Matías Graetz es arquitecto (UdelaR) pero ingresó a la empresa en 2013 como ayudante de obra. Hoy con sus 40 años recién cumplidos, es gerente general de la firma especializada en interiorismo corporativo y comercial. La compañía se afianzó en ese rubro en 2010 con el edificio de Ferrere y no paró de crecer.
Hoy su principal negocio viene de proyectos para multinacionales como Starbucks, H&M y Globant, pero también incursionó en edificios de viviendas. Graetz dice que el objetivo es seguir creciendo en forma planeada, mientras que reconoce que conseguir personal de construcción es un talón de Aquiles.
Nació en Montevideo, tiene una hija de un mes y medio y en sus ratos libres disfruta mirar series y cocinar.
A continuación, un extracto de la entrevista que mantuvo con El Empresario.
La empresa surgió en 2006, cuando aún no había ingresado usted a la misma, ¿cómo fue la génesis?
Surgió de Alberto Graetz (NdR: padre de Matías), Luis Fleischmann y Armando Núñez, que buscaban atender un nicho de mercado que estaba desatendido, interiorismo corporativo de alta gama, y comenzaron volcados a empresas del sector financiero. Crecimos basados en la confianza, en que cuando nos reunimos con alguien demostramos que vamos a dar un servicio y si hay problemas, que estaremos ahí para solucionarlo. El staff que tenemos, que hoy somos unas 30 personas entre técnicos y administrativos, está abocado a involucrarse mucho en el objetivo del cliente, ya sea arquitecto, gerenciador o el cliente final. Nos han definido como una empresa boutique constructiva, comprometidos con los proyectos en cada detalle. El gran salto de la empresa en este sentido se dio en 2010, cuando nos proponen hacer edificios corporativos clase A. El proyecto emblema de ese año fue el edificio de Ferrere en Ciudad Vieja que entregamos en 2012. Fue un proyecto llave en mano y nos subió un escalón, crecimos, sumamos gente.
Usted llegó a la empresa en 2013 como arquitecto y hoy es gerente general, ¿cómo gestó su carrera en la firma?
Yo trabajaba en un estudio de arquitectos y llegué para terminar el primer edificio de viviendas que tomó Bauten en la plaza Zabala. Comencé con una jefatura de obra y pasé a estar en la cancha de la obra. Fue un gran movimiento. Luego pasé a gerenciar proyectos, hasta que en 2016 el directorio me propuso este cargo y acepté. En este camino me ha ayudado mucha gente porque estudié para arquitecto, no para hacer balances o temas comerciales. Fui alIEEM, cursé el PDD (Programa de Desarrollo Directivo) y eso me dio confianza. Luego, el resto fue darme palos en la cancha.
Comenzaron con foco en corporativo, pero han abierto el abanico de proyectos, ¿qué los llevó a expandirse?
Es algo que nos diferencia de otras constructoras. Tenemos el conocimiento y la maquinaria para hacer de todo. Acá a veces estás comprando una alfombra, otra el hierro para hacer losas y pilares. Cuando yo asumo en 2016, el objetivo fue dar otro salto y comenzar a hacer obras de empresas multinacionales que fueran íconos en el mercado. Así fue como comenzamos a ver cuáles venían y hoy tenemos, por ejemplo, clientes como Starbucks. En 2018 llegó H&M, un gigante de retail que significó un despegue. Las empresas que venían a instalarse en Uruguay comenzaron a confiar más en Bauten. Un caso de esto son dos marcas de gimnasios grandes del exterior que se están instalando en el país ahora. Además de los proyectos corporativos, seguimos sumando metros cuadrados de edificios de vivienda.
¿Cuáles han sido los últimos proyectos emblemáticos?
Uno es Securitas, con su nuevo edificio corporativo en Avenida Italia que hicimos a medida. Luego llegóGlobant (en WTC Free Zone) que fue un desafío porque era un proyecto que se hacía en Colombia por un estudio importante. Ellos estaban haciendo siete (obras) en simultáneo en el mundo con un plazo increíble y con ingredientes particulares como salas diferentes, un bowling, un gran comedor. El desafío fue hacer el proyecto ejecutivo, bajarlo a tierra, tropicalizarlo a Uruguay a medida que se ejecutaba la obra. Y esto con el covid a pleno, en espacio cerrado. Teníamos que tomar la temperatura todos los días a todos. Fueron seis meses a full.
A diferencia de los proyectos de edificios de viviendas, los de oficinas corporativas son más de corto plazo. ¿Cuál de las dos áreas de negocio es más importante para la facturación?
Tenemos dos unidades de negocios, interiorismo y edilicio. El primero es más del doble en facturación en promedio. Claro, hay años que surge un edificio y cambia la ecuación, pero en general, interiorismo es nuestro principal negocio, cerca de un 70%. Eso es todo un desafío porque son proyectos más cortos. Mientras que los edificios llevan un año y medio aproximadamente, los corporativos entre 90 y 180 días, y a veces, en medio de estos proyectos surgen muchos cambios que hay que hacer sobre la marcha.
¿Cuántos proyectos están ejecutando actualmente?
Hoy estamos con tres edificios de la ANV (Agencia Nacional de Vivienda) de entre 18 y 20 meses. En paralelo llevamos a cabo ocho proyectos corporativos que, en cantidad de metros cuadrados, son más que los tres edificios. Hoy Montevideo es el área más importante con el 98% de los proyectos. También, en 2017 fuimos a Paraguay a hacer las oficinas de Ferrere.
