El mundo de La Vigna se expandió y llegó a Montevideo. El emprendimiento que nació en Colonia Valdense puso un pie en la capital uruguaya y dio nacimiento a La Vigna Láctea.

«Tenemos 20 años de historia y esta apertura responde a la necesidad de clientes de acceder a nuestros productos», dijo Lucila Provvidente, que impulsa el emprendimiento familiar junto a Agustín Battellini, su esposo, y sus tres hijos: Lucca, Olivia y Mora.

El refugio en el campo que crearon en Colonia atrajo a propios y extraños. Su alojamiento tienta con tranquilidad, delicias gastronómicas y paisajes de película.

«Pueden visitarnos todo el año, de miércoles a sábados —de 10 a 18 horas—, tenemos paseo por el campo y degustación de quesos incluidas», puntualizó Provvidente.

Las creaciones de quesos son un punto fuerte de la casa que ganó más prensa cuando el libro La Vigna Láctea. Arquitectura del queso (de Agustín Batellinni y Alejandro Sequeira) ganó el premio Best of the World en categoría Subjects - Dairy & CheeseBooks de los Gourmand Cook Book Awards.

Cualquiera que haya visitado el establecimiento regresó con el recuerdo de hormas gigantes, aromas, sabores y colores. Y con ganas de comprar todo, que es lo que puede hacerse en Montevideo.

«Este es un punto de venta donde sólo hay quesos que producimos nosotros», remarcó Provvidente.

Más de 30 variedades tientan a los clientes, los hay orgánicos, de leche de oveja, de cabra o mezclas.

La casa también tiene quesos de autor, esos que Battellini presenta cual si fuera una cápsula única que no se sabe cuándo volverá a estar porque sus productos son estacionales.

«Por ejemplo cuando las ovejas están preñadas no hay leche para hacer quesos», remarcó y detalló que tras la época de pariciones habrá nuevamente. Puede quedar alguna pieza, fruto de la guarda, pero lo ideal es visitarlos, conocer qué hay y cómo puede aprovecharse la creatividad única de sus creadores. Otros imperdibles son los «bombones», unas joyas de queso que pueden ser de petit brie, pecorino cheddar o un roll trufato.