INFORME
Los usan constructoras, bodegas, mayoristas y hasta panaderías; existen unos 500 proyectos de microgeneración con una potencia que equivale a la de 8.000 hogares.
Una panadería, un supermercado, una distribuidora, una empresa transportista o una multinacional que maneja control de emisiones. En Montevideo o del interior del país. Tampoco importa el rubro, el tamaño o el origen, las empresas cada vez más se vuelcan a generar su propia energía con el sistema fotovoltaico.
Muestra de ello son los datos del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM). En mayo de 2018, y a ocho años de que se habilitara la microgeneración, ya hay 16.134 kilowatts (kW) de potencia instalada, que equivale aproximadamente a la de 8.000 hogares.
A ocho años de que se habilitara la microgeneración, ya hay 16.134 kilowatts (kW) de potencia instalada, que equivale aproximadamente a la de 8.000 hogares.
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El auge se sustenta en dos incentivos. Uno, es el decreto 173/010 de julio de 2010 que permitió a los usuarios conectados en baja tensión generar su propia energía y vender sus excedentes a UTE (al mismo precio al que la vende el ente y por un período de 10 años) a partir de cuatro fuentes de energía renovable: solar fotovoltaica, micro eólica, pequeñas centrales hidroeléctricas y biomasa (ver recuadro).
El otro, es la ley de promoción de inversiones. «Toma a los proyectos fotovoltaicos como un instrumento para lograr la puntuación mínima requerida por la Comisión de Aplicación de esa ley (Comap) para que (el proyecto) sea promovido y logre el crédito de IRAE, que se ubica en el entorno del 55%», precisó Diego Garfinkel, de SEG Ingeniería.
Así, año a año más empresas se suman motivadas por el ahorro generado, pero también por la posibilidad de lograr exoneraciones para inversiones más importantes o incluso, en el caso de compañías exportadoras, por la imagen de empresa responsable que ello connota en el exterior.
Sol para todos
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En Empalme Olmos no es común ver paneles fotovoltaicos, pero Alejandro González, responsable de la panadería y supermercado Las Barreras, comenzó a interesarse en este tipo de generación por unos amigos que la tenían implementada en las empresas donde trabajaban. En marzo del año pasado decidió profundizar en el tema y en noviembre, tras una inversión de US$ 60.000, instaló los paneles en el 30% del techo del supermercado. La capacidad instalada le permite generar el 50% de la energía que consume. «Hasta esa fecha pagábamos unos $ 30.000 a UTE y con esto reducimos en promedio anual un 50% de la factura. En noviembre y enero, al mediodía en el pico de generación incluso le vendimos a UTE. Según los datos, en unos cuatro años recuperaremos la inversión», aseguró González, quien dijo estar muy conforme con el proyecto y que no instaló más potencia porque no le alcanzaba el dinero, pero «seguro que a futuro, si puedo, voy a instalar más paneles».
La inversión se repaga en un plazo que oscila entre los cuatro y los nueve años.
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Muy cercana a Empalme Olmos, sobre la Ruta 34, la empresa de construcción vial Valvo vio en la generación de energía por paneles solares más que una oportunidad de ahorro de gastos, una forma de generar ingresos.
En febrero de 2017 desembolsó unos US$ 50.000 para instalar unos 54 paneles que le permiten generar unos 12 kW. «Consumimos una tercera parte, el resto se lo vendemos a UTE. En junio del año pasado lo habilitaron y hace un año que no gastamos dinero en energía. Creemos que en otros cuatro años el proyecto se repaga y no descartamos volver a invertir», remarcó Alfredo Falero, uno de los directores de la empresa.
A Bernardo Kelmanzon, director del mayorista Pepeganga (juguetes, regalos, bazar) no le tembló el pulso cuando planeó el nuevo depósito e incluyó los paneles solares al inicio. Destinó US$ 100.000 en 150 paneles que generan 36 kW y, como algunos meses le vuelca energía a UTE, le ha generado ingresos. «En estos dos años recibimos $ 600.000», dijo.
