina, en 1969, Freddo abrió su primer local.

La marca llegó a tener 64 locales, y a finales de los 90, la empresa familiar pasó a The Exxel Group. Después, en 2001, los helados quedaron en manos del Banco Galicia. Ahora pertenecen a un grupo de inversores que, con el modelo de franquicias, expandieron la marca a otros países.

La historia de la familia Guarracino con los helados siguió después de la venta de Freddo. El padre de Tomás creó Persicco y la vendió en 2011, y los Aversa, la familia de parte materna del joven emprendedor, pusieron en marcha las heladerías Volta y Aversa.

Aunque su carrera como modelo iba muy bien (ver recuadro), a los 28 años Tomás decidió regresar a Argentina y lo hizo con la idea de reversionar los helados a los que se había dedicado su familia. Así nació Aiello, una heladería boutique con dos locales en Ciudad de Buenos Aires y uno en Montevideo, bautizada así en honor a su abuela, María Aversa de Aiello.

«Es lo tradicional mezclado con la vanguardia. Es un concepto 360, con las recetas de mi abuelo reversionadas para el consumidor de hoy. Además, sumamos waffles y café de especialidad», dijo Guarracino.

Por otro lado, creó la línea Benlive, saludable y sin azúcar (aptos para diabéticos), sin TACC, que cuenta con un segmento de alta proteína, otro keto, otro plant based, y el más innovador y reciente: con colágeno. «Son helados wellness, más futuristas, relacionados con las nuevas maneras de consumir este tipo de productos», precisa Guarracino. El canal de ventas incluye la plataforma de la marca y puntos físicos en locales como gimnasios y tiendas saludables que comercializan en forma exclusiva.

La empresa cuenta con una planta de producción en Flores, donde desarrolla cada fórmula con «ingenieros alimenticios y nutricionistas, con el objetivo de mejorar cada vez más el producto». Fabrican entre 7.000 y 10.000 kilos de helado al mes.

Guarracino asegura que siempre tuvo el «gen emprendedor». «Me crié viendo a mi abuelo y a mi papá trabajar y a eso lo vas mamando. Nunca me gustó quedarme quieto, siempre usé los viajes y el vivir afuera como experiencias también para capacitarme, para ir sacando ideas».

Comenta que siempre le preguntaban «¿por qué no ponés una heladería?» y su respuesta era «en algún momento». «Hasta que ese momento llegó».