Bill Gates, Richard Branson y hasta el gigante Cargill invirtieron en Memphis Meats, una empresa que produce carne en base a células; industriales y ganaderos uruguayos siguen "atentos" el fenómeno
Cultivada, limpia, artificial, de laboratorio. Este tipo de carne puede ser etiquetado con diferentes nombres, pero en cualquier caso la disrupción ocurrió antes de que llegara al consumidor: su proceso productivo no incluye la cría de animales. Esa gran consigna ya saltó de los laboratorios al mundo de los negocios y constituye probablemente la mayor innovación en la industria cárnica desde el inicio de la ganadería hace 10.000 años, por lo que representará un enorme desafío para Uruguay, uno de los 10 principales exportadores de carne bovina.
«Creemos que en 20 años la mayoría de la carne vendida en las tiendas será cultivada», vaticinó Uma Valeti, CEO de Memphis Meats. Su revolucionaria empresa basada en San Francisco (EE.UU.) anunció el miércoles 23 que completó una ronda de financiamiento por US$ 17 millones (Serie A), con lo que acumula una recaudación de US$ 22 millones. La compañía produce carne vacuna, pollo y pato a partir de células animales sin criar ni sacrificar ganado o aves de corral.
Pero no será necesario esperar tanto para percibir los avances de la industria en esa dirección. El dinero que se embolsó Memphis Meats lo invertirá en bajar los costos de producción para concretar la comercialización en unos cinco años.
Más allá del monto captado, lo llamativo fue quiénes desenfundaron sus billeteras: los millonarios Bill Gates y Richard Branson, el gigante de alimentos Cargill, el fondo de venture capital europeo Atomico y el emprendedor social Kimbal Musk (hermano de Elon, el CEO de Tesla).
«Este es un tema que tenemos en el radar desde hace tiempo porque plantea un cambio de paradigma», reconoció Lautaro Pérez, gerente de Marketing del Instituto Nacional de Carnes (INAC). Es que el país tiene un stock de vacunos de unos 12 millones, la carne bovina fue en 2016 el principal producto de exportación (US$ 1.443 millones, 17% del total) y tiene como destino unos 50 países, según datos del instituto Uruguay XXI. Además, es uno de los 15 principales proveedores de carne ovina del mundo.
Los tres principales problemas del sector cárnico que buscan solucionar empresas como Memphis Meats son el impacto negativo en el ambiente, en el bienestar animal, en la salud humana y en el ambiente.
Estas compañías, en cambio, no emiten metano (uno de los gases que contribuye al efecto invernadero), no usan fertilizantes, antibióticos, ni excesos de uso de agua y son más eficientes en el uso de la tierra. Memphis Meats, por ejemplo, asegura que utiliza el 1% de la tierra y el 10% del agua que el proceso tradicional, consignó la revista Fortune.
Mientras otras empresas se basan en vegetales para imitar la carne, como Beyond Meat e Impossible Foods, su gran diferencial es que replica células animales. Selecciona las que desea y las cultiva con una mezcla de azúcar, aminoácidos, grasas y agua. En un período de tres a seis semanas la carne se «cosecha».
Otro de los problemas que buscan solucionar estas compañías es que la demanda está creciendo más rápido de lo que puede satisfacerse con la producción tradicional.
La entrada de Cargill a Memphis Meats con una participación accionaria minoritaria va en esa línea. «Nos permite trabajar juntos para innovar y comercializar más. Aunque las proteínas cultivadas representan una pequeña porción de nuestra cartera, vemos el valor de invertir aquí para abordar las tendencias macro y de consumo», explicó Sonya McCullum Roberts, presidenta del área de expansión y nuevos negocios de Cargill.
Laboratorio versus campo
En la industria uruguaya aún no se dispararon grandes alarmas, pero el tema se sigue de cerca. El presidente de la Asociación de la Industria Frigorífica del Uruguay, Marcelo Secco, dijo que no es percibido como «una amenaza inminente». La razón es que las carnes uruguayas no intentan competir en otro segmento de bajo valor agregado, sino el de las «carnes diferenciadas». No obstante, dijo que «hay que estar atentos». «No podemos taparnos los ojos; esto nos obliga a ser competitivos. Esos productos van a llegar al mercado y hay que saber generar el espacio para cada uno», explicó.
