Estos espacios cobran notoriedad en épocas de vacaciones, aunque cada vez más se ocupan otros meses del año; las estadías rondan los 10 días de promedio y se cobra hasta $ 700 por jornada.
Llegaron las vacaciones y cuando está listo todo para comenzar el viaje surge la duda, ¿qué hacemos con el perro? A las clásicas opciones de dejarlo en lo de un pariente o que lo cuide un amigo se han ido sumando de a poco los hoteles o pensiones para perros, donde los canes disfrutan de espacios abiertos junto a otros de su especie.
Munidos de una infraestructura acorde, que incluye espacios cercados, tajamares, caniles, piscinas, juegos de madera, hasta habitaciones exclusivas con aire acondicionado, los espacios proliferan en los alrededores de Montevideo, sobre Ciudad de la Costa y otros puntos de Canelones.
Los motivos para hacer uso del servicio son casi siempre los mismos. Viajes (por trabajo o placer), reformas en el hogar, la llegada de visitas, velorios, enfermedades de algún integrante de la familia o simplemente que el perro pueda disfrutar del aire libre con otros pares, según coinciden los diferentes responsables de estos hoteles.
Las exigencias en todos los casos son similares; se reducen a que estén vacunados y desparasitados, y que lleven pipetas o collar antipulgas.
Quienes contratan estos servicios se caracterizan por ser amantes de los animales. Viven en apartamentos o casas con poco espacio exterior, la mayoría en Montevideo, son de clase media y media-alta y consideran al perro uno más de su familia, coincidieron los consultados.
Los precios pueden oscilar entre $ 275 y $ 700 diarios. Varían si incluyen el baño y la comida o se los contrata aparte. De todas formas, la alimentación es un tema que algunos casos prefieren que lo aporte el usuario «para evitar problemas de alimentación o de adaptación», explicaron.
La estadía se extiende en promedio por entre 10 y 15 días, aunque puede exceder ese tiempo.
A Patricia Serrato, propietaria de Sigor, le dejaron un perro nueve meses debido a un viaje al exterior de sus dueños. De todas formas, aclaró que es un caso aislado y que de hecho el negocio crece porque hay una tendencia a que los clientes envíen sus perros cada vez más seguido. «Tengo muchos clientes que los traen dos veces por semana o dos veces al mes», indicó Serrato, quien posee el hospedaje hace 15 años pero que inicialmente no pensó en desarrollar un negocio. «Comencé en esto como un hobbie. Primero paseaba perros, luego los cuidaba cuando los dueños se iban de viaje hasta que, por el volumen de perros, decidí poner el hotel», recordó.
Primero estaba ubicado en Punta Gorda y hace cinco años se trasladó a un espacio de tres hectáreas en el Fortín de Santa Rosa (próximo a Atlántida) con capacidad para 25 perros.
Las tarifas son variadas y se dividen en base a dónde pasen la noche. «En la categoría simple disponen de casitas de madera y duermen afuera ($ 350 si está en grupo o $ 450 si debe estar solo) o la premium donde cuentan con habitaciones cerradas con camitas de madera, almohadones, aire acondicionado y un patio para que puedan salir cuando quieran. ($ 450 en grupo o $ 700 con habitación privada)», dijo Serrato.
En el emprendimiendo trabajan dos personas y ya lograron una clientela fiel en base al «boca a boca», lo que hace que el hotel dependa cada vez menos de la zafra. «Año a año es más parejo, hay promedios más altos de días de estadía, ya no nos quedamos ningún día del año sin un perro, aunque sea tenemos cinco», enfatizó Serrato.
Un paseo diario
La mayoría reconoce que el punto alto del negocio está en las fiestas de fin de año, el verano, carnaval, turismo, vacaciones de julio y septiembre. Para contrarrestar esta estacionalidad algunos amplían el negocio, como Fernando Durán, que heredó Dogs Land Park de su hermano hace unos 10 años y decidió sumar a los servicios de hotel las estadías durante el día.
«Es un día de campo para los perros que va de 8:00 a 18:00 horas. Los paso a buscar por donde indiquen y los llevo. Se trata de un negocio que tengo colmado y con lista de espera. Lo hice para matar el tiempo libre fuera de la zafra y ahora representa un 40% del total del negocio», apuntó.
Desde que tomó las riendas del negocio ha invertido unos US$ 80.000 en remodelaciones y mejoras, y reconoce que han bajado los días de promedio de estadía: «Teníamos en promedio 200 perros, ahora son 50». Y pasaron de alojarse 20 días en promedio a contratar entre 10 y 15», apuntó. Su hotel está ubicado en la zona de Lomas de Carrasco y «pasa a buscar» perros hasta el barrio Cordón.
Por su parte, Silvia Bacelo, de Hotel Boutique Milagros, decidió que 20 perros era el óptimo para su espacio, porque la propuesta no se basa en la cantidad sino en «la calidad del servicio», afirmó.
«No los encerramos, no hay caniles, no hay separaciones, no los atamos, es un parque. Para mí es el hijo de alguien que me confían para cuidar. Por esto tres veces por día envío a los dueños fotos o videos del perro para que estén al tanto de cómo pasan y que hacen», explicó Bacelo. Tanto es así que las reformas previstas para el próximo año implican sumar un servicio pero no aumentar los cupos, adelantó.
En su caso, los ingresos que se generan en las vacaciones representan un 60% del total del año y Bacelo aseguró que el negocio ya es sustentable. En promedio, los perros se hospedan entre 15 y 20 días y con la clientela que posee puede «llenar los cupos». De hecho, ya está recibiendo reservas para Semana Santa. El precio por noche ronda entre los $ 300 y $ 400 y no incluye la comida.
Darío Vico llegó al negocio por su otra empresa, una veterinaria. «Muchos de mis clientes me comentaban que donde dejaban sus mascotas eran espacios chicos. Entonces abrimos Yuquería Hotel Canino, un espacio de 10.000 metros cuadrados en Carrasco del Sauce», explicó. Con capacidad para 60 perros, el negocio crece año a año, aseguró. Su tarifa es de $ 275 por día y por $ 40 adicionales se le puede agregar la comida.
A diferencia de otros establecimientos, también ofrece el traslado por $ 300, que llega hasta Punta del Este. El crecimiento y fidelización de su clientela llevó a Vico a reservar 10 lugares fijos para clientes frecuentes en temporada alta.
Ya sea para pasear o para una estadía prolongada, las propuestas están a la orden del día.
Los gatos también tienen su espacio
No solo los perros tienen sus hoteles. Desde hace dos años los gatos cuentan con Yellow, un espacio ubicado en pleno Pocitos. Su dueña, Virginia Gómez, comentó que desde su inicio el crecimiento ha sido exponencial, más de un 100% anual. En el primer año pasaron unos 200 gatos y eso hizo incrementar su capacidad de seis gateras a 18, tras su mudanza a un espacio más amplio este año. Al igual que los perros, las temporadas altas son las vacaciones y el promedio de días llega a 15, con un mínimo de estadía por dos noches, explicó. El costo es de $ 350 diarios que incluyen comida, arena sanitaria y seguimiento de la actividad con fotos o videos por Facebook o el medio que el usuario indique.
INFORMEPor Antonio Larronda | alarronda@elpais.com.uy