¿Cuánto carbono emite una obra de construcción, ya sea un edificio, una ruta o una casa, desde la extracción de los materiales hasta la demolición y eliminación o reutilización de sus componentes?
La arquitecta uruguaya Bethania Lanzaro puede tener esa respuesta.
Lanzaro se mudó a Londres en 2018 para hacer una maestría y allí se quedó a vivir. Hoy, a sus 36 años, tiene la responsabilidad técnica de la medición de las emisiones de carbono de las obras de John Sisk & Son Ltd, la constructora más grande de Irlanda, con unos 2.500 empleados y proyectos en ese país, Reino Unido y varios más de Europa.

«Soy responsable de las metodologías para los cálculos de huella de carbono de nuestros proyectos. Somos un equipo de 12 personas que se formó hace menos dos años en la compañía y da apoyo a todas las áreas. Nos focalizamos en la gestión y reducción de emisiones de carbono, asesoramos sobre cómo medir y mitigarlas en los proyectos desde la selección de materiales, de proveedores y optimización del diseño», detalló.

Esto la ha llevado a participar en proyectos variados como data centers, hospitales, laboratorios, universidades, edificios residenciales, oficinas, infraestructura vial, entre otros. De hecho, generar impacto en un gran volumen de obras fue decisivo para Lanzaro a la hora de aceptar sumarse a la compañía, reveló. «La industria de la construcción y los edificios, si consideramos toda su vida útil, son responsables de cerca de un 40% de las emisiones de carbono globales. Poder influenciar en decisiones tan mínimas como el tipo de hormigón a usar, o los proveedores para las armaduras de acero, a esta escala puede tener un impacto mayor que construir una pequeña casa donde los materiales son ejemplares», dijo.

Hoy, además de gestionar la medición del impacto ambiental de las obras, también aboca parte de su tiempo a educar sobre el tema dentro de la empresa.

Foto: Gentileza Bethania Lanzaro.

Que en el presente Lanzaro se dedique a esa faceta de la arquitectura no fue un plan trazado con minuciosidad durante su carrera en la Universidad de la República, sino que se fue conformando a medida que se dieron oportunidades y creció el entusiasmo en el tema. «Nunca pensé radicarme en el exterior. En cuanto a la sostenibilidad, siempre me había interesado y poco a poco fui encontrando la forma de enfocar mi experiencia en eso. En 2015 obtuve una beca de la Facultad para hacer una pasantía en un estudio de arquitectura en Nueva York. Luego extendí mi estadía por cuatro meses más para trabajar en un estudio de iluminación en arquitectura. Ahí empecé a interesarme en especializarme», recordó.

Así, en 2018, ingresó a la University College London (UCL) para especializarse en Salud, Bienestar y Sostenibilidad en Edificios, que aborda tanto el impacto de un edificio en el medio ambiente como en las personas que lo habitan.

Ese máster fue la semilla de su trayectoria laboral en Reino Unido.

Al culminarlo, una compañera de carrera la invitó cocrear una startup que ofrecía una herramienta web que asesoraba de forma automatizada a proyectos pequeños en sostenibilidad ambiental, salud y bienestar en los edificios. Además, mantuvo sus vículos con UCL,,supervisó tesis de maestría y publicó un paper junto a una de sus docentes sobre biofilia, o sea, el efecto que tienen los elementos de la naturaleza en la salud y bienestar de las personas.

Foto. Gentileza Bethania Lanzaro.

En 2021 ingresó a una oficina de arquitectura, diseño, ingeniería y urbanismo, para hacer consultoria en sostenibilidad, haciendo certificaciones de proyectos y desarrollando estrategias para edificios de carbono neto cero, o sea, diseñados para minimizar sus emisiones de carbono al lograr un balance nulo entre las que generan y las que compensan, tanto en su construcción como en su vida util. Un año más tarde fue invitada a colaborar en la plataforma sin fines de lucro Share Your Green Design, y en 2022 se incorporó a John Sisk and Son como Carbon Manager.

Hoy vive en Londres con su pareja que es Irlandés, músico, y con quien comparte el gusto por el jazz. Y si bien no está en sus planes retornar a Uruguay tiene algo claro, colaborar con el país. «Me encantaría que esta área de la construcción comenzara a instalarse en el país. El cambio climático es una realidad y la transicion hacia construcciones de bajo impacto es fundamental para abordar el problema. Encontrar puentes de contacto en mi país para volcar mi experiencia adquirida sería mi objetivo cumplido», concluyó.