Las golosinas son un asunto de grandes

En forma lenta pero sostenida, el proceso de concentración está llegando al negocio de las golosinas en el mercado argentino

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Históricamente se trataba de mercados con una fuerte presencia pyme, desde el lado de los proveedores, y que en el caso puntual de los quioscos se trataba de negocios unipersonales, atendidos por sus propios dueños. Sin embargo, en el último tiempo se marcha hacia una concentración cada vez más pronunciada entre los fabricantes del rubro.

Si bien sobreviven en la industria las pequeñas empresas que son muy fuertes en algún rubro del negocio -como por ejemplo Vauquita, que lidera el nicho de las tabletas de dulce de leche, o Jorgito que pelea el primer puesto en la disputadísima categoría de alfajores-, el avance de las multinacionales como Kraft Foods (que acaba de cerrar la compra de Cadbury), Ferrero o la argentina Arcor no perdona ninguna categoría.

En Argentina hoy existen 102.000 quioscos y, lejos de mostrar signos de alguna depuración, en el último año el número de locales creció 2%. El mercado todavía se encuentra muy atomizado, aunque en Buenos Aires también están apareciendo las primeras cadenas de quioscos. La número uno es Open 25 -de los hermanos Damiani-, aunque también surgieron otros rivales como Kiomax, con presencia destacada en las estaciones de subte

En la industria dicen que el proceso de concentración es acompañado por un recorte en los márgenes de ganancia que se siente en toda la cadena, comenzando por los grandes proveedores y terminando por los quioscos. Aunque el negocio no quedó ajeno a la reactivación del consumo y se destaca la categoría de alfajores premium, que se convirtió en la más disputada a partir de la llegada de una docena de nuevos jugadores. LA NACIÓN, GDA

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