El presidente de la Asociación Rural del Uruguay, Pablo Zerbino, consideró que estas carnes de laboratorio pueden ser fundamentales como alternativas para «resolver el hambre en el mundo», con una población global que crece y una mayor demanda de regiones que mejoraron su poder adquisitivo. Ante este escenario, Uruguay «tiene que seguir diferenciándose y buscar nichos de calidad; tenemos todas las condiciones para hacerlo», dijo.
A su juicio, es muy difícil que estas carnes sustituyan a la tradicional uruguaya y se inclinó más por una «complementariedad». «Hay que ver solo en carne vacuna la cantidad de carnes que hay, con distintas calidades, cortes, razas, formas de crianza», ilustró.
Pérez, el gerente de marketing de INAC dijo que esto «requiere de esfuerzos de comunicación más importantes», pero «cuesta imaginarse una sustitución». La ventaja de Uruguay es su producción ganadera a pasto que tiene beneficios «sociales y ambientales», por sus sistemas más familiares que industriales. Esto contrasta con los feedlots de 250.000 cabezas que se encuentran en EE.UU. («son ciudades gigantescas de animales»).
Sin embargo, advirtió que pollos y cerdos son los principales consumidores de maíz y soja y, si las carnes de laboratorio ganan peso, «no solo pegarán en el sector ganadero sino también en el agrícola».
Panchos, nuggets, sushi
La gran incógnita es si este nuevo producto será aceptado por los consumidores. Según Pérez, «es altamente probable que haya nichos y segmentos» que lo hagan. Explicó que buena parte de la carne (vacuna, pollo y cerdo) se consume en forma procesada, como embutidos, hamburguesas y nuggets: «Ahí la forma del músculo e incluso el color son irrelevantes. Eso puede permitir que (el producto) tenga mayor aceptación para algunos consumidores en el futuro». Matizó que también incidirán mucho las regulaciones y normas para etiquetados. «Veremos qué pasa, pero en Uruguay hace 15 años nadie hubiera comido pescado crudo y hoy cada vez está más establecido el sushi», comparó.
Si bien el costo de elaborar esta carne «limpia» todavía es alto, cayó drásticamente en los últimos años. En 2013 costó US$ 325.000 elaborar una hamburguesa con ese sistema, pero en 2015 Mark Post (el investigador detrás de ese proyecto) aseguró que sería posible bajar el precio a cerca de US$ 11 por unidad. Post ha dicho que podría insumir 30 años que esta carne de laboratorio sea viable comercialmente, pero el cofundador de Memphis Meats Nicholas Genovese dijo el año pasado al portal Tech Insider que podrían hacer llegar sus productos al consumo en cinco años. Ahí se verá si la ganadería uruguaya está lista para enfrentar a su «Uber».
UNA REVOLUCIÓN EN LA INDUSTRIA ALIMENTARIA
Mosa Meat
En 2013, se creó la primera hamburguesa de laboratorio. El proyecto fue dirigido por el fisiólogo Mark Post, de la Universidad de Maastricht, y financiado con US$ 330.000 de Sergey Brin, cofundador de Google. El costo por unidad fue de US$ 325.000. Esa experiencia llevó a crear la empresa holandesa Mosa Meat.
Memphis Meats
Fue fundada en 2015 por el cardiólogo Uma Valeti, el investigador de células madre Nicholas Genovese y el ingeniero de tejidos Will Clem. Un año después, anunciaba que había producido albóndigas a partir de cultivar músculo de vaca en un ambiente estéril.
Beyond Meat
Tyson Foods, el mayor productor de carne de EE.UU., creó un fondo de capital de riesgo enfocado en invertir en compañías «para alimentar de manera sostenible a la creciente población mundial» y en diciembre adquirió un 5% de participación en esta productora de proteínas vegetales. Allí también invirtió Bill Gates.
Impossible Foods
Produce hamburguesas a base de vegetales y levantó en agosto US$ 75 millones en capital de la firma de inversión Temasek, Bill Gates y Khosla Ventures, entre otros. Así, ya acumula US$ 200 millones. Además, compró una nueva locación para elevar su capacidad productiva en 250 veces y abastecer a más de 1.000 restaurantes a futuro. Por ahora, llega a 43.
INFORMEPor Marcela Dobal