En Paysandú también vieron el beneficio de este tipo de generación. En 2017, la firma de repuestos para el transporte Merbe instaló paneles solares con una capacidad de 40 kW. «Cubre la totalidad del consumo en horas pico en verano (en invierno aún esta por evaluarse), con un contrato en doble sentido con UTE, que nos compra los excedentes generados», dijo Alejandro Adano, uno de los directores. Calculó que sin considerar los beneficios impositivos de la Comap el proyecto se repaga en unos nueve años, pero considerándolos, en cuatro años y medio.
Valor mundial
Para el director de Bodega Traversa, Javier Traversa, si bien al inicio la motivación fue económica, el proyecto tiene un doble valor. «Somos exportadores y apostar a esto demuestra que somos una empresa responsable y eso en el exterior es muy valorado», destacó.
La empresa destinó unos US$ 400.000 para instalar cerca de 1.000 m2 de paneles solares en los techos del establecimiento. En total, generan unos 148 kW. Además, por la naturaleza de su rubro, el mayor consumo se realiza en los dos meses de zafra (marzo-abril) y en ese período lo generado por los paneles está entre un 12% y 15% del total, pero en los meses de bajo consumo (como diciembre y enero, que coinciden con los de mayor generación de energía), se vuelca energía a UTE. Lo que se cobra se destina a pagar el costo fijo de la tarifa del ente.
Para las empresas exportadoras, mencionar en el exterior que se genera energía con paneles solares es "bien visto"
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«Otro de los motivos de la inversión fue tratar de amortiguar el costo de la energía contratada a UTE. Es estratégico, para sacarnos un cargo fijo», explicó Traversa. Según sus cálculos, en ocho años recuperará la inversión. Agregó que volvería a invertir si UTE ampliara la capacidad máxima de producción.
Ricardo Moizo, de la frutícola RMoizo, coincide con Traversa. «En el exterior mencionar que somos amigables con el medio ambiente es bien recibido por los clientes», destacó. Moizo también instaló lo máximo habilitado, unos 150 kW con 600 paneles.
En su caso, la inversión llegó a los US$ 300.000 en 2014 y la motivación fue «paliar algunos problemas con UTE». «Cuando nos excedíamos de la potencia contratada teníamos una baja de tensión. Con esto logramos evitar las multas y estabilizar el consumo, que no salte alguna llave», subrayó el empresario. También le permitió aumentar el consumo sin que esto suponga «un dolor de cabeza»: eso sí, los paneles solares pasaron de generar un 40% del consumo total a un 25%. Estima que el repago de la inversión será en unos nueve años.
Ya sea para ahorrar, generar un valor extra en la empresa o como fuente de ingresos, el sol brilla más para las pymes.
La ecuación que alienta a invertir
Desde que en 2010 se emitiera el Decreto que permite la microgeneración de energía con una potencia máxima de 150 kW y hasta mayo de 2018, se han instalado 16.133 kW de potencia solar fotovoltaica con un total 496 instalaciones, según datos del MIEM. Si bien el decreto incluye energía eólica, biomasa e hidroeléctrica, estas fuentes de energía han sido marginales, amplía el informe. «Solo se instalaron cinco eólicas de una potencia de 25 kW (0,15% del total de lo instalado en microgeneración). El 98,85% restante fueron instalaciones solares fotovoltaicas», revela.
Por su parte, Diego Garfinkel, de SEG Ingeniería, explicó que se trata de proyectos cuyo repago oscila entre los 4,5 y los nueve años. «A modo de ejemplo, si una empresa cuenta con US$ 100.000 para invertir en una planta fotovoltaica, podrá instalar unos 77 kW u2018picou2019 y evitará consumir de la red de UTE, unos 113.000 kWh al año, que representan un ingreso por ahorro de US$ 11.100 anuales. Esto significa un repago de la inversión de unos nueve años».
Por su parte, Diego Garfinkel, de SEG Ingeniería, explicó que se trata de proyectos cuyo repago oscila entre los 4,5 y los nueve años. «A modo de ejemplo, si una empresa cuenta con US$ 100.000 para invertir en una planta fotovoltaica, podrá instalar unos 77 kW u2018picou2019 y evitará consumir de la red de UTE, unos 113.000 kWh al año, que representan un ingreso por ahorro de US$ 11.100 anuales. Esto significa un repago de la inversión de unos nueve años».