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Nadie puede anticipar quién dará la vuelta olímpica en el fútbol italiano allá por mayo, pero el histórico Milan, actual líder del torneo, es uno de los principales favoritos. Y si alguien es responsable del cambio radical de un equipo que en los últimos años había perdido el brillo de otrora para ser un candidato firme a ganar el Scudetto es el sueco Zlatan Ibrahimovic.

El veterano goleador (39 años y 558 tantos en su carrera profesional) es el máximo anotador de los rossoneri en la actual campaña y a su aporte en las redes adversarias suma su influencia sobre compañeros y rivales. Su personalidad avasallante y arrogancia alimentan su fama.

Ese carácter también lo ha convertido en un baluarte para la publicidad. Ibrahimovic ha sido la cara de marcas como Nike, Puma, Nivea, Volvo y Xbox. Actualmente su feed de Instagram —donde es el cuarto futbolista del mundo con más seguidores, con 42 millones—, revela colaboraciones con Samsung y la casa de apuestas BetHard, de la que es copropietario.

En 2020, el sueco se embolsó unos US$ 4 millones gracias a sus posteos patrocinados en Instagram, indicó el sitio deportivo 90 minutos.

A su cuenta se suman otros US$ 4,2 millones por concepto de salario que le abona el Milan. La auspiciosa campaña del equipo y del sueco en particular (12 goles en 18 fechas) invitan a pensar en la posibilidad de prolongar el vínculo contractual por el doble de sueldo, según especulan los medios deportivos.

Por otra parte, el sueco ha diversificado sus intereses en los negocios: desde aceptar protagonizar campañas promocionales de películas para Netflix a desembolsar algo de su fortuna, estimada en US$ 200 millones, en diferentes proyectos.

El rostro de Zlatan ilustra el empaque de los chicles «Mind the gum», que por sus componentes prometen ayudar a «mantener la concentración y la energía mental». Ibrahimovic no solo es consumidor y embajador de la marca sino que además es accionista.

También sirve de consultor a la empresa Amazing Brands para el desarrollo de la línea de perfumes inspiradas en su figura.

La tecnología es un sector que le atrae. En 2016, el crack invirtió en Isbit, una desarrolladora de videojuegos de Estocolmo. Un año después se sumó a la startup sueca de e-sports Challengermode. En 2020, Ibrahimovic participó de una ronda de inversión junto a eWTP Innovation Fund, brazo inversor del gigante chino de e-commerce Alibaba, en la que colocaron unos US$ 10 millones en la joven empresa.

En el portafolio de inversiones de Zlatan tampoco falta el fútbol. De hecho, es propietario del 25% del club sueco Hammarby.

No todos sus avances empresariales han terminado en gol.

En 2018, Ibrahimovic tuvo que cerrar su marca de indumentaria deportiva A-Z («de Amateur a Zlatan») solo dos años después de inaugurarla al registrar pérdidas por US$ 25 millones.

A los tifosi del Milan poco les importa las cuitas de su ídolo con tal de que los haga ser campeones de la liga, tal como ocurrió hace una década. Hasta ahora, el sueño va por el buen camino.