¿Qué sectores de negocio son los más importantes hoy para la empresa en el área de interiorismo corporativo?
El corporativo comercial, si bien el financiero sigue pesando y muchos bancos de primera línea siguen siendo nuestros clientes. Hoy tenemos empresas de seguridad, de gastronomía como Starbucks y Domino’s Pizza, de retail como H&M, de software y de deporte.
¿Cuánto crece la empresa?
La empresa crece todos los años a un dígito. Pero lo hacemos en forma cauta porque tenemos que dar más soluciones en el mismo plazo a más clientes. A la par de esto, creció el equipo. Hoy somos 30 profesionales más el equipo de obra que este año ya son 110. De estos, 45 son propios, funcionarios de varios años y el resto se contratan para cada proyecto. Llegamos a ser 400, entre 2010 y 2013, cuando teníamos en ejecución tres edificios grandes en Ciudad Vieja.
Son rubros totalmente diferentes, ¿cómo hace la empresa para adaptarse a cada uno?
Por la flexibilidad que tiene el equipo, por el conocimiento que se ha ido incorporando con los años de estar reunidos con un gerente de un banco como con uno de una multinacional. Pero, además, siempre tratamos de elegir a la persona indicada para llevar adelante cada proyecto. Nosotros no hacemos desarrollo pero sí estamos preparados para ejecutarlo. Nuestros clientes son gerenciadores, arquitectos y cliente final (empresas y desarrolladores).
Mencionó que trabajaron en Paraguay, ¿está en los planes internacionalizar la empresa?
En el corto plazo no, creemos que en Uruguay tenemos mucho para crecer aún. Pero si un cliente nos pide un proyecto en el exterior lo hacemos.
Tienen 75 personas fijas y otro número de personal que se contrata por proyecto, ¿es un reto conseguir trabajadores?
En la parte técnica tratamos de que sea un equipo fijo, hacemos un seguimiento para que estén en la organización y no se vayan para que ese know how se mantenga. Además, sabemos qué hace bien cada uno y lo potenciamos. Esto lo hacemos porque sabemos que hoy es un problema conseguir técnicos especializados. Por eso también tratamos de formarlos acá. En el último tiempo, lo que incidió mucho en el sector fueron las obras de UPM 2, tanto la planta como el tren. Se fue mucha gente. Ahora comenzaron a volver, lo vemos al pedir currículum y llegan de personas que estaban en Durazno con proyectos.
¿Cuáles son sus herramientas para captar empleados?
En la parte técnica trabajamos con mucha recomendación y ahora también con una consultora. En construcción recibimos mucho currículum, pero reconocemos que es un talón de Aquiles. Para esto también podemos contar con la consultora, hasta ahora no hemos tenido que apelar a esta empresa, pero seguramente sí suceda.
Otra tendencia en el mundo es la construcción sustentable, ¿eso se refleja en el país?
En Uruguay falta mucho camino por recorrer. Hay mucho de certificación LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental), ahí vemos que crece.
¿Cuáles son los planes de la empresa a futuro?
El plan es crecer al doble de aquí a cinco años. Este año tenemos planeado hacerlo un 20% con respecto a 2022, y esto es un todo un reto.
¿Qué es lo que más frena que puedan crecer como lo tienen planeado: conseguir los negocios o las personas?
Creo que la gente. Los negocios están, pero no podemos tomar todos los que llegan. Si tuviéramos más personas nos presentaríamos, pero la estrategia es no crecer a cualquier precio. Esto es un servicio que está pensado en el cliente y tenemos que dar una buena calidad.
¿Cómo define al empresario uruguayo en su apuesta por los espacios de trabajo?
Hay de todo, pero creo que en los últimos años cambió y hay una búsqueda de calidad. Nosotros trabajamos mucho con multinacionales, más del 60% de los proyectos son de estas empresas, pero vemos que hay una apuesta de las uruguayas por la calidad. Lo que pasa cuando llegan estas grandes corporaciones es que suben el nivel, y eso está bueno porque empujan al resto. Hoy se ve en las edificaciones, los diseños, buscan dar algo más. Esto también nos sirvió a nosotros, hemos aprendido mucho en la forma de hacer.
La pandemia cambió mucho la dinámica del trabajo, potenció el home office, ¿cómo impactó eso en la empresa?
La pandemia, a uno de los sectores que menos golpeó fue la construcción. El sector tuvo que cerrar la semana previa a Turismo pero el lunes posterior ya estaba en movimiento. Tal vez no en un 100%, pero sí se retornó al trabajo, obviamente con los cuidados pertinentes. Lo que sí influyó fue en los plazos de los proyectos, algunos se enlentecieron, pero se siguió trabajando y luego de la pandemia explotó. En el rubro oficinas impactó y cambió en lo que refiere a lo que buscan las empresas corporativas. Pero lejos de los que muchos dicen, de que se achicaron las oficinas, varias aumentaron sus metros cuadrados para dar calidad a sus colaboradores, como por ejemplo Globant. A esto se suma que hoy mucha gente que retorna a sus espacios de trabajo. En definitiva, impactó en que todas las empresas quisieron hacer cosas, para achicarse o agrandarse, y eso para nosotros se tradujo en trabajo. Hoy vemos que sigue creciendo, porque si bien hay un vaciamiento de Ciudad Vieja, otras zonas como Carrasco o Avenida de las Américas viven un boom.