El impacto de la pandemia de covid-19 transformó la vida de las personas en muchos aspectos, uno de ellos es en cómo se relacionan con su lugar de trabajo.
El teletrabajo, una necesidad durante los meses de confinamiento, ganó adeptos y se extendió más allá de la emergencia sanitaria. De hecho, se consolidó como una de exigencias de las personas a la hora de elegir empleo. ¿Cómo impactó en las empresas? En repensar elrol tradicional de la oficina.
Atrás quedó el concepto de un lugar donde los empleados van a realizar sus tareas diarias. Hoy debe ser más que eso y jugar un papel como ámbito para la colaboración, la innovación y la construcción de vínculos entre los equipos, explicó Daniel Flom, director deContract Workplaces.

«Hoy es más difícil retener el talento si no se cumple con determinados requisitos. Si tu competencia se mudó a un lugar mejor, con mejor diseño, que respete el medio ambiente, seguramente te cueste más conseguir buenos recursos», aseguró.

Ese concepto también resonó durante Worktech Montevideo, evento organizado por Contract Workplaces en el WTC Montevideo Free Zone.

Repensar las oficinas con el centro en la experiencia de usuario y no en el diseño per se, y apostar por crear lugares que promuevan el bienestar, la eficiencia, la colaboración y la sostenibilidad, resultan esenciales en los nuevos modelos de espacio de trabajo, subrayaron Adam Scott, fundador y director creativo global de FreeState y Leon Rost, socio del estudio danés Bjarke Ingels Group (BIG), dos de los speakers de evento.

1/2: Adam Scott, fundador y director creativo global de FreeState ()

2/2:  Leon Rost. Es socio del estudio danés Bjarke Ingels Group (BIG). (Foto: Gentileza Contract Workplace)

Para Flom, frente a un empleado que hoy elige trabajar en su casa por comodidad, el diseño de las nuevas oficinas debe buscar atraerlo de regreso con espacios más flexibles y atractivos. Uno de los cambios apuntan a la interacción y el trabajo colaborativo en lugar del escritorio tradicional. «El escritorio personal perdió protagonismo y ganó lugar el espacio de colaboración. Si bien los humanos queremos sentarnos en un mismo lugar, cada vez más se ven áreas amplias donde cada uno se sienta donde quiere con previa reservación mediante tecnología», indicó Flom.

El experto aseguró que, cuando una oficina fomenta la construcción de vínculos entre las personas, eso repercute directamente en los resultados de la empresa. Su aporte «es central para construir vínculos, en la formación de las personas y en el aprendizaje. Lo que retiene en un trabajo es la relación y el trabajo en equipo. Por eso, si los trabajadores no se conocen, el compromiso con esa empresa es bajo y la posibilidad de rotación alta», advirtió.

Interacción, diseño biofílico (que mejora el bienestar de las personas y las condiciones de trabajo priorizando el contacto con la naturaleza), hospitalidad, flexibilidad y sustentabilidad son los cinco pilares que sustentarán los espacios de trabajo a futuro, reconoció Rost. «La pregunta que todos se hacen es ¿hacia dónde se dirige esto? La respuesta es: comunidad e incorporación de aspectos encantadores de la vida en el lugar de trabajo para convertirlo en un sitio cómodo en el que quieras pasar tu tiempo».

A modo de ejemplo, citó sus propias oficinas en Copenhague, Dinamarca. «Podríamos haber construido un edificio de tres pisos y acomodar a 500 personas, pero decidimos convertirlo en uno seis pisos, que apenas utiliza la mitad de cada piso para conectar a toda la fuerza laboral en un solo volumen. Y tanto dentro como fuera hay una serie de escaleras conectadas que entrelazan la conectividad de cada piso con el grupo. No hay jerarquía de espacio y todos participan en el colectivo», detalló Rost. Y eso no es todo: «Hay ventanas panorámicas que enmarcan la visión del entorno, hay espacio para disfrutar al aire libre y la naturaleza y sumamos instalaciones de arte en todas partes. Hoy tenemos mucho espacio cultural para celebrar eventos», relató.

Otra de las bases de diseño del estudio es la sustentabilidad y con ello la posibilidad de reutilizar los espacios. «Si alguna vez fracasamos como arquitectos, creo que siempre podríamos convertir el lugar en un club nocturno y sería un éxito», bromeó Rost.

Estos conceptos también lo ayudaron a diseñar las oficinas de Google Cloud en San Francisco. La sede es un hangar 30 metros de altura con solo dos pisos bien diferenciados separados por «patios» que pueden cambiarse y adaptarse. El lugar da protagonismo a la luz natural, el contacto con la naturaleza y el impulso a la interacción. «La planta baja es más social y bulliciosa, el piso superior es de trabajo flexible. Cada equipo puede personalizar sus espacios utilizando las reparticiones temporales de las oficinas. También hay áreas externas para poder refrescarse, recargar energías y dejar de pensar en las tareas. Los espacios exteriores de las oficinas dejaron de ser para fumadores y ahora están destinados a todos», comentó Rost.

Pero además, el edificio es autosustentable en consumo de energía y agua. El techo cuenta con paneles fotovoltaicos que imitan en su diseño las escamas de dragones y generan la energía que se consume en su interior. Asimismo, trata el agua de lluvia y las residuales para que sea un edificio «agua neta cero».

Por su lado, Scott, cuya empresa es responsable de proyectos icónicos como el complejo Nike World Headquarters en Oregon, remarca que la verdadera transformación no se encuentra únicamente en las estructuras arquitectónicas, sino en las experiencias que generan.

Por eso, el experto invita a convertir los espacios de trabajo en ambientes atractivos, llenos de significado, y lo lleva a la práctica al poner énfasis en la experiencia. «El diseño debe responder a una narrativa que conecte con las emociones y las necesidades de los usuarios. No se trata de la construcción, es la historia, cómo dirigimos esa historia», explicó.

A su entender, esto comienza en el momento en que las personas entran al edificio y abarca hasta los detalles más pequeños, como el ambiente en los cafés o salas de reuniones. «Hay que diseñar con el tiempo en lugar de con el espacio, hay que obsesionarse con la experiencia en lugar del ambiente. Tienes que entender el porqué, el cómo y el qué. Usas eso y después resumes cada elemento de diseño. Y luego, tendremos que probar y aprender, vamos a construir constantemente desde allí», aconsejó.

Al respecto, Flom agregó que hoy dentro de un espacio de trabajo se deben crear experiencias que promuevan la movilidad e interacción. Por ejemplo, si alguien necesita reunirse con un compañero, que sea en salas de reuniones y espacios más acordes, y no junto al escritorio.

Para el empresario, Uruguay está alineado con los principales conceptos y tendencias de espacios de trabajo en el mundo, y reconoce que a nivel local concurrir a la oficina presenta menos barreras que en otros países.

«En Montevideo para algunos no cambia tanto ir a la oficina porque es todo cerca. Y si bien, la presencialidad no es para todos, si una oficina presenta buen diseño, ayuda a atraer el talento. Hay que dar un poco más, algo que no encuentre el trabajador en su casa, una mejor conexión, una buena sala de reunión, que tenga lugares para divertirse. Si las personas están mejor, lo disfrutan y lo van a elegir, y eso genera comunidad», concluyó.